¿AVANZAMOS
EN ANTICORRUPCIÓN?
En Correo el 13 de mayo 2017
Con varios ex presidentes de la República envueltos en las redes de la
corrupción, ya en prisión o a punto de entrar a ella. Con presidentes
regionales encarcelados, en investigación o en proceso, con alcaldes
denunciados, con un Poder Judicial estigmatizado estamos ante un flagelo que
mina la autoestima y la confianza en la democracia y en los políticos. Algo muy
serio que parecería no se toma en serio. Banalizar estas noticias no ayuda a su
superación, tratarlas como si fueran parte del paisaje no determina el
necesario rechazo colectivo, avanzar lentamente y sin progresos abona a una
inercia suicida.
Toda investigación toma su tiempo pero la ciudadanía tiene que estar
informada de decisiones y acciones sistemáticas. Hasta ahora no sabemos el
contenido del acuerdo suscrito por el Ministerio Público con Odebrecht y si
defiende o no los intereses del Perú como nación víctima de la corrupción
internacional organizada.
Los desastres naturales de El Niño costero desplazaron del centro de la
atención la corrupción mafiosa. Las noticias fueron por otro lado y ahora se
corre el riesgo de dejar de priorizar este cáncer que no debe postergarse. ¿Es
suficiente que desde la cúspide del poder se imparta ejemplo y actitud para
cambiar una sociedad? ¿Puede la clase política dejar de beneficiarse de los
cargos públicos?
Estamos ad portas de una reforma política electoral y el aspecto esencial es
y seguirá siendo el financiamiento de las campañas políticas. La alternancia
debe ser el instrumento para castigar a los malos gobiernos y reducir la
corrupción pero si son los corruptos los que la financian se convierte en
herramienta para la continuidad del flagelo presente, lamentablemente, en
gobiernos de todos los colores. La corrupción debe ser eliminada
institucionalmente. Un liderazgo honesto es importante pero no lo es todo. Erradicar
la impunidad debe ser una lucha permanente que todos queremos ver.
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