DE BOMBEROS Y QUEMADOS
En Correo el 20 de Febrero 2020
El drama de Villa El
Salvador sigue contando víctimas. Su enorme impacto social y político ha
desnudado clamorosas carencias sobre el tratamiento médico de los quemados y
también de la situación de los bomberos que tratan de evitar que los incendios
dejen tanto dolor como el de las familias que vivían en el camino de un camión
irresponsablemente autorizado para trasladar gas de manera riesgosa. Este drama
provocó una cadena de renuncias desde el presidente de OSINERMING hasta el
Ministro de Energía y Minas y fue punto de partida de la mayor crisis
ministerial de este gobierno.
Los quemados son los
enfermos más terribles y más aún si son pobres. Su vida corre peligro y si
sobreviven será con horribles secuelas físicas y sicológicas. Los gobiernos se
preocupan por su tratamiento, los avances médicos y sobre todo por la
adecuación de hospitales y clínicas. En este caso los más de 30 muertos necesitaron
sangre y medicación especializada sin
encontrarlas. Los Bancos de Sangre desabastecidos y las Emergencias sin las
condiciones especiales para no contaminarse y morir. Por esto la urgencia de la
Unidad de Quemados en el Hospital Loayza del MINSA, que recibió varios de los
grandes quemados sin brindarles el aislamiento indispensable ya que la pérdida
de piel los expone a enormes riesgos. Desde el desastre de Mesa Redonda han
venido exigiendo la Unidad sin obtener respuesta. El virtual congresista Omar
Chehade comenzó su gestión con una visita a las víctimas y encontró un cuadro
dramático de carencias que se ha comprometido a ayudar a superar. Ojalá.
Y quienes también
claman por ayuda son los Bomberos que dependen del Ministerio del Interior que
nos les brinda mayor atención ni presupuestal ni de equipos. Los bomberos profesionales,
no voluntarios, están malamente pagados desde hace mucho tiempo a pesar de que
arriesgan permanentemente la vida por la sociedad. Alarmante negligencia y
deshumanización.
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