domingo, 8 de noviembre de 2015


 
 

EL CANDIDATO
SOCIAL DEMÓCRATA

 
Mi columna HOJA DE TIEMPO publicada en Correo el 07 11 15 

Alan García tienta su tercer mandato. Pretende combatir la desconfianza y la desesperanza con un discurso bien pensado con temas elegidos para todos los públicos. Cada ciudadano debe haberse sentido tocado por lo menos por parte de ese alegato. Y por supuesto han surgido temores y ataques de los adversarios y posibles intereses afectados por sus promesas.

El Perú requiere de una acción fuerte y decidida para la redistribución que reduzca desigualdades y haga vivible el país para los sectores más pobres. Ello solo se podrá lograr con capacidad y experiencia que son las fortalezas del líder aprista. Mucho de su oferta coincide con el derecho ciudadano a una mejor vida y a ninguna caridad. Su ambiciosa promesa responde a un Plan de Gobierno desarrollado durante un año con notables expertos en los diversos campos. AGP conoce bien los temas que interesan a la gente y para sintonizar con ella no duda en pisar callos, desde el patrullaje en las calles de militares como disuasivo excepcional para una etapa tan convulsa de inseguridad hasta la reforma  policial, las políticas sociales bien manejadas, los services, el canon comunal y ese gran eje que es la minería junto a la inversión pública y privada más educación, tasas y tarjetas de crédito, AFPs, títulos de  propiedad y un gran etc.

Muchas ofertas pueden generar polémica y parecería que AGP la busca. Los ataques interesados podrían hacerlo crecer y así validar su estrategia. Su lema los peruanos primero. Y sus ejes la inversión y el crecimiento apoyando la minería junto a la prioridad de desterrar la pobreza, vergüenza de nuestra sociedad. ¿Le alcanzará la ilusión y la persuasión para ganar los votos necesarios? ¿Será realidad la alianza Apra-PPC? ¿Su oferta electoral será plasmada con cuadros social cristianos para reeditar la  concertación chilena? AGP apuesta por el gobierno nacional con la blanquiroja unitaria, por desapristizar la campaña y conectar con todos los peruanos para crecer y desarrollar. Para ello recupera el espacio social demócrata y busca un centro electoral que podría convertirse en un gobierno de centro en el cual el shock social pueda ocupar su lugar junto al shock ético que convoque un frente nacional. ¿Lo veremos?

NI POLITICA COMO NEGOCIO

NI NEGOCIO COMO POLITICA


Publicado el 07 de noviembre del 2015 

Nos quejamos de crisis de representación pero la reforma electoral que podría superarla no ha sido obtenida en toda su dimensión a pesar del descontento y desesperanza que afecta la democracia. Hay multiplicidad de aspirantes a la presidencia que creen que gobernar el Perú es un deporte que no requiere capacidad o conocimiento de los graves problemas, les es suficiente tener mucho dinero para sus campañas.

Fueron muchos los congresistas que decepcionaron y se aferraron al voto preferencial que es el del dinero que distorsiona la voluntad popular e hipoteca a los elegidos. Pero como en el Congreso unas son de cal y otras de arena sí atendieron el reclamo de transparencia en la financiación de los partidos en el afán de evitar la infiltración de dineros mal habidos del narcotráfico o de la delincuencia organizada. La ley felizmente aprobada cumple con proteger la política y la democracia al precisar derechos y obligaciones en la captación de fondos y en la rendición de cuentas que no debe ni puede ser bamba como ha sido hasta ahora. La desconfianza por deshonestidad y opacidad deteriora la vida política hasta extremos irrecuperables. Por ello todo aporte significativo debe ser lícito e identificable, nunca secreto, vergonzante o trucho.

Con esta ley debería terminar el enriquecimiento por campañas electorales que dejan saldos que terminan en cuentas bancarias bien colocadas o en súbita prosperidad como parece haber sucedido con los Humala Heredia. La política no es un negocio, los postulantes no pueden ser comprados por ilegales, narcotraficantes, empresarios truchos que buscan tener su congresista o su alto directivo. Tampoco el negocio puede convertirse en política como sucede con universidades que presumen de plata como cancha para irrigar ambiciones electorales. La ley aprobada es un avance aunque la mejor forma de impedir que el dinero mande será siempre que los candidatos se limiten a lo que el Estado puede darles en la franja electoral o en espacios para difundir sus promesas. Campañas modestas como las de los países desarrollados que buscan preservar su democracia. Si es pedir demasiado nos quedamos con lo logrado. Felicitaciones.