CONVERSAR
NO
ES PACTAR
En Político.pe el 18 06 16
El último quinquenio antes de alcanzar el bicentenario de
la independencia, debería ser una demostración de madurez política, de
posibilidades de acuerdo en función de los intereses nacionales, de dejar de
lado la suma cero que impide el avance colectivo.
Y para ello tenemos un instrumento valioso, resultado del
trabajo de fujimoristas y antifujimoristas juntos, como es el Acuerdo Nacional
que los obliga moralmente. Sus 24 políticas de Estado se orientan a un país más
justo y democrático y aunque no son vinculantes si representan el mejor
esfuerzo, realizado en el Perú, de armonización política.
Si personajes de la talla de Alan García y de Luis Bedoya
Reyes se consideran optimistas, respecto de lo que es posible hacer en los
próximos cinco años, con la condición de que todas las partes actúen con
inteligencia y patriotismo, los periodistas que también estamos en la escena,
no deberíamos ser menos optimistas.
Como lo ha dicho AGP tenemos a dos poderes con distintos
titulares que no tienen porqué ubicarse necesariamente en el gobierno o en la
oposición bajo pena de llevarnos al desastre. En política no cuentan los
orgullos mal entendidos y sí cuentan los resultados que serán exigidos a los líderes
políticos identificables. No olvidar que la rendición de cuentas es un elemento
de la democracia que estamos consolidando con un impecable cuarto proceso
electoral consecutivo.
La situación puede ser compleja pero no imposible de
abordar. Hay dos líderes unidos por una mínima diferencia que los aleja pero
también los acerca. Uno estará en el Ejecutivo y otra liderando el Legislativo,
con suficiente poder para trabarse uno al otro y lograr que la ciudadanía los
descalifique a ambos. Y ninguno estará interesado en ello.
Es fácil hablar de consensos y difícil conseguirlos. Es
el momento de conversar. Bien ha dicho PPK que no tiene orgullos y se disculpa.
Pero del otro lado es el entorno el que se expresa y no Keiko Fujimori que podría
quedar atrapada en orgullos ajenos que no le convienen para sus intereses
políticos. La rectificación debería ser recíproca y con pocos detalles ya que
los agravios han sido multiformes y venido de ambos lados. Se requiere madurez
y no chiquilladas, sin lugar en la gran política. La humillación o el
flagelamiento públicos no tienen sentido. El siguiente paso debería ser el ya
propuesto gabinete de ancha base que podría tomar como programa común el
conjunto de políticas de Estado del Acuerdo Nacional. Ninguno de ellos puede imponerse
pero la más interesada en hacer buena letra porque quiere suceder a PPK en el
2021 es KF y no él.
En este escenario concreto no hay
lugar para el obstruccionismo y menos aún para el espectáculo vacío, sin logros
concretos. En esta etapa de la revolución tecnológica la vigilancia ciudadana es
permanente y los políticos están bajo presión y fuego previsible. Pedro Pablo
Kuczynski y Keiko Fujimori deben conversar por interés propio y por conveniencia
política para el país. Y recordar que conversar no significa pactar, pero si lo
hacen, sin concesiones de principios, es aún mejor. El país se los reconocerá.
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