sábado, 2 de febrero de 2019



¿MERITOCRACIA
 VERSUS PARIDAD?

En Correo el 2 de febrero 2019

El fujimorismo pasa sus peores momentos. Ni con sus dos líderes en la cárcel la ciudadanía se compadece, rechaza su ejecutoria de prepotencia y de verticalidad. Y se da cuenta que su pretendida lucha contra la corrupción es de papel y de micro, dirigida a quienes quieran creerla a pesar de su ADN noventero, etapa en que la corrupción fue una forma de vida para lucrar y mantenerse en el poder. Y a pesar de su debacle quieren imponer sus intereses y su estilo. Un ejemplo ha sido la discusión sobre meritocracia y paridad, dos conceptos que lejos de ser antagónicos pueden formar parte de un consenso básico como está siendo aceptado. Por algo se han consagrado en el mundo las virtudes de la discriminación positiva a ser tomadas en cuenta para la composición de la Junta Nacional de Justicia.

Y es que meritocracia, criterio ya adoptado, y paridad de género –comprendiendo en ella permitir que a iguales calidades se opte por una mujer- pueden complementarse para unir y equilibrar calidad de formación y género. Porque la meritocracia es insuficiente y la paridad necesaria para que la presencia de la mujer inteligente y bien capacitada sea una realidad. Este concepto no puede ser anticonstitucional con una Carta Magna que pone como eje al ser humano y su dignidad.  

La nueva revolución del feminismo no implica confrontaciones inútiles, no es solo defensiva de derechos e integridad, contra la violencia familiar o de género. Va más allá, puede colocar nuevos temas políticos lejos del culto al hombre blanco heterosexual. Bien que el nuevo Congreso esté en posibilidad de asumir mayor pluralidad y democracia para lograr unidad en torno a la agenda nacional hecha de urgencias mientras desterramos el pensamiento puro y duro que -fiel a la tradición fujimorista- buscará imponerse por intereses propios. Les toca leer su actual realidad y actuar en consecuencia.


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