PAIS DE VIOLADORES
Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo el 28 10 2017
Todos estamos indignados. La violación de la jóven
empadronadora por un criminal desalmado ha sido la gota que colmó el vaso. Se
suma a las imágenes de golpizas que pueden llegar al feminicidio y a las cifras
que colocan a nuestro país entre los más violentos del mundo. Es entonces explicable
la ola de rechazo por el maltrato cotidiano contra la mujer.
Lamentablemente nada de lo que hasta hoy se ha podido
hacer en concientización o en represión ha podido disminuir este fenómeno que
tiene mucho de cultural en un fondo de pasividad. Por eso fue tendencia en
Twitter la frase Perú País de violadores que ha sido repercutida miles de veces
con tristeza, dolor y rabia.
Sin desconocer estos sentimientos y atendiendo a que
la defensa de la mujer debe ser una bandera asumida por todos los peruanos de
bien, debemos rechazar esta generalización ofensiva. Que existan miserables que
no tienen claros sus valores, que han trasgredido leyes y normas de convivencia
humana, no quiere que todos los peruanos deban ser satanizados. Que todo el
país sea colocado en ese infierno descalificador atenta contra la moral
colectiva. Que los hombres correctos que rechazan esta situación se encuentren
dentro de los criminales cuando su conducta ha sido siempre respetuosa no es
justo ni para ellos ni para la imagen del país. Tampoco para los jóvenes y los
niños que empiezan a socializar y se encuentran con estas palabras
estigmatizantes.
Es tiempo que los medios de comunicación asuman
responsabilidad para que esta frase tendencia no se extienda. Si bien en las
redes sociales no existe mucha prudencia si la deben tener quienes afirman que
la autoregulación mediática es la opción para que contenidos desmoralizantes no
hagan su camino en la mente de la gente. Los peruanos necesitamos creer y saber
que estamos más cerca de la ética que del crimen.