domingo, 24 de septiembre de 2017


NI DISOLVER 
NI VACAR

Mi columna Hoja de Tiempo en Correo el 23. 09. 2017

El cinco de abril de 1992 Alberto Fujimori rompió la constitucionalidad y disolvió el Congreso bicameral además de intervenir el Poder Judicial. Concentró todo el poder y el impacto de este extremo gesto político se reflejó durante la década en arbitrariedad y excesos con un régimen que se legitimó con el llamado Congreso Constituyente Democrático y con una nueva Constitución. Pero ningún peruano de bien quisiera que lo sucedido se repitiera en nuestro país.

25 años después es el Presidente del Congreso, Luis Galarreta, perteneciente a la bancada fujimorista el que llama a no permitir ni tolerar golpes de Estado. Y a fortalecer el control político y la fiscalización que Alberto Fujimori no quiso aceptar en su momento.

Excelente discurso. Nadie podría estar en contra de que el Parlamento del actual quinquenio represente un “contrapeso político”. Paradójico que sea un fujimorista el que lamente las interrupciones a la democracia ya que la última de ellas estuvo a cargo del mentor de su partido. Muy bien que diga que nunca más debemos permitir ni tolerar los golpes de Estado. Igualmente loable resaltar la necesidad de fortalecer y consolidar las funciones de legislar, representar y fiscalizar. Pero como bien ha dicho la flamante Primera Ministra, Mercedes Araoz, todo el país espera que esas funciones legales y legítimas se cumplan con responsabilidad, sin arriesgar con el dominio numérico la estabilidad y la gobernabilidad indispensables para cumplir con los objetivos nacionales.

El equilibrio de poderes entre el Legislativo y el Ejecutivo es un principio democrático y una necesidad. Al parecer se estaría logrando después de la remodelación ministerial que siguió a la caída del Gabinete Zavala. Y este equilibrio debería ser conservado con respeto y moderación para dejar atrás amenazas y temores de soluciones extremas como podrían ser la vacancia presidencial o la disolución del Congreso. Ambos significan jugar con fuego.



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