EN LA PUERTA DEL HORNO
Publicado en Político.pe
Este domingo llegamos a las urnas con un empate en el aire,
con un final no apto para cardiacos que harían bien de protegerse de las malas
impresiones. La contienda está en ebullición, el horno está calentando. Y las
acusaciones que el fujimorismo ha sacado de la manga contra PPK hablan de un
nerviosismo evidente porque viene a la mente el escenario electoral del 2011
cuando Ollanta Humala se empinó en los últimos días y hasta en las últimas
horas para vencer a KFujimori por pocos pero contundentes votos.
Para nada sorprendente
pues PPK, el candidato del antifujimorismo y de la democracia, ha sacado garras
y espíritu para representar a ese vasto sector que no estaba convencido y que
después del debate presidencial comenzó a decidirse. El crecimiento de PPK, sin
necesidad de revelar cifras de encuestas, puede verse y sentirse en las calles.
Días cruciales, de definiciones, que dejan atrás pullas y
acusaciones para atender grandes frases como puede ser un inmenso no al
narcoestado y una gran defensa frente a la corrupción y a las falsedades que
han menudeado desde la tienda naranja. Los recuerdos de lo que vivimos en la
década de los noventa, después del cinco de abril, están frescos en muchos
electores. Y allí donde los apologistas del fujimorismo pretenden que hay odio
solo hay memoria y donde ofrecen reconciliación hay impostación. Porque la
ilusión de un reencuentro implica complacencia con una trayectoria nefasta y los
vendedores de ilusiones con poco sustento no llegan a quienes piensan en el país
y eso está sucediendo en estos días cruciales.
Ni discursos ni compromisos
firmados dan garantía de nada. El fujimorismo no ha cambiado, la pelona es la
misma. Ahí están los dos secretarios generales de Fuerza Popular, un partido
que se pretende moderno. Uno peor que el otro, dos líderes de quienes KFujimori
no ha querido o no ha podido marcar distancias. Uno nos recuerda al aquelarre
narcomontesinista, otro el manejo de líneas periodísticas, a la compra de
medios para favorecer la ilegal tercera elección que el pueblo logró detener.
No estamos ante personas con demasiados escrúpulos y nunca más evidente el
déficit moral del fujimorismo que en estos días definitorios significa una
advertencia. Como vimos en el 2011 el pan puede quemarse en la puerta del
horno. Y a estar por el nerviosismo naranja ya deben estar traduciendo ese
rumor que en las calles les resulta adverso. Solo nos queda esperar que las
urnas decidan.
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