sábado, 6 de mayo de 2017


EN TORNO 
A LA LIBERTAD DE PRENSA


En Político.pe el 06 05 2017

Mientras Pedro Pablo Kuczynski suscribía la Declaración de Chapultepec por el Día Mundial de la Libertad de Prensa, en el Museo de la Nación la UNESCO junto con la Universidad Bausate y la Asociación Nacional de Periodistas, nos convocaban a analizar las nuevas amenazas a la libertad de expresión. Y en el Congreso se liquidaban las esperanzas para erradicar los discursos de odio al derogar el Decreto Legislativo  1323, que agravaba las penas en casos de feminicidio, violencia familiar y violencia de género y crímenes de odio contra la comunidad LGTBI.

La norma malamente derogada tenía una función social esencial, modificaba el Código Penal para endurecer las penas de homicidio por agravantes que tengan "móviles de intolerancia o discriminación, tales como el origen, la raza, religión, sexo, orientación sexual, identidad de género, factor genético, filiación, edad, discapacidad, idioma, identidad étnica y cultural".

Todos estos conceptos repudiables muchas veces forman parte de los discursos de odio que proliferan en algunos medios de comunicación y que podrían ser combatidos con una norma eficiente teniendo en cuenta el daño que pueden causar a la sociedad.

Y lo decimos sin que se trate para nada de restringir la libertad de prensa sino más bien de poner énfasis en la responsabilidad social de periodistas y medios de comunicación que tienen derechos pero también deberes como acertadamente destaca nuestro querido César Campos en estas mismas páginas.

En la línea que ya trazara el reconocido liberal francés Alexis de Tocqueville, autor de La democracia en América, todo exceso de libertad puede matar la libertad.

Nuestro director Ricardo Vásquez Kunze ha hecho lo propio al dejar en claro, con su habitual estilo directo, su preocupación por la libertad dentro de la igualdad al señalar que los propietarios de los medios de comunicación buscan no ser censurados por ningún poder ajeno al de ellos mismos poniendo de relieve el carácter de pugna de poderes que puede encerrar la lucha por la libertad de prensa.

Si bien a todos nos preocupan y rechazamos mordazas y silenciamientos también debe preocuparnos el exceso de tolerancia ante contenidos agraviantes y ofensivos que dan forma a libertinajes suicidas.

Hay un equilibrio por conquistar entre la permisividad total y la autorregulación efectiva. Como bien ha recordado César Campos los principios de Chapultepec apuntan más a los derechos de los medios y de los periodistas, a su coraza frente a los actos criminales, de intimidación o censura de cualquier índole, y hasta señalan que “ningún medio de comunicación o periodista debe ser sancionado por difundir la verdad o formular críticas o denuncias contra el poder público”.

Ello implica responsabilidad en los medios para tomar conciencia y defender derechos y libertades pero también deberes y obligaciones concurrentes para con la sociedad. Dice Chapultepec “La credibilidad de la prensa está ligada al compromiso con la verdad, a la búsqueda de precisión, imparcialidad y equidad y a la clara diferenciación entre los mensajes periodísticos y los comerciales”.

Por nuestra parte, en la cátedra universitaria y en la tribuna del debate recordamos el derecho más importante y avanzado que tenemos y debemos ejercer y defender que es el Derecho a la Información. Un derecho de doble vía que protege al que emite contenidos y los expresa con toda libertad y al que los recibe que es la sociedad, que somos todos.


Por este derecho nos toca exigir libertad de expresión pero para recibir la mejor información, que sea de calidad y de valores, que unan y no dividan, que no nos expropien nuestros mejores sentimientos. Ningún libertinaje es posible si queremos proteger la libertad.

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