NACIONALISMO BAMBA
En Político.pe el 25 02 17
Los nacionalistas criollos conducidos por Ollanta Humala y
Nadine Heredia llegaron al poder aúpados en la donación extranjera, del
chavismo venezolano o de la megacorruptora Odebrecht, permitieron que foráneos
influyeran y determinaran la decisión de los peruanos para elegir a su
presidente. Tan grosero como pueda parecer quienes se llenaban la boca
afirmando defender los intereses de la nación y los valores propios abrían las
puertas a las donaciones del extranjero que les permitieron llegar al poder durante
un quinquenio que se asoma como el de la vergüenza.
Ninguna honestidad hizo la diferencia, tampoco escrúpulos para
hipotecarse política y económicamente a los donantes que nunca dan dinero por
nada. Las revelaciones de Jorge Barata de que entregó a Heredia tres millones
de dólares para la campaña electoral ponen a Heredia junto a su pusilánime
cónyuge a un paso de la cárcel por lavado de activos y negociación
incompatible.
Dentro de este esquema perverso toda representación está unida a
la inversión de campaña. Y los únicos que pueden participar en una contienda
electoral son los solventes o los que tienen amigos y simpatizantes ricos. Esta
desigualdad de partida hace que los mejores candidatos o no participen o se
retiren si no pueden recaudar el dinero que los hará competitivos.
De ahí la percepción de que las campañas electorales se
financian de manera corrupta. Que individuos y grupos dan sumas significativas
de dinero a quienes resulten elegidos los que tendrán las decisiones que ayuden
los intereses de los donantes. Y los representantes aparecen menos responsables
ante los votantes y más ante los donantes con intereses especiales.
Nos toca limitar la repercusión del dinero y la influencia de
los donantes de grandes sumas, en especial si vienen del extranjero. Una vía es
ofrecer fondos públicos para la transparencia del proceso lo que exige publicar
la información de donaciones y gastos de modo constante y limitar la cantidad
de fondos que se permite recaudar o gastar.
Restringir gastos electorales es saludable para la democracia y
para los electores. Si las campañas son menos caras más gente capaz,
honesta y sincera puede participar. La calidad de la representación mejoraría
con la integridad y honestidad de los elegidos.
Que no contribuyan gobiernos, ni empresas ni partidos políticos
extranjeros. En EEUU están prohibidos los aportes de corporaciones y posibles
contratistas del gobierno. Es evidente que todo donante espera recibir algo por
su inversión. ¿Cómo la retribuyeron Humala y Heredia?
Los electores debemos saber quién está apoyando a los candidatos
y si ello influirá en las futuras decisiones. Se trata de asegurar la
integridad del sistema político, de recuperar la confianza y de permitir que el
electorado elija informado. Es legítimo que se recaude y gaste dinero pero éste
no debe distorsionar el funcionamiento institucional y ético de la democracia
como está sucediendo.
En plena lucha contra la corrupción necesitamos procesos
electorales transparentes, sin dinero sucio de por medio. En una elección
participan ciudadanos de un Estado y no extranjeros. Si corporaciones
internacionales financian campañas se produce una intromisión que avasalla la
soberanía popular manifiesta en el sufragio.
Se impone un nuevo marco legislativo que, con amplio consenso
político y ciudadano, regule la financiación privada y el uso de los recursos
públicos. Que contemple sanciones penales y económicas para las transgresiones. Los políticos astutos y
ambiciosos siempre intentarán evadir o burlar la ley pero su aplicación
requiere voluntad política, fondos adecuados y sanciones penales apropiadas. El
único camino a la integridad y a la transparencia política.
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