NO SOLO CONTAR
DINERO Y GENTE
En Correo del 22 de abril 2017
Las multitudes sufrientes que han
perdido todo y estaban con las aguas literalmente hasta el cuello de un momento
a otro han desaparecido, invisibles como si no existieran fuera de las cámaras
de televisión. Pero existen y son cerca de millón y medio de peruanos viviendo
de la caridad pública gracias a la magnífica ola de solidaridad que movilizó
recursos recolectados en calles y plazas para ser enviados a la zona en
emergencia.
Al grito de Perú una sola fuerza hemos dicho que no permitimos ese
drama colectivo, que no queremos que tantos niños y familias enteras estén sin techo,
ropa y pan. Las aguas han empezado a retirarse, las lluvias e inundaciones han
cesado dejando páramos de miseria. Pero ¿qué está pasando con todos esos
hermanos? ¿Cuántos más están muriendo por hambre o por emergencia sanitaria? ¿Cómo
se levantarán las instituciones que han perdido instalaciones, información,
libros, equipos informáticos y todo lo obtenido con tanto esfuerzo?
Es el momento de la política bien entendida,
de los consensos para avanzar sobre los terrenos arrasados para atender a toda esa
gente mendicante. No son solo números, presupuestos y evaluaciones de costos
que despertarán muchos intereses económicos y políticos. Es la reconstrucción que
deberá hacerse con la mayor transparencia, con obras que no serán un botín para
nadie. Se impone la vigilancia ciudadana pues es la hora del compromiso por la
eficiencia, por la austeridad en la política económica y por afinar las
prioridades.
No es solo contar dinero y gente para las obras por hacer. La
reconstrucción deberá ser planificada, incluyendo la prevención, atendiendo las
urgencias, sin gastar de cualquier manera. Una etapa intermedia entre
emergencia y reconstrucción debe ser considerada según los daños y las demandas
de los damnificados y de las instituciones afectadas.