¿FRENTE DEMOCRATICO PARA EL 2016?
Publicado en Correo el 17 10 14
Alan
García propuso un frente político para lanzar su candidatura presidencial y
alborotó el ambiente. Con la crisis de los partidos la idea parece un
salvavidas y al mismo tiempo una búsqueda de una fuerza organizada que construya
y represente el consenso con las propuestas ganadoras. Que podría defender la
democracia ante la deslegitimación, la fragmentación y la desinstitucionalización
que la amenazan.
Lo
primero es decidir si se reedita la convergencia que logró sacar a Alberto Fujimori
del poder. Y así estaríamos ante un frente antifujimorista que replicaría el 2011
cuando el voto para Ollanta Humala impidió que Keiko Fujimori -rodeada del
entorno de su padre- llegara al poder. Ciertos izquierdistas ya han calificado la
iniciativa de eje del mal o de frente pro impunidad pero en sectores menos
radicales la idea va haciendo su camino. Bien recibida por Lourdes Flores,
podría serlo por Solidaridad y por PPK. Nadie
podría estar en contra de consolidar los partidos democráticos ni de compartir planteamientos,
defender el sistema y la estabilidad económica con la confianza del
empresariado y de los organismos multilaterales. Pero tienen que conseguir influencia
nacional. La estrategia supone un inmenso trabajo para combatir el antisistema y
seducir a quienes no creen en la política desgastada y poco ética.
¿Una convergencia
antifujimorista polarizará al país? ¿Combatirá la fragmentación de la
representación? ¿Seducirá a la juventud en el estilo de Enrique Cornejo en las
recientes elecciones? ¿Conectará con lo que interesa a los electores en
propuestas y estilos? ¿Logrará convocar a los mejores?
El
antisistema puede diluirse -llegado el momento del voto- cuando el pragmatismo
permisivo se pregunta con qué candidato estaremos mejor. Y ahí las censuras
morales parecen no pesar demasiado si los líderes saben hacer política,
convencer al electorado de la necesidad de forjar fuerzas más amplias y
unitarias que permitan enfrentar los problemas que dejará el nacionalismo por su
soberbia, falta
de diálogo, impronta castrense y judicialización para descartar opositores.
En el Apra confían que el
elemento del contraste que favoreció a Luis Castañeda, por su gestión eficiente,
favorezca también a Alan García. Juega también la victimización que favoreció al
solidario y puede funcionar con la persecución al líder aprista. Pero un frente
apro fujimorista o uno antiaprista serían percibidos como contrarios al modelo
de frente que forjaron Gustavo Mohme Llona y Armando Villanueva, del 5 de abril
en adelante, para recuperar la democracia. Con amplia confluencia, similar a la
que el país requiere ahora y que seguramente anima las ambiciones de García.
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