RESPUESTA A ARTICULO DE MPT: REGULACION O AUTORREGULACION DE LOS MEDIOS
Eduardo Ruiz
Por su interés reproducimos la respuesta de Eduardo Ruiz a mi artículo sobre la iniciativa del Presidente del Poder Judicial para penalizar la interferencia telefónica y la difusión de los contenidos obtenidos ilícitamente. MPT
Por motivos ajenos a mi voluntad respondo con retraso a este análisis de María del Pilar Tello. Su artículo me parece interesante, y la propuesta de César San Martín, muy necesaria. No podemos dejar de hacerle frente, con la ley en la mano, a los excesos en los que hoy, impunemente, incurren los medios de comunicación o de manipulación, como algunos les llaman.
Sabido es que en la construcción de un sistema democrático, la comunicación social está llamada a cumplir un papel muy importante. El Estado de Derecho es el marco en el que deben realizar su función con mesura, con sensatez y con respeto a la dignidad de todas las personas. Pero si los periódicos y la televisión se desentienden de su responsabilidad, el poder público no puede cruzarse de brazos, ni otorgarles un cheque en blanco, mirando para otro lado.
Sabido es que en la construcción de un sistema democrático, la comunicación social está llamada a cumplir un papel muy importante. El Estado de Derecho es el marco en el que deben realizar su función con mesura, con sensatez y con respeto a la dignidad de todas las personas. Pero si los periódicos y la televisión se desentienden de su responsabilidad, el poder público no puede cruzarse de brazos, ni otorgarles un cheque en blanco, mirando para otro lado.
Los lectores cada vez comprobamos que los medios no expresan correctamente la realidad, sino que intencionadamente la distorsionan y ocultan aspectos importantes que la ciudadanía tiene derecho a conocer. Reiteradamente los propietarios de los medios predican y defienden la libertad de expresión y el derecho a la información; pero, en realidad, se comportan haciendo caso únicamente a sus intereses, casi nunca respetando el derecho de los lectores y del común de los ciudadanos. Observemos cómo tratan de manipularnos; desde la manera de presentar un titular hasta la forma de elaborar y difundir el contenido de los textos informativos, comentarios y artículos de opinión; en todos éstos se nota mucho la falta de objetividad y hasta de escrúpulos. Y no se advierte ninguna voluntad de autorregulación ni la saludable tendencia a la autocrítica.
En la presentación de la noticia y el comentario, más bien, se percibe un no disimulado descaro y un descuido grande con respecto a la veracidad y el rigor, dejándonos a los lectores y televidentes ante la comprobación de que tan sólo importa el éxito de las posiciones ideológicas y políticas o los negocios de los que son afines y preferidos de los propietarios del periódico o canal de de TV. Muchas veces, los editoriales y la redacción de los informativos exageran, deforman u omiten datos que pueden ser de interés vital o de posible beneficio inmediato para los ciudadanos; pero se ve que éstos poco importan.
Hace algunos días he leído que un activista del movimiento de los INDIGNADOS de Madrid, le hacía un reproche al responsable de uno de los peródicos españoles contrarios a ese gran movimiento social juvenil: "Ustedes ejercen una profesión que, sin exagerar, está desacreditada, porque les falta veracidad, seriedad y valentía moral". Y es verdad; la falta de honestidad en muchos medios es evidente. La escandalosa actuación del periódico británico News of the world, propiedad de Murdoch, difundiendo datos confidenciales obtenidos por métodos indecorosos e ilegales, ha acrecentado la desconfianza y la reprobación ante una clase de periodismo sin escrúpulos, que rechaza cualquier regulación, para defender y practicar el "todo vale", incluído el soborno, el chantaje, el espionaje, la delación y demás prácticas perversas y condenables, que caen dentro de lo que el Código Penal debe sancionar drásticamente.
En definitiva, coincidiendo con la opinión de la Dra. Tello y con la iniciativa del Dr. San Martín, o los medios se autoregulan y actúan dentro de la ética de la responsabilidad -obligándose a observar un comportamiento correcto, como un servicio público nada sospechoso- o interviene el poder público, en nombre de los intereses generales de la sociedad, para regularlo con las cautelas y las garantías que establece el ordenamiento jurídico del país.