sábado, 25 de junio de 2016



LO QUE QUEREMOS


En Correo, el 25 de junio 2016


Los nombres del futuro gabinete van y vienen pero sin olvidar que la tarea de fondo de PPK es formar la masa crítica que lo apoyará en su gestión. Tender puentes, buscar diálogos, traducir el talante de los que votaron por él por ser la alternativa opuesta al fujimorismo. No es difícil, se trata de encarnar el rechazo a un estilo de hacer política que irrespeta derechos fundamentales e instituciones tutelares para usarlas en beneficio de intereses espurios. 

De ahí que la base de su plataforma debería ser el balance y equilibrio de poderes, el respeto a la fiscalización y la supervisión, el rendimiento de cuentas y un gran paraguas que ligue la ética con la política en la lucha contra la corrupción. Poner por encima el derecho a la vida y las libertades fundamentales que están en el centro de la exigencia de desterrar la criminalidad que azota la capital y las principales ciudades del país. A lo que se agrega la ilusión por el relanzamiento de la economía y de la inversión privada.

Con estos lineamientos ya estaríamos en una nueva Hoja de Ruta. Si PPK y su equipo lograran conectar con ella, de seguro, tendrían al país de su lado. Quedarán atrás los tulipanes que no se enviaron y los saludos o disculpas que no llegaron pues ya no es tiempo de exigir buenas maneras sino de pensar en buenas decisiones.


Después del marasmo humalista necesitamos acción y eficiencia. Corresponderá a PPK construir la legitimidad que lo acompañará, ojalá, durante toda su gestión. Urge que supere ya el 50.1% que lo encumbró a Palacio y gane los puntos de aprobación que le faltan para ser el líder democrático de todos los peruanos.   


PPK A LA CONQUISTA 

DE LOS PUEBLOS


En Político.pe el 24 de junio 2016

Comenzó la transferencia, pronto será la entrega de credenciales por el JNE al nuevo gobernante y el Perú entrará de lleno en una nueva etapa que se anuncia entusiasta, inspirada no sólo en el buen humor del presidente del apellido difícil, también en la seriedad de su cargo y en sus condiciones personales y profesionales de altísima calidad.

Un entusiasmo presidencial que ya reclama decisiones. Una muy buena ha sido viajar para agradecer personalmente el apoyo del pueblo cuzqueño en su tierra como un primer paso para honrar sus promesas de campaña. La siguiente pascana debería ser Arequipa tan generosa y decisiva y por supuesto le toca ir a la reconquista del norte.  

En realidad debería recorrer todo el país, pueblos y regiones, que esperan a PPK que deberá dosificar prudentemente su tiempo y su energía para responder a la ilusión y esperanza que despierta un gobierno nuevo. Si así lo hiciera, con un inteligente y comprometido peregrinaje nacional podría cerrarle el paso a ese fujimorismo parlamentario que algunos quisieran agresivo y prepotente a partir del uso forzudo e inconveniente de la mayoría obtenida en las urnas. No estamos en tiempos de guerra sino de construcción. Por eso el mismo pueblo que los eligió como representantes naranjas podría decirle no a una actitud intolerante y de confrontación con un gobierno que sí dialoga y exhibe voluntad de superar la polarización.

En una campaña electoral se pueden decir muchas cosas pero un ánimo de pelea e inmadurez que persista podría afectar seriamente la estabilidad democrática. Por eso los pueblos cívicamente desarrollados saben pasar la página. En las antípodas de esa actitud deseable estarían las censuras de gabinetes o la disolución del Congreso o las vacancias presidenciales por incapacidad. Nada de eso es positivo ni será bien recibido por un pueblo ilusionado con esperanzas de cambio. Los agravios y los rencores de una campaña se quedan en ella no tienen porqué prolongarse malamente a lo largo de una gestión que todos deseamos exitosa. PPK tiene ante sí una legitimidad por construir. Se ha dicho y repetido que no hay lugar para la obstrucción, que vienen tiempos de hacer política en el mejor sentido y conectar con el cambio. 

Ni gobierno ni oposición pueden actuar en contra de los intereses del país. Puede ser que no se sienten a dialogar entre sí, como hubiera sido deseable, pero ambos están obligados a aceptar ese gran derrotero común de hacer todo lo posible por construir bienestar para los peruanos sin discriminación ni exclusiones en un marco de democracia y Estado de Derecho. En esa línea nos encontramos todos.

domingo, 19 de junio de 2016



LOS ANTIS 
NO GOBIERNAN


Correo el 18 06 16


PPK ya es presidente, le toca conducir la transferencia antes de comenzar a gobernar un país dividido en dos mitades. No será la primera ni la última vez que un gobernante asume su tarea con una votación precaria, es la dinámica de los ballotages. Y si no se quiere una versión peruana de la cohabitación francesa que permite dos cabezas -una del presidente y la otra del primer ministro, que pueden responder a gobierno y oposición- deberá hilar fino para conseguir gobernabilidad. 

PPK ha sido elegido por el antifujimorismo y los antis no gobiernan, le toca traducirlo en propuestas, ver de qué está hecho este sector, qué es lo que lo une y qué es lo que rechaza, para poder alinearlo en torno a objetivos nacionales. Y lo más probable es que el resultado de esta traducción sea la preocupación por el país, por el respeto a las instituciones. Antifujimorismo significa recordar episodios negros como el asesinato de La Cantuta o la destitución de los magistrados del TC o la compra de los medios de comunicación. Todo lo que no queremos que se repita.


En el 2001 Alejandro Toledo dio por terminada la transición de Valentín Paniagua y aunque debió impulsar una refundación republicana no lo hizo. A comenzar por cambiar la Constitución de 1993 como lo había ofrecido el mismo Paniagua pero la idea no prosperó. Hemos avanzado 15 años con las mismas normas sin que el antifujimorismo vencedor se diera el tiempo para hacer borrón y cuenta nueva. Ahora cuando el fujimorismo reaparece -con el respaldo de la mitad del país- deberían surgir nuevas estrategias de unidad. Tener en cuenta que el único espacio en el que todos los políticos, incluidos los fujimoristas, se sentaron en armonía a la mesa, fue cuando gestaron el Acuerdo Nacional que contiene las 24 políticas de Estado que reflejan el ideal republicano. Este resultado –de un trabajo realizado por fujimoristas y antifujimoristas juntos-  los obliga moralmente a su cumplimiento. Si queremos un gobierno para todos los peruanos, esas políticas de Estado pueden y deberían ser el Programa Común en esta etapa difícil.    

CONVERSAR 

NO ES PACTAR

En Político.pe el 18 06 16

El último quinquenio antes de alcanzar el bicentenario de la independencia, debería ser una demostración de madurez política, de posibilidades de acuerdo en función de los intereses nacionales, de dejar de lado la suma cero que impide el avance colectivo.
Y para ello tenemos un instrumento valioso, resultado del trabajo de fujimoristas y antifujimoristas juntos, como es el Acuerdo Nacional que los obliga moralmente. Sus 24 políticas de Estado se orientan a un país más justo y democrático y aunque no son vinculantes si representan el mejor esfuerzo, realizado en el Perú, de armonización política.
Si personajes de la talla de Alan García y de Luis Bedoya Reyes se consideran optimistas, respecto de lo que es posible hacer en los próximos cinco años, con la condición de que todas las partes actúen con inteligencia y patriotismo, los periodistas que también estamos en la escena, no deberíamos ser menos optimistas.
Como lo ha dicho AGP tenemos a dos poderes con distintos titulares que no tienen porqué ubicarse necesariamente en el gobierno o en la oposición bajo pena de llevarnos al desastre. En política no cuentan los orgullos mal entendidos y sí cuentan los resultados que serán exigidos a los líderes políticos identificables. No olvidar que la rendición de cuentas es un elemento de la democracia que estamos consolidando con un impecable cuarto proceso electoral consecutivo.
La situación puede ser compleja pero no imposible de abordar. Hay dos líderes unidos por una mínima diferencia que los aleja pero también los acerca. Uno estará en el Ejecutivo y otra liderando el Legislativo, con suficiente poder para trabarse uno al otro y lograr que la ciudadanía los descalifique a ambos. Y ninguno estará interesado en ello.
Es fácil hablar de consensos y difícil conseguirlos. Es el momento de conversar. Bien ha dicho PPK que no tiene orgullos y se disculpa. Pero del otro lado es el entorno el que se expresa y no Keiko Fujimori que podría quedar atrapada en orgullos ajenos que no le convienen para sus intereses políticos. La rectificación debería ser recíproca y con pocos detalles ya que los agravios han sido multiformes y venido de ambos lados. Se requiere madurez y no chiquilladas, sin lugar en la gran política. La humillación o el flagelamiento públicos no tienen sentido. El siguiente paso debería ser el ya propuesto gabinete de ancha base que podría tomar como programa común el conjunto de políticas de Estado del Acuerdo Nacional. Ninguno de ellos puede imponerse pero la más interesada en hacer buena letra porque quiere suceder a PPK en el 2021 es KF y no él.
En este escenario concreto no hay lugar para el obstruccionismo y menos aún para el espectáculo vacío, sin logros concretos. En esta etapa de la revolución tecnológica la vigilancia ciudadana es permanente y los políticos están bajo presión y fuego previsible. Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori deben conversar por interés propio y por conveniencia política para el país. Y recordar que conversar no significa pactar, pero si lo hacen, sin concesiones de principios, es aún mejor. El país se los reconocerá.


viernes, 10 de junio de 2016



ATENDER 

LAS URGENCIAS LOS UNIRÁ

Publicado en Político,pe el 09 06 16

Terminó la espera y se confirmó que por pequeña diferencia PPK consiguió la presidencia del Perú. Décimas de punto forjaron un panorama complicado pues dividen al país en dos mitades casi iguales pero no complementarias sino opuestas. Sobre todo porque siendo nuestro sistema político presidencialista el Ejecutivo es el poder que personifica a la nación aunque el Congreso congregue a los representantes elegidos está vez con mayoría casi calificada de lo que será la oposición fujimorista.

Desde el primer momento dijimos que esta definición sería moral y así ha sido en especial por el impulso de los jóvenes que con peso electoral específico dieron la victoria al candidato que consideraban limpio y sin vinculaciones con el narcotráfico. La trayectoria de los noventa pesó en un país que no quiere repetir lo sucedido en corrupción y violaciones de derechos humanos. La lección más allá de los errores puntuales, destacados por muchos analistas, es que debe haber memoria pero no odio y que las campañas electorales deben dejarnos autoridades que funcionen sin inmadureces que nublen su desempeño. El antifujimorismo existe y sigue siendo ganador pero en el gobierno es otro tema. No alcanzó por ejemplo para dar coherencia a la gestión de Ollanta Humala, el más mediocre gobernante del siglo, junto a su cogobernante esposa. 

Por ello ahora comienza lo más difícil para PPK, y su equipo lo sabe, conseguir unir a un país dividido, dar cohesión a su gobierno con base en los aspectos comunes de los programas de gobierno, que los hay y muchos, y sobre todo bajar la animadversión de quienes sienten que por diferencia mínima pierden por segunda vez la presidencia de la nación.

Pero el camino que se abre para PPK y para KF es largo y amplio, cinco años pueden pasar rápido o lento si las habilidades para hacer política no se exhiben y no se reflejan en logros que la sociedad peruana reclama y pueda reconocer más allá de las diferencias. Ambos presiden dos fuerzas políticas que son ganadoras y perdedoras al mismo tiempo. Una tiene el Ejecutivo en un país presidencialista y otra tiene el Congreso con mayoría casi calificada. Una será gobierno y la otra oposición pero ninguna de ellas puede ir en contra de los intereses del país que dividido por mitades les ha dado su voto y su confianza.

Lo único que no pueden hacer es decepcionar porque la sociedad entera, sin divisiones, demandará y exigirá logros y cumplimiento de promesas. Para eso existe el rendimiento de cuentas que abarca ambos poderes. Por tanto los problemas del país unen en las urgencias, las exigencias sociales no tienen color político. Y la defección tiene un costo.


El Acuerdo Nacional, bastante olvidado en los últimos tiempos surgió para lograr la unidad de las propuestas y de las acciones. No es una instancia de poder pero si un valioso documento que contiene las políticas de Estado que unen a todos los peruanos. Es el momento de retomarlo dadas las urgencias por atender, esas que los agravios cubrieron temporalmente y que ahora los políticos deberán asumir con responsabilidad política y social.  

martes, 7 de junio de 2016


LA AMENAZA LETAL

Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo el 04 06 16

Mañana son las elecciones y se define el destino del país. Ha sido una semana muy movida en la que PPK se puso las pilas para representar ese sector social que ve en la defensa de la democracia y en el bloqueo al fujimorismo, una misión moral y una tarea de salvataje nacional. Así lo dijo cuando se refirió a la amenaza letal para la democracia representada por la candidata que tiene al frente. La frase dura y contundente no fue tan comentada como la pelona que no cambió o los 500 días de licencia por maternidad, pero resume un espíritu que los días posteriores ha determinado el crecimiento a su favor. 
Aunque no se pueden mencionar encuestas las calles hablan, el viento resuena, la gente proclama, las distancias quedan atrás y PPK avanza. Se puede percibir el alivio en los angustiados y la racionalidad ética en el ambiente. 
Bien por PPK y su entorno que han marcado una línea que une a quienes tememos que el narcotráfico se enseñoree nuevamente como en tiempos del montesinismo y de un Vaticano que no dejaba lugar a dudas. No al narcoestado. La cruzada está funcionando. Hasta los más rebeldes toman su lugar. De un lado el llamado de Verónika Mendoza y la serenidad de Lourdes Flores, del otro las intervenciones suicidas del fujimorismo -como la mediática de José Chlimper- han sido eficientes hasta la disuasión. 
Solo queda esperar con optimismo. 




EN LA PUERTA DEL HORNO

Publicado en Político.pe
Este domingo llegamos a las urnas con un empate en el aire, con un final no apto para cardiacos que harían bien de protegerse de las malas impresiones. La contienda está en ebullición, el horno está calentando. Y las acusaciones que el fujimorismo ha sacado de la manga contra PPK hablan de un nerviosismo evidente porque viene a la mente el escenario electoral del 2011 cuando Ollanta Humala se empinó en los últimos días y hasta en las últimas horas para vencer a KFujimori por pocos pero contundentes votos. 
Para nada sorprendente pues PPK, el candidato del antifujimorismo y de la democracia, ha sacado garras y espíritu para representar a ese vasto sector que no estaba convencido y que después del debate presidencial comenzó a decidirse. El crecimiento de PPK, sin necesidad de revelar cifras de encuestas, puede verse y sentirse en las calles.

Días cruciales, de definiciones, que dejan atrás pullas y acusaciones para atender grandes frases como puede ser un inmenso no al narcoestado y una gran defensa frente a la corrupción y a las falsedades que han menudeado desde la tienda naranja. Los recuerdos de lo que vivimos en la década de los noventa, después del cinco de abril, están frescos en muchos electores. Y allí donde los apologistas del fujimorismo pretenden que hay odio solo hay memoria y donde ofrecen reconciliación hay impostación. Porque la ilusión de un reencuentro implica complacencia con una trayectoria nefasta y los vendedores de ilusiones con poco sustento no llegan a quienes piensan en el país y eso está sucediendo en estos días cruciales. 
Ni discursos ni compromisos firmados dan garantía de nada. El fujimorismo no ha cambiado, la pelona es la misma. Ahí están los dos secretarios generales de Fuerza Popular, un partido que se pretende moderno. Uno peor que el otro, dos líderes de quienes KFujimori no ha querido o no ha podido marcar distancias. Uno nos recuerda al aquelarre narcomontesinista, otro el manejo de líneas periodísticas, a la compra de medios para favorecer la ilegal tercera elección que el pueblo logró detener. 
No estamos ante personas con demasiados escrúpulos y nunca más evidente el déficit moral del fujimorismo que en estos días definitorios significa una advertencia. Como vimos en el 2011 el pan puede quemarse en la puerta del horno. Y a estar por el nerviosismo naranja ya deben estar traduciendo ese rumor que en las calles les resulta adverso. Solo nos queda esperar que las urnas decidan.