sábado, 26 de julio de 2014

EVOLUCION PELIGROSA

 

MONTESINISMO, HUMALISMO, NADINISMO

 
LA PRIMERA, 26 07 14

El 28 tendremos un nuevo mensaje presidencial a la nación pero a nadie le preocupa. Todos hablan del poder de Nadine Heredia como gobernante de hecho, un poder que en estos días se ha visto reforzado y concentrado ante la permisividad de su cónyuge ciego a las sucesivas crisis políticas que ya han le costado varios cambios ministeriales. El Perú es el quinto país más informal del mundo y esa informalidad se está trasladando a la política.

Dios ciega a los que quieren perder. El círculo del poder fáctico de Nadine Heredia se ha consolidado. No solo controla al Presidente, al partido de gobierno, al Consejo de Ministros, al Congreso, al Ministerio Público a través de su primo, al Poder Judicial al decir de Javier Villa Stein, sino también a muchas otras instancias que no se ven pero se presumen obedientes con funcionarios que solo defienden su puesto. El equilibrio y la división de poderes se pierden.

Don Isaac Humala se ha referido al Club de las amiguitas para aludir a ella y a sus escuderas colocadas en puestos clave: Ana Jara como premier y Ana Solórzano como titular del Congreso.

De que valen tantos controles internos cuando un poder fáctico de ese calibre se enseñorea con la anuencia del mandatario que lo permite furtivamente abusando de la confianza de sus electores. De qué sirve preocuparnos por consensos o por políticas públicas si la estructura del Estado no sirve para gobernar y lo hace un pequeño conciliábulo que hasta ahora no ha logrado solucionar los problemas más acuciantes de la gente como son la inseguridad y el desempleo. Ellas, Nadine y sus amigas, decidirán bajo consigna el futuro cercano del país.

De la implosión de la bancada oficialista surgió un nuevo grupo de sugerente nombre: Dignidad y Democracia. Aún sin conocer el resultado de las elecciones congresales para las cuales se han agotado promesas y componendas, la fisura de Gana Perú lesiona la gobernabilidad que se escapa de las manos por rechazo a la consigna desconsiderada y arbitraria.   

Y es que Gana Perú ya no significa que el Perú gane. Las promesas políticas incumplidas han desgastado la unidad y la poca credibilidad de la primera minoría parlamentaria. La inseguridad del mandatario para gobernar y la ilegal delegación de poder en su esposa ha acelerado el desencanto y la pérdida de espacios. La vacilación contagió a sucesivos equipos ministeriales que van dejando primeros ministros en el camino. La administración de Humala no les ha dado confianza e importancia suficientes, parecen siempre mirar los toros desde la barrera, sin protagonismo ni compromiso, porque todo se decide y se hace en Palacio en el pequeño Club.

El gobierno de Ollanta Humala va entrando en el periodo del “pato cojo”, con poca autoridad y muchas falencias, a lo que se agrega la concentración ilegal del poder que puede paralizar las administraciones por rebeldía. Más aún cuando en los momentos críticos el gobernante tiende ser débil con los fuertes y fuerte con los débiles. No por gusto la bancada disidente ha criticado la práctica arbitraria, vertical y de consigna como lindante con el montesinismo. Acusación gravísima. Ya tuvimos bastante de eso y de la corrupción, la oscuridad, la prepotencia y las amenazas que proliferaron. Locumba quiso ser un símbolo de lucha por mayor democracia contra los poderes fácticos pero hoy esa supuesta gesta ha derivado perversamente en otro poder similar.

¿Sera Solórzano la predestinada para brindar a la presidenta de su partido las facilidades para llegar a la presidencia de la República el 2016? Nada parece imposible a estar por la audacia, el exceso de figuración y los alardes de poderío de la primera dama y su club.

 

EL CLUB DE NADINE

LAS AMIGUITAS Y EL MONTESINISMO

 
Correo 26 07 14
¿A quién le interesa el discurso presidencial de 28 de Julio?. A muy pocos, toda la atención está centrada en el Club de las Amiguitas, frase dedicada por don Isaac Humala a Nadine Heredia y a sus escuderas colocadas en puestos clave: Ana Jara como premier y Ana Solórzano como titular del Congreso. El protagonista no es el mandatario, son ellas las que se sentarán a la mesa no para jugar cartas sino para decidir el futuro del país. El poderío de la esposa del mandatario se concentra y crece con la complacencia de su cónyuge. La dama manda al Presidente, al partido de gobierno, al Consejo de Ministros, al Congreso, al Ministerio Público a través de su primo, al Poder Judicial -según afirma Javier Villa Stein- a lo que se suman muchas otras instancias que no están en la lista pero se presumen obedientes a través de los funcionarios que defienden su puesto. Ya no se trata de “cogobierno” ni importa siquiera que el presidente lo haya desmentido una y otra vez, hay un gobierno directo de la esposa que él permite con poco carácter y ningún deseo de molestarla.

Con la premier Ana Jara, sumamente cercana a Heredia, tantas veces su vocera para levantarla o para desmentir infundios y con Ana María Solórzano en la Presidencia del Congreso, también del círculo íntimo, el poder fáctico se refuerza, ejercido sin ninguna formalidad y con enorme capacidad de presión para decidir,  sin urnas ni responsabilidad. Nadie duda de su dominio político, ni de su control de los recursos vitales o estratégicos, ni de su audacia para imponerse. Todo ello lindante con el montesinismo como ha denunciado la flamante bancada disidente del oficialismo. El problema es que los "poderes fácticos" debilitan las instituciones y arriesgan la estabilidad de la democracia. Lástima no haber aprendido de las lecciones vividas desde el autogolpe de 1992. Que no haya sido suficiente rechazar en su momento los poderes omnímodos tras el trono, manipuladores desde la oscuridad y el amedrentamiento. Felices fiestas patrias, si se puede celebrar.

 

NO AL LIMITE DE LOS 70 AÑOS EN LA DOCENCIA


EL RECHAZO A LA SABIDURÍA

Correo 11 de julio del 2014

Ollanta Humala promulgó la Ley Universitaria sin observaciones. El entuerto ha sido consumado. Nuestro Presidente no se dio el trabajo de leer uno de sus peores artículos, el que pone fin a la carrera universitaria a los 70 años. Absurdo, retrógrado, crepuscular, atrasado, sin visiones ni ambiciones, sin sueños de grandeza, con mezquindad que indigna, los legisladores descartaron de un irresponsable plumazo las vidas profesionales de maestros dedicados a transmitir sus conocimientos acumulados a los jóvenes que comienzan a vivir. En todos los países que progresan el saber es la base de la movilidad y el ascenso social. Con la nueva Ley, el docente dedicado al estudio deberá frustrar su entrega y su deseo de legar a sus jóvenes estudiantes lo que le costó años asimilar. Nuestros competentes representantes han tirado por la borda la habilidad adquirida de los maestros mayores para plantear los interrogantes a los jóvenes que plenos de ansiedades no tienen guía suficiente para conformar esa ciudadanía deseable, siempre dispuesta a reflexionar y solucionar los grandes problemas de nuestro país.

Ni siquiera se enteraron los obcecados congresistas de las múltiples ejecutorias del Tribunal Constitucional que rechazan el límite de edad para el retiro de los docentes universitarios. De magistrados que supieron valorar la experiencia y la sapiencia que no se improvisa. Todos mis ilustres catedráticos,  en el Perú y en Francia, pasaban largamente de esa edad y no puedo sino agradecerles sus valiosas lecciones de vida. En su nombre debo protestar por este atropello que viola la intangible misión educativa y el fundamental derecho al trabajo de los docentes universitarios, el que solo puede ser restringido por la inhabilitación física o mental pero nunca, nunca, por la edad. Que miren hacia otros países para que aprendan a honrar la ilustración, los estudios y la preparación de los que si saben y que nunca ingresarían a las universidades con la inopia, la soberbia, la intolerancia y el ímpetu avasallador y vertical que han demostrado deplorablemente nuestras autoridades.

 

PARA DEFENDER LA DEMOCRACIA

RECUPEREMOS LA POLÍTICA

Correo 04 de julio del 2014

No podemos dejar que la política -etendida como el ejercicio del poder que convence a los ciudadanos- entre en crisis por la debilidad de las instituciones y el estilo impositivo de gobernar. Necesitamos una política imbuida de valores como la justicia, la solidaridad y una nueva comprensión del crecimiento más social. También requerimos de héroes sólidos en los que la sociedad pueda verse reflejada, que no se caigan como ha sucedido con Benedicto Jiménez.

Política es hoy descartar el individualismo rampante para asumir el pluralismo y el respeto a la opinión del otro. Es que el discurso de la igualdad y de la cohesión social no se vea erosionado por las deficiencias del gobierno. Es no permitir el desencanto de la gente ante el enunciado de los grandes fines y la falta de auténtica vocación para realizarlos. Es evitar el desgaste que significa su subordinación a dictados más pragmáticos que utópicos.

Porque necesitamos la utopía de las propuestas y las ganas de cumplirlas para canalizar el activismo político, en especial el de los jóvenes que hoy forman mayoría electoral. El futuro de la democracia pasa por buscar formas de seducir y conectar con las nuevas sensibilidades políticas. Por motivar la cooperación y no la oposición ni el cuestionamiento generalizados. Para no hacer oídos sordos ante los problemas como por ejemplo la huelga de médicos y enfermeras del MINSA que lleva ya más de un mes. Para estar atentos a las sensibilidades como la de la comunidad universitaria que hoy se opone a la Ley Universitaria que está en la antesala de la promulgación. Política es atender, escuchar, convencer, no romper los puentes entre los gobernantes y los gobernados.

Dos aspectos a subrayar: uno: la dimensión de la honestidad. No sólo como rectitud moral, también como rasgo que limita la tendencia de los políticos a entrar en una subasta de promesas que saben que luego no podrán cumplir. Dos: decir la verdad y proyectar el ideal de la sociedad decente empezando por el propio partido de gobierno y sus propuestas. ¿Será mucho pedir?

LA LEY UNIVERSITARIA


EL ARTE DEL DESGOBIERNO
 
Correo 27 0614

Un nuevo caballazo esta vez con la Ley Universitaria consagra, como en otros casos, el estilo de gobierno de Ollanta Humala,  a contracorriente del arte de la política que busca convencer a los gobernados. El acuerdo social es la Constitución que todo gobernante debe respetar. Pero aquí sin diálogo ni debate estamos ante la pura imposición en las antípodas de la política que debe apuntar a la convicción. Tan simple como eso y tan diferente de la lógica militar que se sostiene en la obediencia sin dudas ni murmuraciones. El gobernante es el primer mandatario, se debe a su pueblo que le da el mandato. No tiene cetro ni carta blanca, debe responder a quienes lo eligieron y renovar su legitimidad permanentemente. Persuadir con argumentos para seguir siendo aceptado. Pero Humala cree y ejerce la coacción, el apremio y la fuerza. No con todos evidentemente. Quiere hacer una reforma de la salud con los médicos en contra y con megáfonos en las calles. Una reforma del servicio del Estado con una ley repudiada por los servidores públicos que sectorialmente pugnan por salir de ella. Una reforma universitaria con toda la comunidad académica en contra y paremos de contar porque hay mucho más. Así no se gobierna, se desgobierna.

La Ley Universitaria es un error. Sin consenso en la comunidad académica, con precario acuerdo en el Congreso que la aprobó sin respeto a los predios a los que pretenden ingresar con caballos y no con ideas. Punitiva, sancionadora, dirigista, sin estímulos suficientes para esa nueva universidad de calidad que requerimos. Sin pautas para salir de los extremos del negocio privado rentable o de la pobreza por desfinanciación y abandono público. Si pretendemos calidad académica comencemos por no digitarla ni controlarla menos aún restringir ese único espacio que tenemos para el debate, la divergencia y la controversia. Universidad es universalidad y expresión del pensamiento, nunca bayonetas ni silenciadores.

 

LA ENTREVISTA DE NADINE


 
ESCLAVA DE SUS PALABRAS

Correo 01 05 14

La entrevista de Nadine Heredia a la revista Cosas ha dado la vuelta al país y al mundo como ejemplo de lo que no se debe hacer. Habló lo que no debía y al reparar en ello intentó evitar la publicación con lo cual originó otro problema más grande que el anterior. Exceso de elocuencia más voluntad de censura no dan buenos resultados. Y como no podía ser menos las críticas han menudeado. Ha quedado claro, por palabras propias, que su poder es muy grande dentro del partido de gobierno lo que no es discutible y también dentro del gobierno lo que es altamente discutible. Si quiere apoyar a su marido, muy loable, pero apoyar no es intervenir y menos decidir a todo nivel, político y social. Mala faena que ha hecho que todos los desmentidos oficiales acerca de su gran poder choquen con su incontinencia verbal que incluso deja mal parado al presidente Ollanta Humala. Es su esposa pero no tiene derecho a lastimar una institución suprema que es la Presidencia de la República que personaliza a la nación.

Y llama la atención que todo un aparato de gobierno se vea comprometido ante una voluntad férrea de poder envuelta en guante de seda, como el que puede usar una mujer joven, bonita y carismática, que lo es a estar por las hermosas fotos de la revista. Pero el tema es y seguirá siendo que no hay propósito de enmienda ni reconsideración en el ejercicio de ese poder fáctico de Nadine Heredia sobre su partido, su esposo -que es el Presidente de la República- y sobre su gobierno. El Mandatario se debe al mandato del pueblo no al de ella. Sin duda es una mujer fuerte, como lo dice nuestro director, pero no tanto como para no dejarse dominar por la tentación de hablar demasiado y convertirse en esclava de sus palabras. Más allá de sus propios intereses que son representar una figura política confiable, sagaz, capaz, oportuna y auto controlada que el país necesitaría. Por el momento ella contradice su objetivo.