sábado, 3 de octubre de 2015

 

HORA DE FISCALIZAR


Publicado en Correo el 03 de octubre del 2015

El Congreso ha recuperado su independencia con la presidencia de Luis Iberico. La democracia se lesiona cuando no hay equilibrio de poderes. Y la subordinación ha durado demasiado. La hemos visto grosera y claramente evidenciada cuando los cuatro ex presidentes provenientes de la bancada  oficialista: Daniel Abugattás, Víctor Isla, Freddy Otárola y Ana María Solórzano, temiendo que la mayoría les fuera adversa, perdiendo toda dignidad, golpeaban sonora e infantilmente sus escaños cuando se discutían las comisiones que investigarán a Nadine Heredia y al caso Lava Jato. Lo que está en juego es la facultad esencial del Parlamento de fiscalizar y responder al clamor de la ciudadanía que exige que ninguna corrupción pueda quedar impune.

La obediente bancada de Gana Perú se sigue desgranando y esta vez por decisión palaciega fueron separados Omar Chehade y Cenaida Uribe por no guardar disciplina en el blindaje a la esposa del Presidente cuya defensa parece ser una causa nacional que debería ser asumida y alinear a todas las instancias posibles, a comenzar por el primer cónyuge de la nación y su Primer  Ministro. Durante cuatro años el Congreso no ha sido para nada  la bisagra que debió ser respecto del Ejecutivo, ha constituido un apéndice vasallo, con presidentes obsecuentes rendidos no ante el  Presidente de la República sino ante la esposa, posteriormente designada jefa política del nacionalismo.

Nadine Heredia omnipotente factótum política es ahora denunciada por usurpación de poder. Y lo hace nada menos que Omar Chehade, elegido primer vicepresidente de la República en la plancha con Ollanta Humala, con quien, a pesar de haber renunciado al cargo, comparte su legitimidad de origen. Chehade afirma que Heredia ha secuestrado sicológicamente al presidente y por tanto asumido el poder fuera de los márgenes constitucionales. Grave, muy grave denuncia ante la cual los políticos no deberían mostrarse sordos. Inexperiencia y soberbia dan forma a una receta con consecuencias impredecibles. Y si se agrega la audacia la cosa puede pasar a mayores. Y Nadine Heredia debe saberlo bien.