sábado, 30 de septiembre de 2017


VUELVE 
LA REVOLUCION SOCIAL


Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo del 30 09 17

Esta semana PPK aseguró que la Revolución Social es la única forma de lograr la reconciliación nacional. Muy cierto y muy importante. Pero la credibilidad del mandatario ha bajado, su discurso ya no tiene el mismo impacto. No es que sea menos necesaria, más que nunca es importante garantizar el acceso de todos los peruanos a los servicios del Estado para asegurar la paz y armonía social.

Durante el homenaje a los integrantes del Grupo Especial de Inteligencia PPK indicó que solo cuando los niños tengan una buena educación, haya una salud pública eficiente, agua potable y caminos, se tendrá paz en el país. Pero ¿qué está pasando con los miles de peruanos afectados en el norte que después de muchos meses siguen abandonados a su suerte a la espera de la famosa reconstrucción con cambios que no debe demorar pues se trata de necesidades esenciales como alimentación, vivienda, salud. Los módulos para vivienda entregados han generado justificadas críticas y sospechas de malos manejos. Bien dice PPK que si no hay atención básica habrá semillas para “ideologías malignas” y por ello el abandono debe  ser superado a comenzar por los más necesitados.

Tan importante como activar la memoria y los reconocimientos para los servidores públicos que prestaron servicios esenciales y nos devolvieron la esperanza es recuperar la confianza. Aunque no lleguemos todavía al ideal de la revolución social es esencial que PPK demuestre que estamos en la buena senda. Si queremos seguridad y existe dinero para la atención básica ¿por qué el norte afectado sigue sin ser atendido? 


Es cierto que la mayoría de la gente quiere seguridad, prosperidad y educación, que todos buscamos desterrar los extremismos. Toca al gabinete Araoz activar la esperanza y presentar ante el Congreso un Plan de Trabajo creíble para la zona afectada. Que pasen del discurso a la acción.

LA SUNEDU 
ATACA DE NUEVO


En Político.pe el 30 09 17

En la Comisión de Educación del Congreso presidida por Paloma Noceda se encuentran en debate seis proyectos de ley en torno a la supresión o a la modificación del artículo 84 de la Ley 30220, Ley Universitaria, que señala que “la edad máxima para el ejercicio de la docencia en la universidad pública es setenta años. Pasada esta edad solo podrán ejercer la docencia bajo la condición de docentes extraordinarios y no podrán ocupar cargo administrativo.”

Sin atender este debate congresal la SUNEDU acaba de publicar en el diario oficial una Resolución de Consejo Directivo 034 2017 SUNEDU de 25 de setiembre por la cual pretende imponer criterios para supervisar el límite de edad para la docencia y para los cargos administrativos ocupados por docentes mayores. Es una norma inútil que aborda el supuesto objetivo principal en unas cuantas generalidades mientras el resto de la Resolución lo dedica a conseguir que salgan de los cargos quienes han superado los 70 años.

La SUNEDU que venía mostrando cierta ponderación pasa por  alto el debate parlamentario y las palabras del mismo Presidente de la República que hay dicho que el límite debe ser elevado a 75 años. ¿Es que no existe comunicación ni coordinación al interior del Ejecutivo? ¿Qué dice el Ministro Idel Vexler de esta Resolución que lo desautoriza pues tantas veces se ha pronunciado por la meritocracia y la calidad de la educación superior? Le toca poner orden en su sector y en su lugar a la SUNEDU que ignora el momento y el debate político y crea profundo malestar en la universidad pública.

De hecho el tema no está resuelto y ha generado muchos problemas dado que no existe reglamento para la evaluación de los docentes mayores ni presupuesto para atender a quienes pasan a la categoría de extraordinarios.

Este 22 de septiembre el Pleno Nacional de Rectores de las universidades públicas y privadas, que integran la Asociación de Universidades del Perú, ASUP, analizó la situación a tres años de la Ley 30220 y demandó la férrea defensa de la autonomía universitaria. Para ello invocaron al Ejecutivo y al Legislativo la inmediata modificación de esta Ley que entre otros aspectos permite una grosera intromisión en la autonomía universitaria que según el Tribunal Constitucional se manifiesta en la autorregulación.

La edad, por sí misma, no constituye el único criterio para evaluar el rendimiento de un docente universitario, es evidente que la calidad de su enseñanza no está relacionada con ella. Ningún profesor universitario es bueno o malo por la edad sino por los grados académicos, la actividad investigadora, sus publicaciones, entre otros. Si es necesario evaluar el desempeño profesional de los docentes no puede hacerse usando mecanismos restrictivos del derecho al trabajo. Sobre todo no condenar al docente mayor a la indigencia como pretende la SUNEDU que va más allá de la Ley al señalar que si la universidad tiene ya el 10% de docentes extraordinarios el resto se va a la calle sin evaluación.

El Ministro Vexler debe conocer que la constitucionalidad de la Ley 30220, sobre el límite de la docencia en la universidad pública, no fue refrendada por el pleno del TC. Los magistrados Blume, Miranda Canales, Ramos y Espinoza Saldaña se pronunciaron en voto singular contra el proyecto firmado en mayoría en este tema preciso. De los cinco firmantes de la Sentencia cuatro votaron contra fijar una edad máxima para la docencia.


Y es que la capacidad del docente no depende única y exclusivamente de factores temporales. Corresponderá al Congreso suprimir el absurdo límite de edad fijado en la Ley Universitaria para dejar que las universidades en ejercicio de la autorregulación tomen las mejores decisiones. Y corresponderá al Ministro Idel Vexler suspender o anular esta absurda Resolución de la SUNEDU que siembra mayor discordia y conflicto en la universidad pública. Antes que el tema pase a mayores.

domingo, 24 de septiembre de 2017


NI DISOLVER 
NI VACAR

Mi columna Hoja de Tiempo en Correo el 23. 09. 2017

El cinco de abril de 1992 Alberto Fujimori rompió la constitucionalidad y disolvió el Congreso bicameral además de intervenir el Poder Judicial. Concentró todo el poder y el impacto de este extremo gesto político se reflejó durante la década en arbitrariedad y excesos con un régimen que se legitimó con el llamado Congreso Constituyente Democrático y con una nueva Constitución. Pero ningún peruano de bien quisiera que lo sucedido se repitiera en nuestro país.

25 años después es el Presidente del Congreso, Luis Galarreta, perteneciente a la bancada fujimorista el que llama a no permitir ni tolerar golpes de Estado. Y a fortalecer el control político y la fiscalización que Alberto Fujimori no quiso aceptar en su momento.

Excelente discurso. Nadie podría estar en contra de que el Parlamento del actual quinquenio represente un “contrapeso político”. Paradójico que sea un fujimorista el que lamente las interrupciones a la democracia ya que la última de ellas estuvo a cargo del mentor de su partido. Muy bien que diga que nunca más debemos permitir ni tolerar los golpes de Estado. Igualmente loable resaltar la necesidad de fortalecer y consolidar las funciones de legislar, representar y fiscalizar. Pero como bien ha dicho la flamante Primera Ministra, Mercedes Araoz, todo el país espera que esas funciones legales y legítimas se cumplan con responsabilidad, sin arriesgar con el dominio numérico la estabilidad y la gobernabilidad indispensables para cumplir con los objetivos nacionales.

El equilibrio de poderes entre el Legislativo y el Ejecutivo es un principio democrático y una necesidad. Al parecer se estaría logrando después de la remodelación ministerial que siguió a la caída del Gabinete Zavala. Y este equilibrio debería ser conservado con respeto y moderación para dejar atrás amenazas y temores de soluciones extremas como podrían ser la vacancia presidencial o la disolución del Congreso. Ambos significan jugar con fuego.





EDUCAR 
PARA PACIFICAR

Publicado en Político.pe el 23 09 2017

Mucho se habló de la excesiva politización del Tribunal Constitucional cuando falló por la inconstitucionalidad del Reglamento del Congreso con fuerza de Ley que penalizaba el transfuguismo violando derechos y deberes de algunos representantes elegidos. Ahora el máximo tribunal demuestra que sabe hacer Política no partidaria pero sí gran Política.

En histórica sentencia del 14 de marzo pasado el Tribunal Constitucional ordenó al Ministerio de Educación implementar un Plan de Acción al 2021 para asegurar el acceso a la educación de la población en zonas rurales de extrema pobreza, dando cuenta cada seis meses.

La sentencia considera que el estado de cosas que vivimos en el ámbito educativo es inconstitucional. Y con ello se refiere a la escasa disponibilidad y accesibilidad a la educación de las personas que viven en extrema pobreza en el ámbito rural.

Con argumentación precisa ordena al Ministerio de Educación que diseñe, proponga y ejecute un Plan de Acción que en un plazo máximo de cuatro años, que vence el 28 de julio de 2021, año del Bicentenario, pueda asegurar la disponibilidad y accesibilidad a la educación de niños, adolescentes y mayores de edad, de extrema pobreza del ámbito rural, empezando por los departamentos de Cajamarca, Amazonas, Ayacucho y Huancavelica.

Les corresponderá a ambos poderes, el Ejecutivo, en coordinación con el Legislativo, realizar las gestiones que aseguren dicho Plan de Acción. El MINEDU deberá informar al Tribunal Constitucional, cada 6 meses, del avance de lo dispuesto en esta sentencia que representa un notable avance para el cumplimiento del ideal constitucional de un Estado que de educación para todos.

Esta es la forma de contrarrestar la pobreza y la violencia. De avanzar en el desarrollo y pacificar. Y es un buen momento político para que se implemente desde que favorece a los sectores más vulnerables a los radicalismos. Más aún cuando acaba de ingresar un nuevo Ministro de Educación como Idel Vexler, experto en políticas públicas para este sector controvertido y difícil.

Dada su capacidad e independencia, el nuevo titular podrá aplicar sus ideas, ojalá sin ser acusado de oponerse a la reforma meritocrática en la educación primaria. Y en la educación superior podrá velar por la autonomía universitaria y el apoyo a la universidad pública como ha ofrecido.

Soplan nuevos vientos en la educación peruana. Pero al mismo tiempo se constata la orquestación de ataques mediáticos contra Vexler por haber sido crítico de la gestión de Jaime Saavedra, tan elogiada  por la mayoría de la prensa. No se quiere recordar que durante la conducción de Saavedra en el MINEDU se generaron muchos problemas y en la universidad pública nunca hubo tantos conflictos.

La expectativa se justifica. El Perú necesita el mayor énfasis en la educación básica y secundaria pero también en la universitaria. El Tribunal Constitucional así lo ha entendido y ha entregado a los políticos un aporte sustantivo para la igualdad de oportunidades que caracteriza a todo Estado democrático.

Promover educación de calidad para todos los sectores es comenzar a construir la sociedad que queremos, sin pobreza ni violencia. Verdaderamente pacificada para el desarrollo.  


domingo, 17 de septiembre de 2017

¿UN NUEVO COMIENZO?

Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo del 16 09 17

¿Quién gobierna el Perú? Esta pregunta circula en medios extranjeros. ¿Es el presidente PPK, elegido para evitar que los fujimoristas se auparan también en el Ejecutivo, después de haber ganado holgadamente la mayoría absoluta en el Congreso? ¿O es Keiko Fujimori quien después de pedir públicamente a PPK el cambio ministerial lo ha determinado con sus huestes congresales quitándole la confianza al gabinete Zavala?


Parece que ninguno de ellos gobierna, al final son los termocéfalos que rodean a las cúpulas los que quieren llevar al país al anarquizante dilema de la vacancia presidencial o el cierre del congreso. El resultado de la colisión extrema de poderes es la suma cero. Nadie gana, menos el país. 

El conflicto político ha escalado y muchos predicen una nueva elección parlamentaria en la que el fujimorismo sin Kenyi se fortalecería tornando una elección congresal en pre presidencial. No es tan cierto ni tan fácil. Sin hablar del escándalo Lava Jato que podría alcanzar a KF, el fujimorismo ha visto en riesgo su poder por la sentencia del TC que permite la división de las bancadas incluyendo la de Fuerza Popular hasta ahora avasalladoramente sólida. La mordaza gráficamente denunciada por Kenyi Fujimori no les anuncia buenas nuevas. Uno de los últimos gestos de la superbancada naranja podría haber sido el rechazo de la confianza para tumbar al gabinete Zavala a fin de mostrarse implacables con el Gobierno. 

El desafío está planteado y la bola está en el campo de PPK que debería dejar de lado su terquedad en mantener a tecnócratas que no dan fuego político. PPK necesita coherencia, calidad y disciplina en sus filas. Tiene la sartén por el mango y podría optar por un gabinete de ancha base para enfrentar un fujimorismo que pronto podría estar dividido. Así haría de la crisis de hoy un nuevo comienzo. Del limón una limonada.


OPCIONES 
NO PREDICCIONES

En Político.pe del 16 09 17

La discrepancia enriquece el debate. Mi muy admirado y querido amigo César Campos afirma en este mismo portal que Mario Vargas Llosa debe purgar por siempre y para siempre por sus torpes padrinazgos. Y habla de condena moral. Palabras demasiado duras sin fundamento. Nuestro Nobel expresó sus opiniones en situaciones preelectorales, opciones que no fueron aisladas, por el contrario fueron compartidas por millones de ciudadanos que votamos por el anti en este caso para evitar que el fujimorismo se entronizara nuevamente como gobierno.

Si esas opiniones -que César llama padrinazgos- influyeron en las votaciones no creo que definieran un cambio radical en el voto. Y menos aún creo que alentar una opción electoral determine responsabilidad respecto del gobierno que de ella saldrá, o de las cualidades o flaquezas demostradas por cada gobernante.

Los casos de Alejandro Toledo y de Ollanta Humala llegados al gobierno en oposición al fujimorismo no eran de ruta previsible. Si tuviéramos la facultad de adelantarnos al futuro nos quedaríamos sin elecciones, sin candidatos y sin votos.

Millones de peruanos votamos por Toledo y por Humala y nada hacía prever sus corruptelas. Un drama nacional que sentimos y repudiamos, imputable a las acciones personales de cada uno, para nada responsabilidad de los votantes y menos de quienes favorecieron sus candidaturas como padrinos o como partidarios.

Los elogios prodigados por Mario Vargas Llosa a Alejandro Toledo cuando le tocó, por azar, conducir la lucha contra Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos no son punibles. Tampoco los que dirigió a Ollanta Humala y Nadine Heredia de quienes, como muchos, esperó mucho más. No es difícil entender qué Vargas Llosa se sienta sorprendido o decepcionado cuando todos los peruanos lo estamos. Es cierto que en la campaña electoral del 2001 se mostraron evidencias de la personalidad del candidato de Perú Posible pero estábamos en una campaña en la que las imputaciones falsas venían desde atrás y por cierto de una maquinaria fujimontesinista muy bien puesta y aceitada como bien vimos  en la década anterior. No creímos en esos momentos en que nos unimos en los ataques contra Toledo losque posteriormente ganaron credibilidad con los casos lamentables de su hija Zaraí y del aprovechamiento de la plata donada por George Soros para la recuperación democrática del país.

Justamente con César estuvimos durante largos años luchando por esa recuperación desde el Foro Democrático y conocimos del accionar punible del fujimontesinismo. Ahora muchos apuestan por el olvido de lo sucedido en esa década funesta pero no todos seguimos la senda del olvido, la permisividad y la tolerancia.

Mario Vargas Llosa no formó parte del gobierno de Toledo, es arbitrario acusarlo de oportunista. Si lo aconsejó con nombres como Roberto Dañino y Beatriz Merino tendríamos que agradecerle porque fueron excelentes, íntegros y leales primeros ministros republicanos que no podían siquiera imaginar lo que hoy estamos presenciando. Es más, muchos respetados y respetables políticos que hoy nos gobiernan, estuvieron en el gobierno de Toledo y no por ello les imputaríamos una corrupción que hasta ahora se revela personal.

Vargas Llosa es un gran escritor pero no es adivino ni futurólogo. Recomendó las opciones que creyó mejores. Su anti, en este caso contra el fujimorismo, sigue siendo razonable y necesario si cree, como millones de peruanos, que debemos evitar que nuestro país vuelva a pasar por el drama nacional que vivimos entre 1990 y el 2000.


sábado, 9 de septiembre de 2017

LOS TRÁNSFUGAS

Mi columna HOJA DE TIEMPO del 09 09 17

Los tránsfugas continúan en el candelero, la filtración de la supuesta sentencia del Tribunal Constitucional que les devolvería su derecho a formar o integrar bancada, más otros derechos inherentes a su representación, los ha devuelto a la vida política y los ha rescatado del limbo en que los había colocado el reglamento del Congreso. Han dejado de ser parias para ser nuevamente protagónicos. Y aunque la sentencia del TC aún no se conoce han recuperado posiciones.

La Real Academia Española considera tránsfuga a la persona que huye de una parte a otra o que se pasa de un partido a otro. En el Perú, el transfuguismo tuvo su momento cumbre cuando se conoció el famoso video Kouri Montesinos en que se veía al súper asesor de Alberto Fujimori comprando el pase de un parlamentario elegido por la oposición a la bancada del fujimorismo. Con este método Montesinos logró completar el número de congresistas para seguir con un Congreso incondicional, maniatado y sumiso. Lograron así la mayoría parlamentaria que el pueblo les negó en las urnas. A diferencia de esos tiempos declinantes hoy el fujimorismo es dominante, avasallador con su mayoría de más de setenta parlamentarios y necesita desalentar a quienes quieran dejar su bancada aunque sea para formar otra del mismo signo.

La discusión en el TC esconde la pugna interna entre Keiko Fujimori y su challenger Kenyi Fujimori. Sin diferencias sustantivas disputan el liderazgo de la oposición que hoy encarna la hija mayor de AFF más por números que por ideas o propuestas.

Pero también se juega el fraccionamiento de la representación nacional en tantas bancadas como sea posible conforme a las ambiciones de los privilegios y prebendas que existen en la escuelita parlamentaria que, no olvidarlo, está siendo vigilada por el país. Veremos si la pugna por una mejor ubicación significa dar la espalda o no a los electores propios.


LA CURUL VACÍA


En Político.pe del 08 09 17

Una cosa es ser tránsfuga preelectoral y otra postelectoral. Los primeros abandonan sus partidos para entrar a una lista de otro partido. Los segundos lo hacen después de ser elegidos movidos más por ventajas personales o de grupo sin mayor argumento político o ideológico. Menos aún legal o ético. A ellos se les aplica el Reglamento del Congreso de octubre del año pasado que les impide “constituir nuevo grupo parlamentario ni adherirse a otro los congresistas que se retiren, renuncien, sean separados o hayan sido expulsados de la bancada, partido político o alianza electoral por el que fueron elegidos”.

Poe eso los tránsfugas pidieron al Tribunal Constitucional la declaración de inconstitucionalidad y parecería que la han conseguido. Pero no les será tan fácil hacer abstracción del partido o agrupación política que los llevó a conseguir la representación en el congreso. Y de seguro de las condiciones que firmaron al inscribirse para la elección. La Constitución dispone la representación proporcional de los partidos políticos o grupos inscritos. Que concuerda con otra que dice: “Tales organizaciones (partidos, movimientos, alianzas) concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular. Su inscripción en el registro correspondiente les concede personalidad jurídica.”

¿A quién pertenece el escaño parlamentario? ¿Al partido que lo propone como representante o a la persona que gana la representación?

Hay una relación con los partidos de origen que no queda descartada cuando salen de ellos para opinar y votar como quieran, incluso contra los partidos por los cuales fueron elegidos. Pero ese debate no se está dando. La contradicción entre pertenencia y sujeción a un partido y libertad de opinión y voto, requiere de una interpretación de los artículos relativos a la elección y a la función representativa.

Hay que asegurar a los representantes legislativos la libertad de opinión y voto sin posibilidad de ser sancionados por ella pero al mismo tiempo velar por la autonomía de Poder Legislativo que no debería ser feudo de ningún partido.

La Constitución no impone a los congresistas la obligación de mantenerse en los partidos o grupos por los cuales son elegidos pero tampoco da libertad para el transfuguismo parlamentario. Si queremos limitar o impedir el aventurerismo, que hemos padecido demasiado tiempo, deberíamos abordar este debate una vez que el Tribunal Constitucional publique su sentencia que como sabemos es de obligatorio acatamiento conforme a la institucionalidad democrática y al Estado de Derecho.


domingo, 3 de septiembre de 2017

SOLO ACATAR


En Correo el 01 de septiembre del 2017

El Tribunal Constitucional habría tomado su decisión sobre la  ley anti tránsfugas que de concretarse cambiaría el escenario político y en especial el parlamentario. 

El TC estaría respaldando la plena representatividad de los congresistas y su no sujeción a mandato imperativo. No cae nada bien a los fujimoristas que el TC obligue a modificar el reglamento interno  del Congreso cuya fuerza de ley han usado para imponerse por número, sin que el Ejecutivo tenga la capacidad de ser un contrapeso real. 

El Congreso no puede desacatar la sentencia del TC aunque contradiga su voluntad de no debilitar su fuerza parlamentaria, de impedir que alguno salga de su bancada y de disminuir hasta la irrelevancia las atribuciones de representación, fiscalización y legislación de los disidentes.

Pretender castigarlos con la marginalidad, reducir al tránsfuga a un paria al que nadie recibe ni tiene en cuenta es una violación extrema de la libertad de expresión y del libre albedrío de un congresista llegado al Parlamento por votos ciudadanos a cumplir una misión, no para ser condenado al ostracismo.

La sentencia del TC provocará un terremoto en el Congreso respecto de las presidencias de Comisiones pero sobre todo por la posibilidad de otra bancada K, en este caso kenyista, que eliminaría la supremacía absoluta del keikismo. 

No pueden desobedecerla a riesgo de  violar el Estado de Derecho que ellos personifican superlativamente. Bien dice el Art 45° “El poder del Estado emana del pueblo. Quienes lo ejercen lo hacen con las limitaciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes establecen”. No hay más. 

Toda autonomía, mandato o acción se subordina a la Constitución, nunca por encima de ella. Si el TC declara la inconstitucionalidad debe ser obedecido, de rey a paje. El Estado de Derecho no se sujeta a gustos, intereses o voluntades, aunque sean de connotados congresistas.


EL RESPETO AL TC 
ES IMPERATIVO


Publicado en Político.pe el 31 de agosto del 2017

Los congresistas no tendrán mandato imperativo pero el respeto al Tribunal Constitucional si es imperativo para todos, sin distinción alguna. Parecería que los rebeldes a una sentencia del TC -que habría declarado fundada en parte la demanda contra la norma que impide a los congresistas disidentes formar grupos o integrarse a otros- no han leído la Carta Magna.

Hasta ahora Fuerza Popular ha defendido la unidad de su poderosa bancada amenazando a sus congresistas con el ostracismo, como sucedió con Jenny Vilcatoma y con Patricia Donayre. El instrumento para ello es el reglamento del Congreso que con fuerza de ley impide que los separados o retirados de sus bancadas tengan la posibilidad de formar nuevos grupos o integrarse a los existentes. Solo les queda deambular como parias sin que nadie los admita. En esta  situación las funciones, para las cuales recibieron el voto ciudadano, se ven melladas. Y por supuesto se ven limitados en su libertad de expresión y en su libre albedrío, violando derechos fundamentales, como lo habría considerado el TC.
  
Para el fondo del asunto no interesa que haya sido Gilbert Violeta quien adelantó en Twitter la decisión que habría tomado la mayoría del pleno del organismo que declara fundada en parte la demanda. Más temprano que tarde el TC oficializará su fallo y lo publicará en "El Peruano".

La Constitución es clara respecto de la jerarquía de las sentencias del TC. Su artículo 38° determina que “todos los peruanos tienen el deber de… respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación. Sería un contrasentido que los congresistas pudieran decidir al margen o en contra de ella. Especialmente claro es el artículo 45°: “El poder del Estado emana del pueblo. Quienes lo ejercen lo hacen con las limitaciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes establecen”.

Son esencialmente limitaciones al poder. Todo mandato, imperativo o no, se subordina a la Constitución y se ejerce dentro de lo que ella establece. Si como dice Mauricio Mulder los congresistas no tienen qué votar en sentido contrario al de su criterio y conciencia, el Estado de Derecho que obliga a todos sin distinción, no existiría. Solo contarían voluntades individuales que podrían desconocer los fines supremos de la nación.

Mulder calificó el fallo de "golpista" por corregir una norma del Congreso. Absurdo razonamiento que niega la labor precisamente vigilante y supervisora de la constitucionalidad asignada al TC, que al declarar la inconstitucionalidad determina la derogación automática de la norma sin esperar a que el Parlamento la modifique o emita una nueva.

Entendible el rechazo del fujimorismo respecto de una sentencia que cambiaría el escenario parlamentario y sobre todo el político en la medida que la bancada de Fuerza Popular avasalladora por números absolutos podría dividirse generando otra bancada de kenyista. El keikismo, que domina sin contrapesos disminuiría su poder, el desequilibrio entre el Ejecutivo y el Legislativo se relativizaría y nuevos vientos podrían correr para superar el bloqueo y la suma cero que hasta ahora han caracterizado las relaciones dentro del Estado.

Podría ser que con una derogatoria de la ley anti tránsfugas se aliente el fraccionamiento y la multiplicación de las bancadas como muchos temen. Pero los congresistas no son párvulos de escuela primaria, su consecuencia no debería depender de una ley que posibilita la división sino de su madurez y conciencia democrática.

A pedido de mis alumnos y amigos incluyo la entrevista que me hicieran para el reciente número la revista Ideele 272, Patricia Wiesse y Gerardo Saravia, Directora y Editor, respectivamente.

María del Pilar Tello: “Los gobiernos se enfrentan a los medios para no ser avasallados”
Patricia Wiesse Directora de la Revista Ideele
Gerardo Saravia Editor de la Revista Ideele
Ideele Revista Nº 272

Fue una pionera del periodismo político hecho por mujeres y del análisis político también hecho por mujeres y en el que, 30 años después, todavía muy pocas se animan a incursionar. Su estilo es el de las entrevistas extensas, densas, puntillosas; esas que se van volviendo documentos de consulta a medida que pasa el tiempo. Ha escrito 17 libros y va a presentar otro en la Feria del Libro. Dice que no puede dejar de escribir.

¿Has tenido un modelo para hacer tus entrevistas? ¿Algún periodista a quien admirabas? ¿Una Oriana Fallaci?
No, nadie. Cuando yo tenía 18 años mi papá me regaló un libro sobre Dolores Ibárruri, la Pasionaria, y ese libro me marcó. Yo ya había ingresado a la juventud comunista, era la criatura más joven de ese partido que en ese momento estaba en la clandestinidad. Me refiero al Partido Comunista de Jorge del Prado.
¿La rama pro-soviética?
Pero eso fue antes de la división chino-soviética. Yo fui testigo de la división. Después salí porque me casé, tuve a mi hija y me fui con mi familia a Francia. Y entre criar a mi hija y estudiar; no me quedaba tiempo para ningún devaneo político ni periodístico.
Tu libro Golpe o Revolución está no habido. No se encuentra en las librerías. Sobre este período del gobierno militar se ha hablado muy poco. Tú lo sacaste caliente.
No tan caliente porque yo me fui a Francia a hacer mi doctorado en Ciencia Política y estuve cuatro años ahí. El gobierno de Velasco cayó mientras yo estaba en ese país. Se sabía muy poco: todo era una burbuja, todo era confidencial, cerrado. Cada vez que nos juntábamos los peruanos era para preguntarnos ‘¿qué estará pasando, le cortaron la pierna a Velasco, qué pasó con Mercado Jarrín?’ Puras especulaciones porque no sabíamos qué pasaba, hasta que mi papá me regaló una suscripción a la revista Oiga que me comenzó a llegar todas las semanas. Entonces todos los peruanos se reunían en mi casa para enterarse de qué había pasado.
Regresaste al Perú en el gobierno de Morales Bermúdez, que había derrocado a Velasco.
Cuando yo vine quise hacer algo para resolver mis propias dudas y preguntas. Se me ocurrió hacer un libro de entrevistas. Hice una estrategia de dominó: conseguí que dos militares me aceptaran las entrevistas y después comencé a llamar a los otros. Les decía ‘mire, el otro me ha dado la entrevista. Usted me la tendría que dar para tener su versión’. Al final tuve a 14 militares de primer nivel que habían gobernado en la primera fase. Cerré con la entrevista a Morales Bermúdez que no me la quería dar porque me exigía revisar las otras entrevistas. Le dije que de ninguna manera. Lo único que yo les di a todos fue un temario con las preguntas. Yo no crucé la información ni la contrasté para que el lector pudiera sacar sus propias conclusiones. Yo era muy chica, qué confianza les daría, no sé.
¿Cómo aprendiste a hacer esas entrevistas tan detallistas, con preguntas de análisis y temas de profundidad?
Instinto puro.
¿Siempre te guías por tu intuición y tu curiosidad?
Yo he hecho muchas entrevistas. Durante muchos años estuve haciendo la entrevista central en La República, cuando estábamos enfrentados al fujimorismo. Sobre eso he escrito un libro de memorias que todavía no publico. Se llama El emperador de las sombras. Es el testimonio de la gente con la que hice la resistencia a Fujimori de 1992 al 2000. Los que estuvieron en el Foro Democrático, en el Comité Cívico por la Democracia, que tanto nos costó hacer. En esa época yo estaba sola acá en Lima porque mi marido y mis hijos estaban en Francia, y esta casa era considerada un antro de conspiración.
Te caracterizas por ponerle buenos títulos a tus libros. Golpe o Revolución, Bajo el volcán.
La idea de este último título fue de un alumno. Yo trabajo en la Universidad Villarreal donde he sido directora de la escuela política y ahora soy su profesora principal. Cuando yo les comenté sobre el libro, uno de mis alumnos me dijo que si Fujimori hubiera estado en Japón se le llamaría el emperador del sol naciente, pero en el Perú es el emperador de las sombras. Me gustó esa idea. Ese libro es muy interesante porque hay dos situaciones en las que he profundizado y que no se conocen: una es la caída de los magistrados del Tribunal Constitucional. Hay un capítulo con todos los alegatos de Paniagua, Ferrero, la defensa que los tres magistrados hicieron, las entrevistas que dieron. La otra es la suerte que corrió Montesinos después de su primera y segunda fuga y cómo lo trajeron al Perú. Se lo di a mi hija que vive en Estados Unidos y me dijo que le parecía tan fascinante como una novela.
Para hacer Golpe o Revolución entrevistaste a los militares que tuvieron los cargos más importantes en el gobierno velasquista. Fue sorprendente que una mujer tan joven hiciera un libro difícil por el tipo de entrevistados, por el período que se analizaba, por las preguntas analíticas que los obligaste a responder.
Una vez me invitaron para hablar con las secretarias de los militares, y una de ellas me preguntó cómo, a pesar de ser mujer, había podido hacer hablar a los militares. Le contesté que no lo hice a pesar de ser mujer sino por ser mujer.
¿Los militares son más condescendientes con las mujeres?
No lo sé, pero cuando una mujer rompe con el estereotipo de la frívola y se interesa en un tema nacional, se le da la confianza. Eso fue lo que sucedió con estos militares.
Pero no es fácil lograr esa empatía.
Es cierto, fue algo misterioso. Yo los cogí en un tiempo en el que ellos se daban cuenta de que la historia estaba pasando y que necesitaban dejar su testimonio. Y nadie se los había pedido de esa manera tan organizada y sin mala fe. El libro es un testimonio de parte de momentos clave, como la reacción de Graham ante el levantamiento de Morales Bermúdez en Tacna. Puse la frase textual: “La cagada, Morales se ha levantado”. Tengo los originales con las correcciones con el puño y letra de cada uno.
¿Quiénes te parecieron que tenían un discurso más elaborado, más coherente?
Yo tenía la impresión de que ninguno era ideológico. Solo Leonidas Rodríguez Figueroa y Arturo Valdés Palacio me parecieron que tenían más formación. El primero me contó una anécdota que se la había contado el propio Velasco: Caminando pata al suelo en los campos de Talara, un día había llegado a un gran portón con un letrero de la International Petroleum Company. Y debajo decía ‘no se admiten ni indios ni perros’. Le confesó que eso lo marcó y que pensó que algún día sacaría a esos miserables de ahí. Y miren que lo cumplió.
¿Golpe o revolución?
No creo que fuera un golpe. Hubo un trabajo de sensibilización con un componente de ambición por el poder, pero sobre todo de transformación. El que le puso la impronta al proceso fue Velasco que no era un hombre formado ideológicamente, sino un hombre de pura sensibilidad popular. Yo no lo he conocido personalmente, pero tengo las referencias de los militares que entrevisté.
¿Cómo se definía ideológicamente, o no se definía?
Él se sentía filoaprista, filocomunista, filosocialcristiano. Él recogía todos los discursos que sintonizaban con su sensibilidad y lo alentaban a hacer algo por el pueblo. Hubo toda una parafernalia que él recogió para crear una mística. Era una esponjita respecto de la motivación social y sabía escuchar. Yo hice unas entrevistas a los civiles que trabajaron con él que nunca publiqué, y eso fue lo que me dijeron.
En ningún momento su objetivo fue hacer una revolución socialista.
No, él quería un país desarrollado, pero no capitalista clásico. Los dos modelos que imitó fueron la autogestión de Tito en Yogoslavia y las comunas de Israel. Cuando tuvo que darle una organización a las haciendas expropiadas eligió las cooperativas. El pensamiento cooperativo era la vanguardia de un pensamiento colectivista.
¿Cuál fue su error?
Su debilidad estuvo en que no logró cohesionar a su grupo más cercano y cada uno disparaba por un lado distinto. En las entrevistas que les hice a Vargas Caballero y Arce Larco de la Marina, se refleja su posición elitista porque la Marina era un club de blancos y hubo una serie de situaciones que revelaban cuál era su posición.
Fueron solo siete años, pero cambiaron al país. Es irónico que Velasco muriera de una enfermedad y no víctima de una conspiración o de un atentado.
La enfermedad lo trastornó. Graham dice que veían enemigos por todos lados, sobre todo en los que fueron sus más cercanos como Leonidas Rodríguez Figueroa, Fernández Maldonado, Valdés, a los que fue alejando de su lado. Pensar que dos amputaciones y una cojera han pesado en el destino del Perú: Mariátegui, Velasco y Javier Diez Canseco.
Has entrevistado varias veces a Morales Bermúdez. Es un personaje medio oscuro, con un discurso confuso que no llega a definirse claramente de derecha. ¿Crees que traicionó a Velasco?
Sí, lo traicionó. Cuando yo hablé con él para convencerlo de que me dé la entrevista, le dije que era necesario que diera su versión porque todos los otros entrevistados lo atacaban y lo dejaban muy mal.
"Una vez me invitaron para hablar con las secretarias de los militares, y una de ellas me preguntó cómo, a pesar de ser mujer, había podido hacer hablar a los militares. Le contesté que no lo hice a pesar de ser mujer sino por ser mujer".
Se habla del enriquecimiento de algunos militares cercanos a Velasco.
Yo entrevisté a Tantaleán y después me hice muy amiga de su hijo Pocho, quien estuvo en la misma época que yo en Europa y había estado muchas veces en Grenoble donde yo estudiaba. Había toda una leyenda respecto del dinero y riquezas de Tantaleán Vanini. Él vivía en una casita de clase media. Me hizo pasar a su baño de visita y me dijo: “Estas son las llaves de mi baño. Míralas, la gente dice que son de oro. Nada que ver. Yo ando tan falto de plata que tengo que hacer caza submarina para mantenerme.” Me enseñó dos congeladoras que estaban en la sala y me mostró los pescados que les vendía a los restaurantes más finos.
¿Entonces no hubo corrupción en el gobierno de Velasco?
Yo no creo. Yo he visité las casas de los militares. Eran totalmente mesocráticas. A mí me sorprendió positivamente la forma digna en la que vivía Mesa Cuadra. El mismo Tantaleán tenía una casa en Punta Hermosa que visité cuando me hice amiga de sus hijos. La “gran” casa estaba compuesta por dos cuartitos y un corralón. Dos cuadras más allá estaba la casa de Mercado Jarrín que era un chalecito mejor hecho, más bonito, pero que en total tendría cinco ambientes.
¿Qué es lo que ha pasado en todos estos años para que hayamos llegado a estos niveles de corrupción y que ésta se haya convertido en el peor de nuestros males?
Creo que Fujimori es el culpable. Montesinos dio una lección de corrupción grabada en los videos.
¿Pero el aporte de Montesinos no fue la grabación de algo que ya existía desde mucho tiempo atrás?
La evidenció, la legitimó en la mente de la gente. A partir de ese momento cualquiera podía hacer cualquier cosa para salir de la pobreza. Cuando tú siendo pobre ves que los ricos son capaces de entregar su alma por un paquete de billetes, te parece que tú también lo puedes hacer y no pierdes nada. La frase ‘roba pero hace obra’ vale en Brasil, Chile, Argentina en porque hay un momento en el que el neoliberalismo se hace depredador, se hace salvaje, exige que no se le regule y tener carta libre para obtener la mayor ganancia posible. Ahí tenemos la crisis bancaria del 2008 que ha destrozado el modelo de bienestar de Europa. Los estados tuvieron que subvencionar las pérdidas de los banqueros para que sus sistemas económicos no cayeran.
Vamos a dar un salto de garrocha hasta tu libro Bajo el volcán. Lo hiciste literalmente bajo el volcán. Recogiste la preocupación de la sociedad que giraba en torno a la violencia política, Sendero y la pacificación en un libro de entrevistas muy a tu estilo.
Sí, recuerdo buenas y fuertes entrevistas al Gaucho Cisneros, a Javier Diez Canseco. Había una situación de ambivalencia en la sociedad porque Sendero representaba una protesta que muchos sentían válida y no lo decían. Yo he conocido muchos profesionales de altísimo nivel que justificaban a Sendero. Sentí que ese libro podría ser una fotografía del país al borde del abismo, y que hacer conciencia sobre esa ambivalencia significaba algo. Tuve una conversación con Cornejo Chávez, que era un hombre absolutamente seductor políticamente. A pesar de que yo venía de la izquierda, igual me seducía con su argumentación tan clara. Él me dijo: “La subversión la podríamos suscribir todos porque no queremos este país tal como está. Lo que no queremos es el terrorismo. Yo acepto la subversión, pero rechazo a morir la subversión terrorista. La clase política tiene que entender que este es un alarido del Perú y que nos está poniendo al borde del abismo porque tiene sus razones”.
La entrevista al “Gaucho” Luis Cisneros Vizquerra es memorable porque le preguntas sobre todo lo que se decía de él -que avalaba la guerra sucia, que era medio “facho”, que era un feroz anticomunista– y en ningún momento te intimidas ante él.
Yo nunca he visto a los militares intimidar a nadie. Yo he sido muy amiga de Jaime Salinas Sedó y me consta que su mujer lo dominaba. Lo que pasa es que en los militares hay un lado duro y otro muy humano. En el libro de Renato sobre su padre se ve claramente esa dicotomía. No sé si es porque una mujer lo interpela que el militar se ablanda. Yo vi su lado humano y por eso me permití decirle las cosas,  y él  justificaba todo porque realmente creía que estaba cumpliendo una misión.
¿Él no dudó en ningún momento de que su estrategia subversiva era la correcta?
Él se ponía por encima del bien y del mal para justificar la defensa del Estado y de su país porque consideraba que Sendero y el terrorismo podían destruir el país. Había esta fantasía de Pol Pot y los khmer rouge que circulaba como antipropaganda, y los militares eran los primeros que la asumían. Y claro, él era el duro, aquel en los que los otros militares se veían. Yo he hablado con otros militares y confiaban en la dureza del “Gaucho”, estaban seguros de que él nunca declinaría.
En las entrevistas que hacías llama la atención cómo personajes muy renombrados se equivocaban en las tesis que lanzaban. Nos llamó particularmente la atención Macera, quien te dice, por ejemplo, que una posible captura de Guzmán no significaría que Sendero deje de hacer acciones.
¡Y él era el oráculo en ese momento! Después de eso cometió su peor equivocación que fue enrolarse en el fujimorismo. Ahí perdió liderazgo político y moral porque él era sobre todo un oráculo ético. Después él me dijo que lo hizo porque no tenía pensión y no quería quedarse en la miseria.
Es difícil imaginarlo en la miseria.
Sucede. Yo he sido muy amiga de Armando Villanueva. Él no había podido conseguir una pensión habiendo sido Primer Ministro. En los últimos años fue vendiendo sus huacos, sus pinturas para vivir.
De todos los personajes políticos que has admirado, alguno te ha decepcionado porque esperaste más de él o porque “se te cayó” por algo?
Por ejemplo, Valentín Paniagua, mi amigo, a quien siempre he admirado y querido mucho, no cambió la Constitución fujimorista fraudulenta como pensábamos que debería hacer. Yo le reclamé tres veces que en las entrevistas él me había asegurado que lo iba a hacer. Y las tres veces me contestó ‘no es posible ahora; veremos más adelante’.
En los últimos años te has metido en un tema crucial: el poder de los medios de comunicación y su influencia en la política.
Sí, he escrito tres libros. En el 2014 el fondo editorial del Congreso publicó Dioses, diablos y fieras. Periodistas en el siglo XXI, que describe cuáles son los peligros por los que atraviesa la prensa en esta época de revolución tecnológica. En las facultades de comunicaciones y de ciencia política lo recomiendan en la bibliografía y por eso está agotado en las librerías.
Hay un enfrentamiento permanente entre los dueños de los medios y los gobiernos.
Así es. Hay un enfrentamiento por la hegemonía entre el poder mediático y el poder político. Ahora la política se hace en el campo de la comunicación. Justamente ese es el tema de mi otro libro: hay medios que hacen política y gobernantes que hacen comunicación. Los medios compiten con el Estado, y los gobiernos se enfrentan a los medios para no ser avasallados.
¿Qué peligro puede traer este poder inmenso de los medios?
Al frente de una democracia con gobernantes que han sido elegidos por el voto popular tienes un poder mediático que, sin ningún tipo de contrapesos ni regulación, compite con estos gobernantes y los avasalla. Debe haber un equilibrio. Mi posición es que debe haber un triángulo que incluya a la sociedad, que es la titular del derecho a la información, porque cuando se produce la polarización, la información que se recibe está contaminada, sea por los intereses privados, sea por los intereses del gobierno.
La sociedad debería intervenir, pero, ¿cuál sería la mejor manera de que realmente tenga peso y poder de decisión?
Mi posición es que debería intervenir en una tercería ciudadana, pero no tenemos esa sociedad empoderada e ilustrada en el nivel mediático.
Como objetivo estamos de acuerdo. Pero, ¿cómo aterrizas esa propuesta?
La he aterrizado en el tercer libro que he escrito sobre el tema. Se llama La industria de la conciencia. La sociedad mediáticamente empoderada. Esto se logra a través de los nuevos medios que la Internet hace posibles: los medios digitales, las radios por Internet, la televisión por Internet, los medios comunitarios y alternativos. Manuel Castells considera que la Internet hace posible lo que él llama “las redes de liberación de los espíritus” que nos van a permitir contrapesar la elaboración de contenidos que es el arma de dominación del poder mediático.
¿Tienes una visión optimista de nuestro futuro mediático?
Sí, pero también creo que hay un lado oscuro y peligroso en el manejo de las redes. Justamente estoy escribiendo otro libro donde hablo de eso.
¿No debe haber un organismo de regulación que ponga freno a la televisión basura, por ejemplo?
En el libro hay un capítulo que se llama autorregulación, regulación y corregulación. Esta última es una alternativa que ha venido del Reino Unido frente a los abusos de Murdoch y sus tabloides y se basa en un informe del juez Brian Leveson. Podría haber un organismo supervisor tripartito en el que estén representados la sociedad, los propietarios de los medios y el Estado. Porque en mi primer libro yo hablaba mucho de la autorregulación, del defensor del lector, de los códigos de honor, pero ya pasaron cinco años y es obvio que no funcionan. Si no, que me digan dónde estaba la autorregulación cuando le destrozaron la vida a Rosario Ponce.
Tú has sido presidenta de Canal 7 y de Editora Perú, de El Peruano y Andina en el segundo gobierno aprista. ¿Cuál es tu relación con el APRA?
De amistad. Yo conocí a Alan García acá y en Europa. Tuve una larga amistad personal con él, con Jorge del Castillo y Pocho Tantaleán. En Grenoble tenía dos grandes amigos: Gonzalo García Núñez que era aprista, y Gustavo Saberbein que era izquierdista. Cuando regresamos a Lima se cambiaron de bando olímpicamente. Yo siempre pensé que había un sustrato rescatable en ambos sectores. Cuando nos juntamos todos a luchar por el retorno de la democracia, formamos el Foro Democrático y yo creo que esa ilusión nos iluminó a todos para hacer el acuerdo de gobernabilidad que firmamos con Gustavo Mohme y que fue el antecedente del Acuerdo Nacional.
¿Tú sí crees en la responsabilidad de Alan García?
A mí con las prácticas corruptas de lejos y a la esquina. Yo denuncie la corrupción en Editora Perú, y cuando Alan García me pidió mi renuncia  yo se la di. Desde ahí nos hemos alejado. A pesar de que sigo enseñando en el Instituto de Gobierno de la Universidad san Martín, ya no tenemos ni la confianza ni el trato que teníamos antes. Quien cae en las prácticas corruptas debe pagar, sea el Rey o el Papa. No puedo saber si él robó o no robó, pero sí tuvo un entorno más que sospechoso. Cuando denuncié – junto con otros cinco gerentes -  la corrupción del gerente general que manejaba la compra de papel para El Peruano, él no me apoyó en la denuncia que hicimos.
Lo que no llegamos a entender es tu participación en el segundo gobierno aprista, cuando ya se conocían las denuncias de corrupción en contra de Alan García, que no se pudieron judicializar porque prescribieron.
Ahí me coges en un terreno un poco flojo porque el antiaprismo me ha parecido siempre una fuerza negativa que exageraba mucho con el fin de erradicar al único partido socialdemócrata del Perú. Me parecía que debía haber un centro entre una derecha anacrónica y una izquierda que no llegaba a tener el liderazgo social que se requería.
"Creo que Fujimori es el culpable. Montesinos dio una lección de corrupción grabada en los videos".
Golpes, revoluciones y volcanes
¿Qué estudiaste?
Derecho y sociología. Además tengo un doctorado en ciencia política. Soy periodista de oficio; recién la Asociación Nacional de Periodistas me ha dado mi título.
¿Cómo llegas al periodismo?
A mí siempre me gustó el periodismo porque mi padre era abogado y periodista. Él se llamaba Napoleón Tello Rodríguez. Mi padre fue aprista y estuvo en la cárcel por serlo. Él decía que era el abogado de las causas perdidas porque defendía a los comuneros, a los trabajadores, a los de Huayanay. También fue periodista de La Prensa, de La Crónica. Cuando yo tenía seis años mi papá me llevaba a La Crónica donde redactaba su columna diaria que se llamaba “Buenas Tardes”. Yo la recortaba y aprendí a leer leyéndola.
Tu padre vivía del periodismo. Lo del derecho era como su servicio social.
Sí, era más periodista. También tenía un programa  de 12 a 1 de la tarde, en Radio Victoria, que se llamaba “Cruz del Sur”. Yo estudiaba en el colegio fiscal General Prado porque mi madre era profesora ahí. Yo vivía en El Callao y en esa época las casas tenían las puertas y ventanas abiertas y podrías escuchar lo que pasaba adentro. Recuerdo que mientras yo caminaba para ir a mi colegio en la tarde, escuchaba la voz de mi papá que hablaba en la radio.
¿Y cuándo empieza tu experiencia periodística?
A los 15 años, cuando estaba en quinto de media, El Comercio ayudó a formar una asociación de periodistas escolares. Me llamaron porque yo era la lumbrera de mi colegio. Yo estaba feliz. Nos reuníamos en el colegio Guadalupe con un periodista de El Comercio, Alberto Matos, a quien nunca más volvía a ver, y él fue el que nos metió en el periodismo y en la política. Mi primer artículo lo escribí a los 18 años, cuando ya estaba en San Marcos, para una revista que se llamaba “Callao”. El director me encargó hacer un artículo sobre la enmienda Hickenlooper.
Después viajas a Francia para seguir estudiando.
Imagínense que primero yo nunca había salido de El Callao. Yo venía de una gran unidad escolar casi monacal. Era muy joven todavía. Ir todos los días hasta el centro de Lima era un viaje interprovincial para mí. Ahí en la casona de San Marcos había una turbulencia permanente. Al año nos fuimos a la ciudad universitaria que era otro mundo para mí. Me quedó la impronta de esa década de fines de los 60 y comienzos de los 70. Después me fui a Francia para terminar mi maestría y hacer un doctorado.
Bajo el volcán se podría volver a reeditar.
Yo solo tengo dos ejemplares. Le di todos los libros a Chachi Sanseviero y seguramente se vendieron en El Virrey. Varios años después le pregunté si tenía alguna liquidación que darme y ella me dijo que si yo tenía alguna constancia de que se los había entregado. Yo no tenía nada. Le pedí que me diera algunos ejemplares y me dijo que no me los podía dar.
¿Nunca has recibido los derechos de autor de tus libros?
Nada, nada. Justo hablaba con un chico que ha sacado unos cuentos para niños y me dijo que la editorial le ha dado un cheque por 1200 soles. Le dije que se diera por bien servido porque yo nunca he recibido ni un sol.
Eres fan de Harry Potter.
La saga me parece una maravilla. Me he leído todos los libros; me parecen súper seductores. De ahí he sacado el término Potter-política, que ha generado en los chicos un maniqueísmo entre buenos y malos. Lo ha señalado bien Ross Douthat en el New York Times: son los jóvenes formados con las aventuras del héroe que accede a la escuela de magia Hogwarts para participar en aventuras que contienen alegorías políticas y morales que aplican a nuestros tiempos y a nuestras realidades. Las reglas del mundo de Harry Potter significan poca piedad y mucha exigencia a quienes dan su confianza. Según el universo creado por Rowling o naces con magia o accedes por un privilegio de sangre que debes honrar a riesgo de perder tu oportunidad.
Hace años que no se te ve en los medios. Antes eras comentarista política en la televisión.
Debe ser porque he escogido investigar un tema tan incómodo como el de la relación entre los medios y el poder. Estoy disfrutando de un ostracismo mediático, nadie me invita a la televisión. Pero no me importa: hice televisión hasta que me sacaron en la época de la resistencia. En el canal 7 me convertí en un peligro para los medios privados y salí de ahí por presión.
¿Cuál ha sido el momento de tu mayor involucramiento político?
Durante la resistencia contra Fujimori en los años 90. Las reuniones se realizaban en mi casa. Por eso me interesa cómo entre los jóvenes con los que tengo contacto permanente funcione la división entre fujimorismo y antifujimorismo, con un fuerte  rechazo a la dictadura de los noventa. Son jóvenes que no se dejan seducir por el buen humor o la simpatía de Kenyi Fujimori que está tratando de lavar la cara a su padre, aunque nadie le pregunta todavía por su tío Vlady. Simplemente no creen en las buenas voluntades de los hijos del dictador ni en sus  supuestas divergencias, y adelantan sentencias radicales y condenatorias que manifiestan cuando toman las calles.
¿Estás desilusionada?
Después de esos años de lucha pensamos que este país podía ser distinto. Yo fui una de las organizadoras de la Marcha de los Cuatro Suyos.
Fuiste cuestionada en algún momento durante el segundo gobierno aprista.
Sí, me hicieron una campaña de corrupta en diarios como Perú 21, porque enseñaba en la universidad y trabajaba en Editora Perú, cuando la Constitución permite hacer las dos cosas.
¿Hay algo que se te esté quedando en el tintero a estas alturas de tu vida?
Siempre me ha quedado el sueño de escribir una novela que permita ver cómo de los ideales y turbulencias de la izquierda de los 60, pasamos por Sendero y cómo hemos llegado a esta hibridación que es cero balas cero puntos en la izquierda.
En este momento no tienes una identificación política.
No tengo, gracias a Dios.