lunes, 27 de febrero de 2017


NACIONALISMO BAMBA


En Político.pe el 25 02 17

Los nacionalistas criollos conducidos por Ollanta Humala y Nadine Heredia llegaron al poder aúpados en la donación extranjera, del chavismo venezolano o de la megacorruptora Odebrecht, permitieron que foráneos influyeran y determinaran la decisión de los peruanos para elegir a su presidente. Tan grosero como pueda parecer quienes se llenaban la boca afirmando defender los intereses de la nación y los valores propios abrían las puertas a las donaciones del extranjero que les permitieron llegar al poder durante un quinquenio que se asoma como el de la vergüenza.

Ninguna honestidad hizo la diferencia, tampoco escrúpulos para hipotecarse política y económicamente a los donantes que nunca dan dinero por nada. Las revelaciones de Jorge Barata de que entregó a Heredia tres millones de dólares para la campaña electoral ponen a Heredia junto a su pusilánime cónyuge a un paso de la cárcel por lavado de activos y negociación incompatible.

Dentro de este esquema perverso toda representación está unida a la inversión de campaña. Y los únicos que pueden participar en una contienda electoral son los solventes o los que tienen amigos y simpatizantes ricos. Esta desigualdad de partida hace que los mejores candidatos o no participen o se retiren si no pueden recaudar el dinero que los hará competitivos.

De ahí la percepción de que las campañas electorales se financian de manera corrupta. Que individuos y grupos dan sumas significativas de dinero a quienes resulten elegidos los que tendrán las decisiones que ayuden los intereses de los donantes. Y los representantes aparecen menos responsables ante los votantes y más ante los donantes con intereses especiales.

Nos toca limitar la repercusión del dinero y la influencia de los donantes de grandes sumas, en especial si vienen del extranjero. Una vía es ofrecer fondos públicos para la transparencia del proceso lo que exige publicar la información de donaciones y gastos de modo constante y limitar la cantidad de fondos que se permite recaudar o gastar.

Restringir gastos electorales es saludable para la democracia y para los electores. Si las campañas son menos caras más gente capaz, honesta y sincera puede participar. La calidad de la representación mejoraría con la integridad y honestidad de los elegidos.

Que no contribuyan gobiernos, ni empresas ni partidos políticos extranjeros. En EEUU están prohibidos los aportes de corporaciones y posibles contratistas del gobierno. Es evidente que todo donante espera recibir algo por su inversión. ¿Cómo la retribuyeron Humala y Heredia?

Los electores debemos saber quién está apoyando a los candidatos y si ello influirá en las futuras decisiones. Se trata de asegurar la integridad del sistema político, de recuperar la confianza y de permitir que el electorado elija informado. Es legítimo que se recaude y gaste dinero pero éste no debe distorsionar el funcionamiento institucional y ético de la democracia como está sucediendo.

En plena lucha contra la corrupción necesitamos procesos electorales transparentes, sin dinero sucio de por medio. En una elección participan ciudadanos de un Estado y no extranjeros. Si corporaciones internacionales financian campañas se produce una intromisión que avasalla la soberanía popular manifiesta en el sufragio.

Se impone un nuevo marco legislativo que, con amplio consenso político y ciudadano, regule la financiación privada y el uso de los recursos públicos. Que contemple sanciones penales y económicas para las transgresiones. Los políticos astutos y ambiciosos siempre intentarán evadir o burlar la ley pero su aplicación requiere voluntad política, fondos adecuados y sanciones penales apropiadas. El único camino a la integridad y a la transparencia política.


COMPRAR EL VOTO 
DESDE FUERA


Correo, 25 02 17

El nacionalismo es entendido como la reivindicación del derecho de una nacionalidad a reafirmar su propia personalidad mediante la autodeterminación política. Alude al apego a los valores propios. Pero en nuestro país el llamado Partido Nacionalista, de Ollanta Humala y Nadine Heredia, representa lo opuesto. Sus campañas electorales han estado abiertas al financiamiento extranjero, del chavismo venezolano o del empresariado brasileño, representado por la megacorruptora Odebrecht cuyo máximo directivo reveló que entregó tres millones de dólares a Heredia por recomendación de Lula da Silva para que Humala pudiera ganar las elecciones.

Era cierto que podían poner y sacar presidentes. Una fuerte donación podría suponer una coima adelantada y un escándalo que pone a un pie de la cárcel a la pareja presidencial, del dizque nacionalismo, por lavado de activos y negociación incompatible.

Una elección presidencial cuesta dinero para competir en campañas cada día más caras. Pagar oficinas, personal idóneo, personeros, publicidad, viajes y mítines para difundir el mensaje y darse a conocer, más la creciente dependencia de la publicidad en los medios de comunicación.


En Estados Unidos en cada campaña se habla de millones de dólares y es el modelo seguido en el Perú. Los candidatos recaudan millones en dinero donado directamente o invertido en su beneficio lo que genera graves problemas de integridad. Lo que hacen con los fondos recaudados son fuente de problemas y un peligro para las democracias. No siempre van a los gastos de campaña. Se generan compromisos de tratos preferenciales a los donantes de sumas considerables. Verdaderas hipotecas subordinan a los representantes elegidos a los intereses de quienes aportaron el dinero. Se compra así desproporcionada influencia. Pero cuando ésta viene del extranjero se configura, además, una intromisión que avasalla la soberanía popular manifestada en el sufragio. Simplemente con el dinero se orienta y define el voto. Inadmisible e indignante.

miércoles, 22 de febrero de 2017


LA GUERRA DE TRUMP
CONTRA LA PRENSA

Publicado en la revista Vela Verde del 20 02 17

Donald Trump tiene una relación difícil con los medios. Los critica un día sí y otro también. El líder máximo del país del liberalismo no está para nada feliz con la libertad de prensa. No le gusta que no repitan su verdad, no quiere críticas ni versiones alternativas. Es exigente con su propio dogma, el del triunfo completo con base en el dinero que le ha permitido hacer el camino a la casa blanca como quien escala una cumbre. Que alguien no lo reconozca lo pone mal. Y por ello considera a los medios tergiversadores o deshonestos. Pero se cuida de proporcionarles noticias y debates bien aderezados de sensacionalismo.

Los medios de comunicación están descolocados, obligados a preguntarse si ayudaron con su crítica y su responsabilidad a victimizar a Trump para que se convirtiera en ganador. ¿Cuántas horas de televisión gratuita le concedieron en el afán que el elector viera el peligro que representaba, banalizando sus propuestas o levantando sus aspectos de personaje más  pintoresco que positivo. Lo beneficiaron con el escándalo permanente. La prensa pudo pecar de excesiva o de cándida pero siempre confió en su poder para exponer razones y orientar al ciudadano denunciando el peligro de un presidente grosero, nacionalista y xenófobo. Finalmente resultó un juego perverso en el que el elector votó por reacción a las razones, más conectado con las emociones primarias que le inspiraba el candidato permanentemente atacado.

PUGNA PERVERSA

Así sostuvo su campaña y así comenzó su mandato enfrentado al llamado cuarto poder, muchas veces el primero, acostumbrado incluso a dominar gobiernos. El poder político hoy se juega en el terreno de la información por eso hay políticos que hacen prensa y periodistas que hacen política. La comunicación da poder y distribuye poder.


Pero con Trump esta pugna tiene aristas perversas, estamos ante un gobernante con claros antecedentes de intolerancia, antes de ser presidente ya había amenazado a varios medios con demandas por difamación. Por eso el Comité para la Protección de los Periodistas considera que su gobierno encarna un peligro “sin precedentes” para la libertad de prensa por su “traición a los valores de la libertad de expresión”.

Ya en su primera comparecencia pública como presidente de Estados Unidos, en la sede de la CIA, otro símbolo de poder, acusó a los medios de haber mentido sobre la asistencia a la jornada inaugural. "Estoy con vosotros en un 1.000%. El motivo por el que sois mi primera visita es que estoy embarcado en una guerra con los medios. Están entre los seres humanos más deshonestos de la tierra".

En esta misma línea de confrontación el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, advirtió que los periodistas "rendirán cuentas" por la manipulación intencionada de la cifra de asistentes a la investidura presidencial. La actitud oficial es de exigir explicaciones a los periodistas y no darlas. Y sucedió en la misma sala de prensa en la que Barack Obama se despidió con una defensa encendida de la libertad de prensa y del derecho de los periodistas a pedir cuentas al poder.

Donald Trump trae un estilo grosero para mentir y avasallar al discrepante. Quiere imponerse por el miedo e incitar a la autocensura para que no lo critiquen.

Están en problemas la libertad de prensa y el derecho a la información. Por tanto no incumbe solo a los periodistas, son los ciudadanos los afectados. Tanto el periodista como el político son mediadores que junto al ciudadano deben defender sus derechos y ejercer la resistencia civil. 

Pero Trump se ríe de estos asertos porque pretende defender al ciudadano al estar contra los medios, una treta efectiva que se basa en el rechazo que puede sentir el ciudadano por los excesos de la prensa, aprovecha del descrédito agravado en estos años de crisis.

HEGEMONIA E IMPUNIDAD

En realidad lo que quiere y está logrando es imponerse sobre los medios para buscar la hegemonía y la impunidad, protegiéndose de informaciones peligrosas. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación quiere profundizar en los negocios de Trump, con un escrutinio similar al de los 'papeles de Panamá'. Avizoran que ahí podría estar su talón de Aquiles.

Los principales editores de 'The New Yorker', 'Slate', 'The Huffington Post' y la cadena Univisión debatieron en Nueva York, moderados por Brian Stelter de la CNN, sobre este desafío. Que la CNN se haya convertido en enemigo de la Casa Blanca es una ironía. Pero el público que votó a Trump  no lee los medios serios que considera liberales y elitistas. Son más tributarios de Fox News y de las publicaciones amarillentas de Rupert Murdoch el magnate mediático que sustentó al Tea Party, la facción republicana ultraconservadora que agita el odio como una mercancía informativa. La batalla se dará en las cadenas de clásicas, ABC, CBS y NBC, y en sus filiales locales para llegar al gran público con la información y la opinión.

Para Trump los medios son la oposición política. Les aplica la demagogia, el nacionalismo, los ataques exacerbados y el odio que tienen éxito en distintas partes del mundo donde la democracia liberal está puesta a prueba frente al extremismo populista que, de derecha o de izquierda, se caracteriza por amenazar la libertad de expresión y la libertad de prensa. Sus ataques buscan destruir la credibilidad para dejar espacio a los medios que pueda controlar y que lo apoyan sin exigencias.

El director de The Washington Post, Martin Baron, detalló los improperios que Trump les había dirigido sistemáticamente: “Asquerosos”, “escoria”, “la forma más baja de vida”, “enemigos”, “basura”. A El País lo llamó “Máquina de Fango”. Trump sobrevivió así al escándalo de sus agresiones sexuales a las mujeres y ha evitado presentar la declaración de impuestos que la prensa reclama. Denuestos especialmente útiles para eludir la explicación de sus fuentes de financiación.

Trump juega al desprestigio de la prensa sabiendo que hay un rechazo de base que se ha ganado por su cercanía al poder, su parcialidad, su manipulación y arrogancia, su rechazo a una regulación básica que permita un ejercicio equilibrado del poder mediático. Algo evidente en plena avalancha digital que trae nuevos medios y nuevos receptores con posibilidad de crear y responder contenidos propios.

El desafío digital puede fortalecer la prensa tradicional o debilitarla según la opción de los propietarios de los medios. Se hacen más frágiles si deciden continuar subordinados al poder político o económico cuando lo que se requiere es una prensa independiente y fuerte que gane nuevamente la confianza de los usuarios.

Antonio Caño, director de El País, es fuertemente autocrítico sobre los errores de los periódicos. “Exageraciones, inexactitudes, frivolidades, omisiones, descuidos… están a la orden del día en una profesión que, además, ahora se ve obligada a trabajar en peores condiciones laborales. Pero todos los defectos imaginables no son suficientes para olvidar la decisiva función de vigilancia que los periódicos cumplen en una sociedad democrática. Sin ellos, simplemente estaríamos a merced de los embusteros y los manipuladores”.

PRESERVAR LA DEMOCRACIA

En esta guerra se trata de preservar los valores democráticos más allá de la orientación ideológica, de los intereses o del modelo económico que ciertamente defienden los medios. Hablamos de pluralidad pero también de transparencia. Si los medios quieren afianzar su credibilidad deben respetar el derecho a la información y los códigos éticos que asuman.

Mucho cuidado con Donald Trump, no es una golondrina de verano. Tendrá imitadores en todos los países como signo de una época en la que los populismos y ultranacionalismos son una respuesta a la globalización que deja muchos perdedores que exigen respuestas diferentes. Ya se anuncian problemas en las elecciones presidenciales en Austria y Francia.

Y es que los candidatos antisistema en Europa y EE UU avanzan sobre el fracaso de las promesas de seguridad y prosperidad así como de la incapacidad de contener la corrupción. Lo sabemos bien en el Perú donde el rechazo a las élites y al sistema prospera rápidamente sin importar que sea el mayor factor de desarrollo del populismo.  La gente reprocha a las élites de estar al servicio de sí mismas, y no del pueblo. Crítica esencial cuando las personas elegidas democráticamente  defienden sus bolsillos y no el interés general.


Mientras tanto proliferan los comentarios procaces, la adoración del dinero y el desprecio a los que no lo tienen. La prensa no puede dejar de repercutirlos. Es una trampa que el francés Bernard-Henri Lévy grafica brillantemente “Los insultos en boca de este multimillonario artista de la estafa, con varias quiebras en su haber y posibles vínculos con la mafia, se han vuelto la síntesis del Credo Americano; comida basura para la mente, llena de ideas grasosas que tapan los sabores cosmopolitas, más sutiles, de la infinidad de tradiciones que compusieron el gran idilio estadounidense”. No hay más.

sábado, 18 de febrero de 2017

GOBERNAR 
CON LAVA JATO

En Correo el 18 02 17

Los peruanos estamos indignados por la corrupción de grandes, medianos y pequeños. Temerosos por lo que pueda venir sin saber quiénes más estarán implicados. Y angustiados en relación al presidente y al futuro del país. Que solo 35% lo apruebe se debe a una mezcla de factores. Es cierto que la tendencia a la baja estaba antes de Lava Jato pero continúa. Aunque la gran mayoría está de acuerdo con las medidas adoptadas PPK es desaprobado por lo poco hecho en seguridad ciudadana y porque la economía sufrirá un bajón mayor que el previsto por el impacto de la corrupción en la estabilidad política y jurídica. Los decretos legislativos pueden ser buenos pero ello no es suficiente para que el ciudadano medio sienta que el piso no se mueve y que el gobierno podrá culminar su mandato.

PPK tiene un gobierno débil con un gabinete técnico no político, una bancada parlamentaria diminuta y poco solvente y un partido de gobierno inexistente. Era así antes del escándalo Odebrecht, pero ahora es peor con el ambiente político irrespirable por los rumores, las conjuras, las amenazas, los riesgos y las denuncias posibles. Que Toledo, socio político putativo de PPK, esté buscado en el mundo para que cumpla prisión provisional abona al desastre.


La firmeza e imparcialidad de PPK no son suficientes, las denuncias no acaban aquí y producirán tal ruido político y tal copamiento del espacio que le será muy difícil gobernar. Para contrarrestar lo que se viene requiere de un gabinete altamente político, que le sirva de segunda fila para sostener sus decisiones con ministros que no miren a otro lado cada vez que haya un cuestionamiento serio. Es momento de cambiar gabinete y de disciplinar su bancada. De no hacerlo Lava Jato se lo comerá con zapatos y todo, aunque él no esté involucrado en ningún soborno. 

EL RELEVO DEMOCRÁTICO 

EN EL 2021

En Político.pe del 18 02 17
La democracia es siempre una empresa ardua e inacabada. La nuestra está bajo un embate especialmente tóxico, gran parte de la clase política en nuestro país, como está sucediendo en otros países de la región, se está viendo afectada por el descrédito de la corrupción. Odebrecht ha hecho mucho daño. Mucho más del que se puede cuantificar. No solo las grandes cantidades de dinero robado. También la terrible inseguridad en los políticos pues no sabemos si el líder que presumíamos confiable podría tener un precio.
La democracia real es siempre menos atractiva que la democracia ideal. Pero, aun así, afectada como está en su sustrato ético nos toca defenderla. Es como la salud: sólo la valoramos cuando la perdemos. Defenderla ahora que vivimos la paradoja dramática de que Alejandro Toledo que lideró su rescate hace 17 años es uno de los políticos que la ha vulnerado en sus principios éticos republicanos.
La alternancia es un traspaso no violento del poder. Es la  característica central de la democracia que se da por la voluntad de los ciudadanos a través de las urnas para elegir entre quienes postulan ofreciendo lo mejor para gobernar. La alternancia en el poder es el meollo de la democracia. Para ello debe haber liderazgo político acompañado de autoridad moral, competencia y honestidad, y del respeto a la Ley como indicador de la madurez de una sociedad.

Hace poco hemos logrado nuestra cuarta transferencia después de una justa electoral pero el mandato de PPK se está ejerciendo bajo fuertes vientos de fronda. La corrupción detectada y la que ciertamente vendrá amenazan con dejarnos un páramo en cuanto a líderes políticos. Existe desencanto pero sobre todo inseguridad en que los líderes que vienen sean los que necesitamos, que no sean otra estafa moral. Con dos expresidentes en la cárcel y otro amenazado de prisión se puede comprender este estado de ánimo. Para superarlo y lograr el relevo en la emblemática fecha del 2021 se requiere que PPK permanezca en la presidencia y que sus colaboradores ostenten suficiente transparencia, honestidad, firmeza e imparcialidad para darnos seguridad. A contracorriente de la peligrosa desilusión y desconfianza que se extiende como una sombra oscura y siniestra. Y de la irresponsabilidad de quienes anuncian que caerá irremediablemente, el país necesita que PPK continúe y que haga lo posible por reconstruir la fe perdida con los escándalos que lamentablemente vivimos.



martes, 14 de febrero de 2017


LA MARCHA 

NO FUE UN CUENTO

En Correo el 11 02 17

Alejandro Toledo ha caído en el descrédito nacional e internacional y está a un paso de la cárcel. No por ello puede perderse y menos banalizarse la digna lucha, soCstenida y prolongada, que libramos muchos peruanos decentes contra la corrupción de la dupla Fujimori Montesinos y por la recuperación de la democracia. 

La situación jurídica de Toledo no se debe a ninguna venganza por haber liderado la Marcha de los Cuatro Suyos, fue una gran gesta nacional que no es ni será un cuento. Hablamos de la manifestación política no electoral más grande de la historia. La que congregó a miles de peruanos llegados de todos los rincones al Paseo de la República ese 27 de julio del 2000 para protestar contra Fujimori y su ilegítimo tercer mandato. Las calles de Lima se llenaron de todos los rostros, de todas las voces y de todas las banderas, cantando y agitando lemas con la demanda: "Democracia, ya!". 

Llegaron a pesar de todas las trabas y amenazas y de la feroz represión militar y policial. La Prefectura nos negó el permiso y la seguridad para impedir esa gran noche que vivimos como el clímax del trabajo de una larga década durante la cual Alejandro Toledo no estuvo presente. Se puso la vincha y la lideró porque era la única candidatura democrática que quedaba. Alberto Andrade y Lucho Castañeda habían quedado en el camino, destruidos por la insidia de Montesinos, la televisión comprada y los diarios chicha.

Que Alejandro Toledo haya preferido los millones de Odebrecht al liderazgo histórico que providencialmente cayó en sus manos no desmerece la honestidad, la dignidad y el sacrificio de quienes luchamos contra los atropellos políticos y legales de la dupla siniestra. Quienes apuestan por la desmemoria pueden alentar que hoy los fujimoristas se coloquen en balcón como oportunos moralizadores. No estamos en ese grupo.



EL MUNDO AL REVÉS
Publicado en Politico.pe el sábado 11 de febrero 2017

Érase una vez un príncipe pobre, una bruja hermosa y un pirata honrado. Así cantaba el gran Paco Ibáñez en los setenta. Todas esas cosas había una vez cuando yo vivía un mundo al revés. Aplicable al Perú donde hoy vemos a los fujimoristas predicando moral y anticorrupción y a Alejandro Toledo, que lideró la lucha contra la corrupción fujimontesinista, con orden de captura para ingresar a la cárcel en cuanto sea habido. Y leemos tuits de gente sospechosa, de santos y santones de todas las tiendas, incluida la izquierda, que con actitud farisea, gritan al ladrón cuando saben que tienen lo robado en el bolsillo.
Justicia divina dicen algunos pero lo que tenemos es vergüenza ajena e inmensa pena por la élite dirigente. Cuatro gobiernos seguidos, dos presidentes en cárcel, otros que podrían estar a la puerta, es el saldo de la última década del siglo pasado y tres lustros del presente siglo. Sin contar funcionarios medianos y menores que consideraban la coima como una forma aceptada de hacer negocios.
Aceptar o hacerse pagar sobornos es robar al país. Es traicionar al pueblo que confió en los gobernantes elegidos para personificar a la nación. El mayor orgullo posible es representar a gente sacrificada, trabajadora, imaginativa, que lucha día a día para ganar el sustento. Que no merecen la gran estafa moral de preferir el delito rentable a la historia.
Nadie parece salvarse pero el pueblo sí se salva. La buena fe no se penaliza. A pesar de que han menudeado golpes de Estado a nombre del saneamiento moral para darnos gobiernos también salpicados por la corrupción y otros latrocinios. La actual debacle encuentra un pueblo lacerado pero no impotente. Nos duele la corrupción de la gente en que confiamos pero a contracorriente hay dignidad y esperanza de que al haber tocado fondo la moral pública pueda resurgir saneada como el ave fénix. No se vislumbra todavía dónde está o estará la reserva moral que renovará la ilusión, la que no traicionará.
Por eso toca tener cuidado para no generalizar, para no tirar al bebe con el agua sucia, para no incriminar a todo lo que se mueve. Por eso el clamor es que las investigaciones del Ministerio Público se basen en pruebas, que las decisiones y sentencias del Poder Judicial se fundamenten, contra lo que su imagen sugiere, en la honestidad y no en las presiones políticas y económicas.
Sobre todo porque cuando se echa barro indiscriminadamente puede resultar manchada gente honorable como la impecable primera ministra Beatriz Merino con quien trabajé o Henry Pease o Luis Solari o los funcionarios y asesores con quienes fundamos el Foro Democrático como Fernando de la Flor, César Rodríguez Rabanal, Alberto Borea, Angel Delgado o Juan de la Puente. O el ahora apesadumbrado ex directivo de Perú Posible Luis Thais. Condolencias compartidas.  
Que la congresista fujimorista Úrsula Letona pida que todos los ministros del gobierno de Toledo sean investigados y den un paso al costado en la actual gestión de gobierno, es un exceso y un abuso. La presunción de inocencia es garantía universal de justicia. A la que se une cada trayectoria personal como indicador de solvencia ética.
No podemos dejar de reiterar que el saneamiento de la moral pública requiere un cambio radical en la manera de hacer política, a comenzar por las formas de llegar al poder. Nadie logra la Presidencia de la República o la representación en el Congreso sin gastar grandes cantidades de dinero que irrigan candidaturas obligadas a conseguir financiamiento hipotecando conciencias y futuras gestiones.
Esto habría sucedido con la campaña de Ollanta Humala financiada desde el exterior, con dineros brasileños y venezolanos. O con el presidente Santos laureado con un Nobel de la Paz hoy sospechoso de la contribución para nada inocente de Odebrecht. O con el presidente panameño que pide distinguir entre soborno y contribución electoral en una línea para nada sutil que encierra una estrategia para ocultar el escándalo. Y mucho más.

miércoles, 8 de febrero de 2017



¿CORRUPCIÓN 
EN LA PRENSA?


Publicado en la revista VELAVERDE el 6 de febrero 2017

El país se hunde en el fango de los pavorosos huaicos que asolan inmensas quebradas donde los ríos de agua limpia son reemplazados por infernales caídas de lodo y piedra dejando a su paso tristeza y desolación. Pero también se hunde en la pobreza moral cuando el fango de la corrupción amenaza a la clase política, empresarial y hasta a los mejores representantes de la prensa. A periodistas acreditados que lograron ubicarse en la cumbre de la información y de la opinología.

Estamos a la espera de los desenlaces, en silencio porque nos da miedo adelantar opiniones y menos aún nombres. El ambiente se ha llenado de chismes, de oscuridades y de amenazas. Pero cuando el mundo de la información y de la prensa forma parte de esta bruma todos nos preocupamos.

Muchos se refieren a la prensa como el cuarto poder que nació para hacer contrapeso a los otros poderes, el que fiscaliza a nombre de la sociedad, el que vela por la transparencia poniendo luces donde los intereses ocultos quieren sombras. Pocos aceptan que frente al gran poder político y económico se levanta el gran poder mediático disputando influencia a los elegidos en las urnas, poniendo temas y autoridades al más alto nivel. No es el cuarto poder, muchas veces es el primero.

Si los medios representan en sí mismos un gran poder a nadie extraña que mantengan relaciones especiales con el poder económico y el poder político. Lo que no es posible es que formen parte de las mismas huestes que deben fiscalizar, que sacrifiquen independencia e imparcialidad en el altar de dineros mal habidos o de influencias fáciles. Que los grandes reportajes o las grandes primicias, destapes, titulares se deban no a la misión de informar sino a los cheques que puedan recibir para hacer de sus crónicas o entrevistas el elogio de los que pagan.

Respetamos a los comunicadores institucionales, los que asesoran altos funcionarios e instituciones. Pueden laborar para bancos, empresas nacionales o transnacionales, ministerios y demás pero debemos saber de dónde proviene la información que proveen, que a todas luces es de parte y defiende determinados intereses que siendo legítimos pueden no ser los de la sociedad.

Tampoco son independientes los que se rinden a conferencias muy bien pagadas o a cursos y viajes nacionales o internacionales. Son formas que cruzan la delgada línea entre la seducción y el soborno. Quienes hacen propaganda no pueden opinar como si no tuvieran nada que ver con los beneficiarios de sus crónicas.

La paradoja es que uno de los grandes frenos de la corrupción ha sido siempre la prensa libre, éticamente empoderada para detectar delincuentes y descubrir falsos valores e impostores. Y si la prensa se ve involucrada con la espesa red de intereses políticos y económicos afectados por la corrupción de las constructoras brasileñas habríamos perdido como sociedad en nuestro derecho a la información y en la confianza en los mediadores que son los políticos y los periodistas.

Necesitamos de la prensa libre, ética, principista, lúcida, culta, eficaz, independiente. Que nos permita creer en la libertad, la democracia, la decencia posibles. En su lugar nos están acechando los viejos fantasmas, las sombras siniestras que el montesinismo nos dejó en la retina y en el corazón.

Lo terrible es que creímos que dejábamos esa pesadilla atrás, que las conciencias de prensa no estaban más en venta, que las líneas editoriales podían responder a los intereses nacionales y no a pagos bajo la mesa. Y es aún más peligroso pues toca a quienes pregonaron valores y decencia después del fujimorismo que, sin embargo, han cedido a ambiciones personales y de grupo dejando desprotegida a la sociedad.

El fariseísmo descubre su rostro en las serviciales ruedas de prensa, en las arregladas comparecencias públicas, en los insulsos debates electorales con maquillados políticos que no tienen al frente periodistas desde la libertad sino a sicarios desde la coima o el soborno.

No solo está la corrupción también el terrorismo, el narcotráfico, la xenofobia y los populismos que amenazan el derecho a la información y las libertades de expresión y de prensa. Conscientes de ello no es posible ni correcto caer en el desprestigio gratuito ni en la descalificación genérica abusiva. Destruir prestigios y credibilidades de periodistas y medios puede ser un arma de la misma corrupción. La línea es difícil de definir y fácil de cruzar, delicada porque pueden generarse escándalos que destruyen personajes importantes para la conciencia colectiva.

Para enfrentar este inmenso desafío, es indispensable la independencia, la autonomía y la valentía de quienes deben enfrentar y arriesgarse ante amenazas que proliferan. Así como jueces y fiscales son amedrentados por la corrupción los periodistas también encuentran amenazas a su integridad y a sus familias.

Enormes dificultades surgen para cumplir la misión informativa con rigor, la profesión está plagada de riesgos invisibles que demandan gran valentía personal para denunciar lacras. El periodismo corajudo y de calidad puede tener un costo muy alto, muchas veces ignorado, cabalmente representado en nuestros ocho mártires de Uchuraccay que en enero de 1983 ofrendaron sus vidas en la búsqueda de la verdad con la pasión e integridad que hoy es legado esencial.   

Alan Rusbridger, ex director del paradigmático The Guardian  dejó una frase que es norma básica del buen periodismo: “No nos dejaremos intimidar y seguiremos actuando de manera responsable”. Una responsabilidad que incluye la transparencia de la propiedad mediática y el acceso equitativo a las TICS con gobiernos que defiendan la honestidad como el acceso a la verdad. En este espacio nos encontramos todos.


domingo, 5 de febrero de 2017




FANGO MORAL

En Político.pe el 04 02 2017


Desmadre total. Fango de la naturaleza reemplazando el agua limpia en los ríos y quebradas. Fango en la conciencia social reemplazando la confianza y la fe en las instituciones y en los políticos. Las furias de la naturaleza y de la corrupción unidas en este infernal febrero lleno de oscuridades y temores. Esperamos con terror los noticieros que día a día se van llevando la esperanza.

La política, la que nos permite elegir a nuestros líderes y representantes que nos servirán como mandatarios, está afectada en su esencia que es el servicio a la sociedad. Devaluada y sin poder hacer mucho frente al huaico moral de las denuncias que dejan por los suelos dignidades y jerarquías. Nos preocupan los conflictos de poderes que preceden a la inacción y las incapacidades para investigar y sancionar que pueden venir de la densa madeja de intereses que se está tejiendo en pro de la impunidad.

Nos preocupa que en nuestro país, como en muchos otros, el grave problema de fondo sea la imposibilidad de hacer política sin dinero. Que, como se dice ahora, el financiamiento sea indispensable y que los políticos deban entregar su alma al diablo para ingresar, contaminados e hipotecados, a esta actividad que se supone es esencialmente de servicio.

No hay forma distinta para hacer campañas electorales que pedir y encontrar dinero, el que no lo tiene o no lo obtiene no es elegido. Esta verdad aleja de la política a la gente capaz y honesta que vive de su trabajo aunque quisiera contribuir a solucionar los problemas nacionales que se hacen más graves. Que debe contentarse con ser espectadora y votante cada cuatro años si no quiere entregar a cambio parte de su conciencia.

Porque los escaños, la notoriedad, la importancia y la influencia cuestan dinero y obtenerlo significa arreglar con quienes lo tienen. La única manera de llegar a la Presidencia de la República o al Congreso es financiando viajes, mítines, propaganda en los medios de comunicación, en especial en la televisión que cuenta los segundos para no dejar de ganar en la mina de oro que es cada competencia electoral. Por eso a nadie extraña que se diga que Odebrecht, la multimillonaria constructora de la corrupción, ponía y sacaba presidentes. Y de seguro también funcionarios de mayor y menor nivel.

Creímos que habíamos dejado atrás la indigna etapa nacional de la vladicorrupción. Que con el retorno de la de­mocracia vendría la decencia y la ética. Lamentablemente nos equivocamos. El post fujimorismo está hoy plagado de sos­pechas, falsedades y escándalos de corrupción transnacional. Ojalá se sancionara a todos los responsables aunque sanear la relación de la política con el dinero para unirla con la moral parece casi un imposible.

Por eso es importante animar el debate sobre el financiamiento público de los partidos y mirar a los países que han logrado librarse del mercadeo electoral que destruye principios y se lleva la integridad como un huaico infamante.




NECESITAMOS 
CREER


Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo el 4 de febrero 2017

El país está en plena crisis de confianza. Necesitamos creer en la justicia que es la única que puede pre­cisar dónde está la legalidad y dónde la corrupción. Para evitar que las generalizaciones abusivas y los temores ubicuos se lleven como un huaico la credibilidad de las instituciones y de los políticos. Porque está en riesgo la legitimidad y también la democracia. Necesitamos separar la paja del trigo para recuperar la política como servicio al ciudadano y como base de la ética republicana. Para que los ciuda­danos de a pie, que sufren los problemas sin resolver recuperen la esperanza destruida por la inacción, los es­cándalos y la corrupción.

Le ha tocado a PPK esta difícil etapa y deberá enfrentarla con valentía y decisión. No conocemos todavía todos los nombres de políticos, tecnó­cratas, empresarios y periodistas que traerá este huaico moral. Esperamos con miedo, sin echar más leña al fuego, aunque surjan las dudas por la inacción, la lentitud y la duplicidad de esfuerzos.

Que PPK se decida a hacer política. Le ha tocado el mayor desafío de los últimos tiempos, más que a Valentín Paniagua, el presidente de la transición post corrupción fujimorista. Si en el 2001 algo se pudo hacer, el 2017 habrá que hacer mucho más, convocar instituciones y personas sanas para probar que nuestra República aún funciona, que hay resistencia organizada contra este flagelo, que los equipos de fisca­les que investigan y los de jueces que decidirán responden a la exigencia moral de la sociedad.

Que se prueben los delitos y se sancione a grandes y pequeños. Un huaico de indignación, insatisfacción y decepción está a la puerta. Toda impunidad erosiona la legitimidad y de no corregir la situación de la mejor manera el descrédito crecerá como una gran ola tóxica con consecuencias económicas y políticas que podrían destruir hasta el sistema político democrático. Cuidado!!.