sábado, 2 de mayo de 2015


 

LA MARCHA DE LOS SUYOS

 
Publicado en Correo el 2 de mayo del 2015
 
 
La Marcha de los Cuatro Suyos fue la manifestación política no electoral más grande de la historia. Miles de peruanos venidos de todos los rincones se congregaron el 27 de julio del 2000, para protestar contra Alberto Fujimori y su ilegítimo tercer mandato. Las calles de Lima se llenaron de todos los rostros, de todas las voces y de todas las banderas, cantando y agitando lemas unidos en una sola demanda "Democracia, ya!".
 
Estuvimos entre los organizadores y nos acercamos a la Prefectura solo para recibir la consigna oficialista de impedir su realización. Nos negaron el permiso y las condiciones mínimas de seguridad pero no nos importó porque todos juntos perdimos el miedo y esa noche logramos el reencuentro feliz de todos los grupos.
 
No fue una manifestación de Alejandro Toledo ni solo de Perú Posible, todos los partidos y grupos democráticos nos unimos para defender el destino del Perú, no salimos a las calles por intereses particulares ni por cuotas de poder. Fue el clímax de un trabajo realizado durante una larga década en la que el líder de la vincha, en ese momento protagónico, no siempre estuvo.
 
La Marcha de los Cuatro Suyos quedará -como lo escribió Vargas Llosa- como un hito en la historia peruana. Más de 100 mil personas con el espíritu enfervorizado y la idea de que estábamos logrando el anhelo de recuperar la democracia secuestrada. Jóvenes y mayores, capitalinos y provincianos, incluso discapacitados en sillas de ruedas, llegaron al Paseo de la República donde la mística fue creciendo generosa y patriótica.
 
Por eso es inadmisible que hoy un desconocido Alejandro Toledo caricaturice esa gesta pretendiendo apropiarse de un espíritu muy lejano a la defensa de intereses subalternos, como los del tristemente famoso caso Ecoteva y menos aún que crea que haya gente que podría seguirlo para presionar al Poder Judicial para que archive las acusaciones que lo afectan. Nada más opuesto al espíritu democrático y a la ética política que nos aglutinó hace 15 años. Una marcha así convocada solo reuniría a los suyos, a los contados interesados en que todo se olvide.
 
Mucho cuidado, la sociedad permanece vigilante y atenta para rechazar a quienes defraudan o usan el poder como trampolín de privilegios y dádivas.