sábado, 7 de enero de 2012

TIEMPO DE DEFINICIONES

¿LOS QUE PERDIERON GANARON?

 Dicen que el gobierno de Ollanta Humala gira aceleradamente hacia la derecha dejando los sueños sociales que lo llevaron al triunfo en simples quimeras nostálgicas. Pero ¿Cuáles son los intereses que representa Humala? ¿Cuáles las ideas políticas, sociales, culturales y económicas que defiende en la presente etapa? ¿Cuáles las que movilizarán su acción desde el Estado?

Para muchos no hay respuestas y quienes las tienen no las ofrecen ideológicas sino pragmáticas. Y es que en el continente muy pocos plantean soluciones en términos de izquierdas o derechas, lo que existe es un progresismo aprendido del realismo que impregna regímenes que nacen desde la izquierda y van afirmando voluntades acerca de lo que es posible emprender y realizar, poniendo límites a las voluntades de cambio o al lirismo de los discursos que antes fueron de ruptura y ahora son de integración.

Primordial dejar en claro que la primera frontera para la recomposición programática y social de todo progresismo es la plena vigencia de la democracia y de los derechos humanos como condición esencial y valor universal. Definición básica en los debates que se dan en toda América Latina entre los sectores moderados y reformistas y los que buscan cambios rápidos y radicales.

Y para instalar esa primera frontera los gobiernos deben combatir el desencanto y la creciente desafección ciudadana con la política en general y con las principales instituciones de la democracia representativa, Congreso, Gobierno y partidos políticos. La desaprobación, hostilidad y desconfianza en el Poder Judicial, el masivo desinterés por la política, el escepticismo generalizado, los bajísimos niveles de entusiasmo por los objetivos nacionales. Por aquí hay que empezar y es tarea de titanes sostener y renovar ilusiones por una transformación que podría no llegar.

Por ello una misión de este gobierno es aproximar, reducir la distancia, política y psicológica, ir hacia el equilibrio entre la eficacia institucional de un gobierno democrático y las necesidades de participación. Que el gobernante tenga claro en sus discursos y acciones que sigue apostando por la defensa de los derechos de las mayorías y de la democracia a sabiendas que lo que caracteriza a la derecha es la defensa de los privilegios de las minorías y del poder que los beneficia. Que entienda que una ciudadanía activa y demandante de sus derechos avanza hacia el progreso colectivo. Que una idea fuerza esencial sigue siendo la inclusión social a partir de la lucha contra la pobreza y de la presencia del Estado promotor, regulador, redistribuidor y coordinador del esfuerzo nacional por el desarrollo y la justicia social. Y por supuesto que impulse la lucha contra la corrupción para que la honestidad haga la diferencia como prometió.

Veremos si Ollanta Humala pertenece a esa especie de políticos latinoamericanos surgidos en una América Latina más madura democráticamente, con sociedades que esperan respuestas para que la dimensión humana domine el capitalismo y no al revés. Un desafío que comienza en este 2012 y se proyecta hacia adelante. Buena suerte!