sábado, 4 de abril de 2020


PRIMERO LA SALUD

En Correo el 13 de Marzo 2020

Ningún peruano podría recordar una situación como la que vivimos. Sin salir de casa, encerrados y recibiendo información de terror sobre una amenaza que puede concretarse en muerte. Enfrentamos un enemigo desconocido con un Estado deficitario obligado a mover recursos extremos para salvar vidas. Algunos ven en las respuestas acertadas grandes oportunidades de aprendizaje: un Estado que resurge, una autoridad que se ejerce, la obediencia temerosa, el carenciado sistema de salud que funciona gracias a la abnegación y a la entrega de médicos y profesionales de la salud, siempre mal pagados y en riesgo pero con la  mística al tope. Verdaderos héroes del juramento hipocrático. Un Presidente que se pone al nivel de los gobernantes del mundo y de la región para hacer responder al Estado peruano a pesar de su desconexión con las mayorías en territorios lejanos a la capital.  Esta traumática experiencia debería convencer al gobierno y a los peruanos que la prioridad es y será siempre la salud. Con esta misma lógica atender a la población que no tiene agua, dar a la salud pública un mayor presupuesto y no el miserable 2.2% que es mínimo en la región. Debemos procesar estas lecciones escritas en sangre para ser recordadas en el futuro inmediato. Toca defender el derecho a la vida para no ser un estado fallido.

Termina la primera etapa del aislamiento y la plaga avanza inexorable sin aplanar la curva de infectados. Millones de peruanos reclaman acción y dinero gubernamental. Vizcarra enfrenta como puede la informalidad, la indisciplina y la poca solidaridad pero las repercusiones económicas, comerciales y financieras ya están aquí. Esta prueba de fuego y de supervivencia también pone en jaque al Congreso que sin tiempo y en cuarentena, debe tener presencia, fiscalizar al Ejecutivo, exigir agua para los que no la tienen y el presupuesto indispensable para que esto no sea una masacre.



EL VALOR DE LA INFORMACIÓN

En Correo el 21 de Marzo 2020

No se aplana la curva de infectados y el confinamiento ha sido prolongado por 2 semanas más. La información llega de todos lados especialmente de las redes sociales y puede ser aterradora con el enorme riesgo de que sea falsa. Nadie quiere páginas plagadas de trolls que atacan y difunden mensajes dudosos o de propaganda política. La información tiene gran valor en este momento de sacrificio y también para extraer lecciones que inspiren las  futuras políticas públicas a ser implementadas o exigidas. Este valor está ligado a la correcta observación de lo que estamos viviendo. Cuando corremos peligro de vida o muerte replanteamos el sentido de lo importante y lo prioritario. Tenemos derecho a la noticia seria y certera.

Felizmente la audiencia de los medios tradicionales crece en detrimento de las redes sociales más vulnerables a los múltiples intereses políticos y económicos. Importante que nuestro sistema mediático se abra a las opiniones diferentes y hasta discrepantes con las decisiones del Ejecutivo que no debería estar solo ante esta inmensa responsabilidad política y social.

Nadie puede considerar enemigo o adversario a quien está en desacuerdo con alguna medida del gobierno. La duda o la discrepancia importan. Por eso es esencial el control fiscalizador del Legislativo. Muy bien su pleno selectivo de 70 congresistas para responder a las expectativas de ser el contrapeso político en momentos en que millones de peruanos reclaman acción y dinero gubernamental. Vizcarra enfrenta como puede la informalidad, la indisciplina y la poca solidaridad pero las repercusiones económicas, comerciales y financieras ya están aquí. Es una prueba de supervivencia que pone en jaque al Estado y en especial al Congreso que sin tiempo y en cuarentena, debe tener presencia, fiscalizar al Ejecutivo, exigir agua para los que no la tienen y el presupuesto indispensable para que esto no sea una masacre para los más pobres.


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