sábado, 4 de abril de 2020


LA VIDA DIGITAL

En Correo el 4 de abril 2020

La pandemia cambió nuestra vida y su impacto no será temporal. Valores y prioridades, objetivos vitales se transforman para adaptarlos a este riesgo de una muerte que podría llegar en cualquier momento. La fragilidad humana se evidencia de manera triste y dolorosa, la vulnerabilidad física y biológica se pone a prueba sin distinciones económicas ni sociales. Los cuidados son extremos y los contactos cercanos son penalizados por el temor al contagio. Para reemplazar las actividades habituales tenemos la tecnología, la vida real sustituida por la virtual con mayor dependencia de dispositivos y de las grandes tecnológicas como Google, Facebook o Netflix.

La revolución digital es una obligación global aunque no todas las sociedades estén igualmente avanzadas. La protección de la humanidad depende de ella. El desastre sanitario de los países europeos, o de la gran potencia norteamericana, que no han podido evitar miles de muertos que penosamente se incrementan nos convence de la digitalización. Están al día las consultas a Google, las clases escolares o de educación superior por Internet, la gimnasia con tutoriales de YouTube, la distracción con Netflix, series y películas, el Zoom para los encuentros con la familia y los amigos, la información por las redes sociales y el siempre socorrido WhatsApp. El derecho a la vida para nada garantizado.

Es fácil que el gobierno decrete la virtualidad pero el Perú no está totalmente conectado, la digitalización existe solo para parte de la población. Sin que la transición se complete la pandemia impone sus urgencias. Para el científico Thomas Kuhn las crisis son prerrequisitos de las revoluciones. Lo estamos viviendo y es el momento de acercar la biotecnología, la medicina, la informática, la estadística y la ingeniería de sistemas. Esta crisis define prioridades. Asumir la imperiosa revolución tecnológica determina que lo primero es la educación para entenderla y aplicarla y la salud para disfrutarla. No hay más.


PRIMERO LA SALUD

En Correo el 13 de Marzo 2020

Ningún peruano podría recordar una situación como la que vivimos. Sin salir de casa, encerrados y recibiendo información de terror sobre una amenaza que puede concretarse en muerte. Enfrentamos un enemigo desconocido con un Estado deficitario obligado a mover recursos extremos para salvar vidas. Algunos ven en las respuestas acertadas grandes oportunidades de aprendizaje: un Estado que resurge, una autoridad que se ejerce, la obediencia temerosa, el carenciado sistema de salud que funciona gracias a la abnegación y a la entrega de médicos y profesionales de la salud, siempre mal pagados y en riesgo pero con la  mística al tope. Verdaderos héroes del juramento hipocrático. Un Presidente que se pone al nivel de los gobernantes del mundo y de la región para hacer responder al Estado peruano a pesar de su desconexión con las mayorías en territorios lejanos a la capital.  Esta traumática experiencia debería convencer al gobierno y a los peruanos que la prioridad es y será siempre la salud. Con esta misma lógica atender a la población que no tiene agua, dar a la salud pública un mayor presupuesto y no el miserable 2.2% que es mínimo en la región. Debemos procesar estas lecciones escritas en sangre para ser recordadas en el futuro inmediato. Toca defender el derecho a la vida para no ser un estado fallido.

Termina la primera etapa del aislamiento y la plaga avanza inexorable sin aplanar la curva de infectados. Millones de peruanos reclaman acción y dinero gubernamental. Vizcarra enfrenta como puede la informalidad, la indisciplina y la poca solidaridad pero las repercusiones económicas, comerciales y financieras ya están aquí. Esta prueba de fuego y de supervivencia también pone en jaque al Congreso que sin tiempo y en cuarentena, debe tener presencia, fiscalizar al Ejecutivo, exigir agua para los que no la tienen y el presupuesto indispensable para que esto no sea una masacre.



EL VALOR DE LA INFORMACIÓN

En Correo el 21 de Marzo 2020

No se aplana la curva de infectados y el confinamiento ha sido prolongado por 2 semanas más. La información llega de todos lados especialmente de las redes sociales y puede ser aterradora con el enorme riesgo de que sea falsa. Nadie quiere páginas plagadas de trolls que atacan y difunden mensajes dudosos o de propaganda política. La información tiene gran valor en este momento de sacrificio y también para extraer lecciones que inspiren las  futuras políticas públicas a ser implementadas o exigidas. Este valor está ligado a la correcta observación de lo que estamos viviendo. Cuando corremos peligro de vida o muerte replanteamos el sentido de lo importante y lo prioritario. Tenemos derecho a la noticia seria y certera.

Felizmente la audiencia de los medios tradicionales crece en detrimento de las redes sociales más vulnerables a los múltiples intereses políticos y económicos. Importante que nuestro sistema mediático se abra a las opiniones diferentes y hasta discrepantes con las decisiones del Ejecutivo que no debería estar solo ante esta inmensa responsabilidad política y social.

Nadie puede considerar enemigo o adversario a quien está en desacuerdo con alguna medida del gobierno. La duda o la discrepancia importan. Por eso es esencial el control fiscalizador del Legislativo. Muy bien su pleno selectivo de 70 congresistas para responder a las expectativas de ser el contrapeso político en momentos en que millones de peruanos reclaman acción y dinero gubernamental. Vizcarra enfrenta como puede la informalidad, la indisciplina y la poca solidaridad pero las repercusiones económicas, comerciales y financieras ya están aquí. Es una prueba de supervivencia que pone en jaque al Estado y en especial al Congreso que sin tiempo y en cuarentena, debe tener presencia, fiscalizar al Ejecutivo, exigir agua para los que no la tienen y el presupuesto indispensable para que esto no sea una masacre para los más pobres.



PRECAUCIÓN NO PARÁLISIS

En Correo el 13 de Marzo 2020

Se extiende el temor al virus, más aún si conocemos las severas falencias de la salud pública con hospitales desabastecidos y sin los equipos indispensables. Martín Vizcarra reconoció que es un virus importado pero no dijo que no hubiera entrado por un aeropuerto desguarnecido si hubieran tenido el reflejo básico del control sanitario obligatorio a tiempo. El virus se está reproduciendo a velocidad alarmante en una crisis aumentada por la globalización. Nadie está a salvo. En los países europeos más desarrollados los números de los fallecidos crecen, en especial en Italia, España y Francia con cifras insólitas a pesar de sus sólidos sistemas de salud pública.

La población está nerviosa y en alerta, el desabastecimiento y la especulación posible ya están aquí. Debemos cuidar la estabilidad económica y alertar del bloqueo que nos amenaza. Se nos pide quedarnos en casa, salir menos, días o semanas o aceptar las cuarentenas. Los supermercados han sido los primeros espacios vulnerables al punto de vaciar estantes y acabar con productos esenciales como el alcohol en gel. ¿Cuánto tiempo durará esta paranoia que coincide con la instalación del nuevo Congreso que motiva mayores expectativas ante la inercia y el populismo del Ejecutivo?

La crisis está empezando y puede ser larga y dañina en la salud y en la economía. Estamos en terreno desconocido y andamos a tientas. Necesitamos expertos para prevenir los desastres en la salud y en la economía. Se necesita frenar el virus con la responsabilidad individual de los ciudadanos y con la de los medios de comunicación ante el desafío de proteger la vida, en especial la de padres y abuelos, sin dejar de atender el trabajo y las tareas cotidianas. Más aún con la desinformación que prolifera en Internet. El miedo no debe ni puede paralizarnos, si la productividad y el orden financiero se afectan estaremos en un país convulsionado.




DE BOMBEROS Y QUEMADOS

En  Correo el 20 de Febrero 2020

El drama de Villa El Salvador sigue contando víctimas. Su enorme impacto social y político ha desnudado clamorosas carencias sobre el tratamiento médico de los quemados y también de la situación de los bomberos que tratan de evitar que los incendios dejen tanto dolor como el de las familias que vivían en el camino de un camión irresponsablemente autorizado para trasladar gas de manera riesgosa. Este drama provocó una cadena de renuncias desde el presidente de OSINERMING hasta el Ministro de Energía y Minas y fue punto de partida de la mayor crisis ministerial de este gobierno.

Los quemados son los enfermos más terribles y más aún si son pobres. Su vida corre peligro y si sobreviven será con horribles secuelas físicas y sicológicas. Los gobiernos se preocupan por su tratamiento, los avances médicos y sobre todo por la adecuación de hospitales y clínicas. En este caso los más de 30 muertos necesitaron sangre y medicación especializada  sin encontrarlas. Los Bancos de Sangre desabastecidos y las Emergencias sin las condiciones especiales para no contaminarse y morir. Por esto la urgencia de la Unidad de Quemados en el Hospital Loayza del MINSA, que recibió varios de los grandes quemados sin brindarles el aislamiento indispensable ya que la pérdida de piel los expone a enormes riesgos. Desde el desastre de Mesa Redonda han venido exigiendo la Unidad sin obtener respuesta. El virtual congresista Omar Chehade comenzó su gestión con una visita a las víctimas y encontró un cuadro dramático de carencias que se ha comprometido a ayudar a superar. Ojalá.

Y quienes también claman por ayuda son los Bomberos que dependen del Ministerio del Interior que nos les brinda mayor atención ni presupuestal ni de equipos. Los bomberos profesionales, no voluntarios, están malamente pagados desde hace mucho tiempo a pesar de que arriesgan permanentemente la vida por la sociedad. Alarmante negligencia y deshumanización.  


LA INMUNIDAD NO ES IMPUNIDAD

En diario Correo el 14 de Febrero 2020

Semana muy dura para el gobierno de Vizcarra con cambio parcial de gabinete. Ello no obsta para que el libreto oficial siga su curso y en el nuevo Congreso se discuta la eliminación de la inmunidad parlamentaria. La inmunidad existe desde la Revolución Francesa como protección de altos funcionarios debido a la falta de independencia de la administración de justicia ante posibles persecuciones. La parlamentaria nació por temor a abusos del Ejecutivo, nunca se justificó solo en la soberanía y en la representación. La doctrina la estima necesaria para la consolidación del Estado de Derecho y la legitimidad democrática con base en el control del poder incluyendo al Judicial, posible fuente autónoma de excesos. Desde este ángulo las consecuencias de su eliminación para la libertad de los congresistas y la salvaguarda de la institución, en especial para los grupos minoritarios incómodos, podrían ser significativas. La lucha contra la corrupción exige protección ante las mafias que neutralizan grandes esfuerzos con amenazas. 

Y es que los atropellos pueden venir de cualquier lado, la inmunidad no es impunidad pero tampoco es privilegio, se entiende como autodefensa y preservación funcional ante la politización del orden judicial. Que funcione solo para el periodo parlamentario es una buena propuesta y que la intervención se produzca después de que la autoridad judicial complete el proceso de persecución de los delitos, otra. Así el Congreso podrá decidir en votación pública y con mayoría calificada levantar la inmunidad o suspender los procesos judiciales en caso de injusticia flagrante. 

El proceso judicial completo permitiría la mejor decisión del Parlamento que sólo debería ser competente para levantar un arresto o impedir un proceso ante indicios claros y racionales de arbitrariedad, falseamiento y manipulación de los hechos. Y quienes quieren eliminarla, el Presidente Vizcarra a la cabeza, no deberían poder hacerlo solo porque las encuestas dicen que “El Pueblo lo pide”.