sábado, 24 de junio de 2017


TODAVÍA FALTAN 
CUATRO AÑOS

Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo el 24 de junio 2017

El Congreso se dedica al bowling ministerial. Rechazaron darle la confianza al ministro de Economía, Alfredo Thorne y con su renuncia ya van cuatro bajas en el primer gabinete de PPK. Y dos en espera, listos para caer si así lo decide la poderosa tienda naranja.
Todo esto está tensando en exceso el clima político Si el Congreso sin hacer caer dos gabinetes, como dice la Constitución, sigue eliminando ministros algo importante tendrá que hacer PPK para cambiar las sombrías perspectivas sobre el resto de su gobierno.
Todavía faltan cuatro años y el desgaste es impresionante. Al terminar el primer año deberá recomponer su gabinete y como lo han recomendado todos los analistas, le corresponde buscar más políticos de raza y menos tecnócratas que no dan fuego. Y por supuesto le toca ignorar a los extremistas que le recomiendan como muestra de su fuerza presidencial disolver el Congreso para ingresar a una vorágine de pronóstico reservado.

Pero también los fujimoristas necesitan reflexión pues todo su poder hasta ahora no exhibe resultados ante sus electores, salvo que crean que el número de ministros caídos significa un aporte al país. Lo cierto es que las exigencias de la población son muchas, el desencanto es importante y la deslegitimación acelerada. 
Gobierno y oposición necesitan de un acuerdo programático para navegar el corto y el largo plazo independientemente de las escaramuzas coyunturales. En especial el Ejecutivo requiere de un gabinete de ancha base. PPK ya tuvo la oportunidad de convocar a un gabinete de unidad nacional cuando el desastre del norte y no lo hizo. Los peruanos siguen esperando. Quieren gobernabilidad y apoyarían cualquier gesto presidencial de amplitud. 
Sería una excelente forma de empezar el segundo año pensando en todo lo que falta y en las promesas electorales que aún esperan y que son muchas.



RECONSTRUCCIÓN 
POLÍTICA

En Político. pe el 23 de junio 2017
¿Dónde están los cientos de miles de peruanos que fueron afectados por los desastres naturales en el norte? Lo preguntamos hace algunas semanas porque lamentablemente se han tornado invisibles para la ciudadanía que no sabe qué pasó con ellos y cómo de una sola fuerza en la solidaridad del primer momento pasamos al olvido para dejarlos a su suerte dos meses después sin que nadie reclame por los reflectores mediáticos ausentes.
Se ha hablado mucho de la reconstrucción con cambios pero ésta no puede ser solo de fierro y cemento, debe ser de casas, hogares, escuelas, trabajos, cosechas, créditos, etc. etc. Una reconstrucción social humana junto a una reconstrucción moral de autoridades e instituciones que han perdido la confianza porque son ineficientes, corruptas o simplemente irresponsables o insensibles.
Todo esto forma parte de una agenda importante y esencial para los peruanos que también debería serlo para el fujimorismo y para el gobierno de PPK, en pugna incontrolable y permanente. En lugar de que el Congreso se dedique a jugar el bowling con los ministros de PPK y de que éste permanezca a la defensiva maquinando como recuperar la iniciativa política para responder a los agravios, ambas fuerzas deberían unirse para hacer frente a las secuelas de la emergencia tan dolorosas para cientos de miles de peruanos que no por no estar en la atención mediática han dejado de existir.
Y no solo eso. El momento es más que delicado porque los conspiradores extremistas de un lado y del otro lo hacen propicio para las soluciones radicales colocando a un gobierno que recién cumplirá un año en difícil situación. El fujimorismo puede estar usando mal su avasalladora mayoría parlamentaria pero también es cierto que el gobierno le sigue el juego avanzando de amenazas simples a amenazas dobles. Al activar el péndulo de la presunta vacancia y el presunto cierre del Congreso ingresamos a un juego de suma cero que de hecho podría llevarnos a una debacle nacional.
Imperativamente la reconstrucción también debe ser política. Lo deseable es que PPK empiece el diálogo y la negociación secundado por un gabinete de ancha base desde el cual sus operadores implementen respuestas y negociaciones a partir de un acuerdo programático que el país exige a gritos para salir del hoyo, para atender a los damnificados que hoy son refugiados en su propio país y para lograr el avance en los objetivos que compartimos, especialmente bienestar y seguridad.
Competir desde el poder significa negociación y acuerdo sin descuidar la lucha, el conflicto y el antagonismo. La política nos trae ambas dimensiones y la población vigila, observa y premia a quienes tienen la habilidad de lograr la suma positiva del consenso y no la permanente exacerbación del conflicto antagónico.
Está visto y oído que hacer política no es sólo aplicar técnicas de manejo económico o de gobierno, es trabajar muy fino y negociar, ojalá desde sólidos y consistentes equipos de ambas fuerzas, para hacer realidad tantas promesas electorales que podrían quedarse en el camino llevando a la frustración a toda una nación y lo que es peor a la desconfianza en la democracia misma.


sábado, 17 de junio de 2017


POR UN 
PRESIDENTE FUERTE


Columna de Opinión en Correo del 17 06 17


¿La forma presidencialista de gobierno contribuye a las dificultades en la democracia en América Latina? Los adeptos del antipresidencialismo apuestan por los regímenes parlamentarios que aseguran tendrían mejor desempeño. Pero ninguno es superior al otro. Lo esencial es la  eficiencia en cualquiera de ambos regímenes para la supervivencia y estabilidad de la democracia.

La fuerza de los presidentes descansa sobre poderes constitucionales y sobre partidos de gobierno efectivos con presencia congresal para decidir en la confección de las leyes. Pero cuando los partidos de gobierno no alcanzan la mayoría en el congreso como está sucediendo en el Perú nada garantiza la interacción entre el ejecutivo y el legislativo y surge la incapacidad de los presidentes para transformar en políticas un programa legislativo en el cual no tienen injerencia.

Cabría entonces una reforma constitucional para que el Congreso sea elegido cuando ya está claro quién es el presidente electo. Como acaba de suceder en Francia. Enmanuel Macrón, el presidente que dio la sorpresa en las elecciones presidenciales al dejar atrás a los candidatos de los partidos tradicionales, tiene un partido demasiado joven para ganar legislativas. El pronóstico era pesimista sin embargo ha ganado la mayoría porque los franceses han querido darle la oportunidad para que gobierne sin las interferencias de una Asamblea Nacional de mayoría opositora. Los votantes que tradicionalmente votaban por la derecha o la izquierda han renunciado a sus votos de siempre para dar fuerza a la lista de Macrón.


Si en el Perú pudiéramos elegir congresistas en una vuelta adicional, como sucede en Francia, tendríamos presidentes fuertes por voluntad popular y no este interminable conflicto entre un ejecutivo frágil y un Congreso numéricamente avasallador que nos coloca bajo pronóstico reservado generando desconfianzas y urgencias permanentes.


PARA SUPERAR 
EL INMOVILISMO

En POlítico.pe el 16 06 17

No hay democracias en América Latina donde el presidente pueda disolver el congreso como pueden hacerlo los presidentes de Finlandia y Francia. La Constitución peruana si lo permite aunque solo en respuesta a repetidas censuras de sus gabinetes con lo cual se desvía del modelo presidencialista.

Las críticas al presidencialismo vienen de que pocas democracias que lo aplican son estables por mucho tiempo. Se cree que es una fórmula menos exitosa que el parlamentarismo. Pero la clave -como lo estamos viendo en el Perú- está en el equilibrio de poderes y en la forma en que el Congreso es elegido cuando aún no se sabe quién será el ganador de la segunda vuelta. Así damos una mayoría a la que podría ser la segunda fuerza y no a quien será el jefe del Ejecutivo.

De otro lado el mandato fijo del cargo presidencial introduce una rigidez menos favorable a la democracia que la flexibilidad que ofrecen los mecanismos parlamentarios de no confianza y disolución. Los presidencialismos ofrecen menos flexibilidad en situaciones de crisis porque todo intento de cambiar al presidente hace peligrar al régimen. El presidente es incapaz de acciones coherentes debido a la oposición parlamentaria pero ningún otro actor puede resolver el problema jugando dentro de las reglas democráticas. Así no sólo es difícil remover a los presidentes de sus cargos, sino que ellos puedan reforzar su autoridad mediante un voto de confianza o por disolución del parlamento para convocar a nuevas elecciones. Lo que tenemos es una contradicción entre el deseo de un ejecutivo fuerte y estable y su debilidad real.

Los presidentes elegidos con escaso apoyo en el congreso enfrentan amargas luchas de poderes y son incapaces  de implementar su agenda pudiendo llegar al indeseable inmovilismo que es ingrediente crucial de los golpes de Estado. Además puede alentar al radicalismo o los populismos para superar la ineficiencia de las democracias débiles.

En un sistema parlamentario, el partido del primer ministro puede reemplazar a su líder, o un socio de coalición puede retirar su apoyo y provocar un cambio de gobierno sin recurrir a un golpe, mientras que este podría ser la única forma de remover a un presidente que carece de apoyo.

Cabría entonces una reforma constitucional para que el Congreso sea elegido cuando ya está claro quién es el presidente electo. Como acaba de suceder en Francia. Enmanuel Macrón tiene un partido demasiado joven para ganar legislativas. El pronóstico era pesimista pero ha ganado la mayoría porque los franceses le han dado la oportunidad de que gobierne sin las interferencias de una mayoría opositora en la Asamblea Nacional. Si en el Perú pudiéramos elegir congresistas en una vuelta adicional como sucede en Francia tendríamos presidentes fuertes por voluntad popular y no este interminable conflicto que tan peligrosamente nos conduce al inmovilismo.



sábado, 10 de junio de 2017



LA SUPERIORIDAD MORAL

En Correo el 10 de junio 2017

Causa perplejidad que dos personajes ligados a las más importantes funciones en nuestro régimen político, el Contralor de la Nación y el Ministro de Economía, estén  cuestionados. Uno que controla el buen uso de los recursos del Estado, el otro que decide sobre su uso. Ambos definen el buen destino del dinero que producimos todos los peruanos y que deseamos tenga buen fin, siempre aplicado al interés social.

Dos personajes esenciales bajo sospecha de hacer prevalecer intereses propios o ajenos a la sociedad sobre acciones públicas en las cuales solo debería contar el interés general. La traición ronda a los ciudadanos que creemos en el poder moral, en la corrección y en que los designados por nuestros representantes serán los mejores para pensar y actuar por nosotros. Negarse a renunciar no tiene sentido cuando necesitamos personajes decentes en cargos clave. Que cualquiera de ellos permanezca sería mortal para la democracia peruana ya atacada por la megacorrupción. Aceptar su renuncia es prevención moral y racional. No hay otra posibilidad dentro del contexto de la lucha contra la corrupción que es una instrucción actual, indispensable, total, sin fisuras ni brechas posibles. No valen prejuicios ni resentimientos menos aún privilegios o tratos deferentes. Ambos, Alarcon y Thorne, están lesionados en su credibilidad. Tal vez uno mucho más que el otro. Pero su separación es indispensable para no concitar rechazo a presuntos intocables. Debemos proteger la superioridad moral de la democracia con lealtad a sus principios, No hay autoridad sin legitimidad ni confianza.


En esta línea rindo merecido homenaje al recientemente fallecido embajador Eduardo Carrillo Hernández. Gran amigo, reconocido luchador por la democracia y contra la corrupción, perseguidor de sueños políticos y sociales. Valioso  jurista miembro de nuestra Cancillería, gran maestro de juventudes pero sobre todo decente, leal y devoto defensor de la democracia y la ética política durante el fujimorismo. Honor al honor. 

viernes, 9 de junio de 2017




EN MEMORIA DE

EDUARDO CARRILLO HERNÁNDEZ


En Político.pe el 09 de junio 2017

En estos días vemos cuán indispensable es la moralidad del político y del funcionario que recibe la confianza del ciudadano. Dos personajes ligados a las más importantes funciones en nuestro régimen político, el Contralor de la Nación y el Ministro de Economía, están  cuestionados. Y es momento de ratificar que la convivencia democrática se asienta en la racionalidad y en el interés de la sociedad. Y en este sentido en los peruanos que defienden la anticorrupción y la ética política.

Uno de ellos fue nuestro querido amigo, el embajador Eduardo Carrillo Hernández, recientemente fallecido, reconocido como gran animador de las causas justas, éticas y sociales. Su fervor por un Perú igualitario y sin corrupción animó todos sus esfuerzos hasta el último momento. Admirable perseguidor de sueños políticos y sociales, valioso  jurista miembro de nuestra Cancillería, gran maestro de juventudes pero sobre todo un leal y devoto compañero en las luchas por la democracia y la ética política durante el fujimorismo.

Junto a Gustavo Mohme Llona el embajador Carrillo pugnó durante muchos años por la recuperación de la democracia capturada. Fue infaltable en el Comité Cívico por la Democracia que presidía Gustavo y alentó con el mejor ánimo y consecuencia el activismo sindical, universitario y social convencido de que la democracia y la ética social nos conciernen a todos. Su pensamiento democrático y progresista se plasmó en numerosas instituciones, entre ellas la agrupación política DEMOS de la cual fue fundador preclaro. Asumió la misión de dar a los jóvenes la instrucción académica y ética de construir ideales y combatir por ellos, fue un guerrero de la soberanía marítima y aérea del Perú pero sobre todo un valiente peruano que dedicó todos sus esfuerzos a la lucha contra la corrupción a la que consideraba tan grave que podría precipitar el colapso de nuestro país al que temía podría convertir en estado fallido.

Por ello fundó y presidió la Asociación Cívica de Lucha contra la Corrupción, ACICOC, que salió a las calles un 9 de diciembre del 2008, en conmemoración de la decisión de la ONU de fijar esa fecha como el Día Mundial contra la Corrupción. Esa movilización fundacional, simbólicamente cumplida en Miraflores, culminó en el Ovalo Gutiérrez con la presencia de importantes personajes de la sociedad civil entre ellos Monseñor Luis Bambarén.

Eduardo Carrillo fue siempre pugnaz para colocar el tema de la corrupción en todos los medios de comunicación a los que tenía acceso aún antes de que se produjera en el Perú y en la región, la repudiable megacorrupción que nos afecta.

Tuvimos el placer de presenciar su notable desempeño como Embajador del Perú en Nicaragua donde al término de su gestión recibió la más alta distinción de gobierno. Se había convertido en un activista central de la diplomacia regional y nos convocó para un conjunto de conferencias en la OEA en el debate sobre el destino de la integración en la que creía profundamente.


Eduardo Carrillo vivió y actuó animado por un gran amor a la gente, a la familia y a la patria. Siempre afable, respondía a una profunda llama interior que lo hacía prodigarse con excepcional energía por las mejores causas con ilimitada generosidad. Gran padre y esposo, amigo de los mejores peruanos, ejemplo para nuestra sociedad y para las nuevas generaciones, no hizo política partidaria pero fue el gran político de la defensa de los principios, de los ideales y del servicio público ético y confiable. Un peruano superior que enriqueció con su amistad y su sabia espiritualidad a quienes pudimos acompañarlo y admirarlo. Nuestras sentidas condolencias a Yolanda y a sus hijos. Y a todos los que lo recordaremos como un adalid del patriotismo y la decencia. Honor al honor.

sábado, 3 de junio de 2017


LOS INVISIBLES


En Político. pe del 3 de junio 2017

Hace solo dos meses las escenas dramáticas menudearon, los reflectores nos mostraron hogares destruidos, peruanos sin techo, sin alimentos, sin recursos, sin el mínimo indispensable para sobrevivir. Familias enteras, ancianos y niños viviendo de la solidaridad pública. En ese momento funcionó lo de Perú una sola fuerza pero sabíamos que no sería por tiempo indefinido.

De la emergencia bien atendida, que generó excelentes réditos políticos para PPK y su gabinete, surgió una segunda luna de miel del gobierno con el pueblo que les renovó afectos y lealtades. De ahí pasamos al debate de la reconstrucción con cambios. Y ya tenemos al zar que la manejará con un gran presupuesto. Pero ¿qué ha pasado con ese millón de peruanos damnificados que los medios nos mostraron totalmente desamparados? ¿Dónde están ahora? ¿Cómo viven?

Esos cientos de miles de peruanos representan un inmenso desafío para los políticos y para las élites sociales y económicas. No solo requieren casas, escuelas y hospitales, también recursos para alimentarse, atención de salud para cuidarse y trabajo para sostenerse. Recuperar negocios y economías familiares junto a pistas, puentes y veredas, cosechas y campos destruidos. ¿Quién se está encargando de ellos?

De la prodigalidad en la exhibición de los damnificados hemos pasado a su invisibilización informativa. No sabemos dónde están ni como están enfrentando las consecuencias del desastre. ¿Será a su modo, individualmente, según sus escasas posibilidades, sin esa sola fuerza que tanto se promocionó en su momento?

Mientras en las cúpulas palaciegas del Ejecutivo y el Legislativo se pelean y confrontan en una dinámica sin fin, el país exige recuperar los niveles de crecimiento de años previos, por lo menos un 5% para tener más empleo digno, continuar con la reducción de la pobreza, y con la atención a los desfavorecidos en especial los que recibieron la furia de la naturaleza y quedaron inermes.

Se afirma que hay recursos suficientes para la reconstrucción nacional, que provienen del Fondo de Estabilización Fiscal, pero no se trata solo de cemento y fierros, hay necesidad de atender a las familias desamparadas por esos fenómenos naturales que amenazan con repetirse este fin de año. Se requiere por tanto dar prioridad a la limpieza de cauces en las zonas de mayor riesgo, de prevenir los desbordes, de poner muros de contención y redes de alcantarillado, etc etc. como hizo Rafael Correa en su momento en Ecuador.

Bien ha dicho Pedro Francke que en el norte se trata de reconstruir economías regionales completas a fin de no persistir en la depresión que ya existe y que podría convertirse en endémica. Demás está decir que la cadena de pagos se ha roto y que habrá que enfrentar un relanzamiento económico apelando a la cooperación nacional e internacional y a los créditos flexibles. Si esto no se hace no habrá demanda sin recursos financieros y menos resurgimiento social digno. Y aquí deberían entrar a tallar los fondos públicos con bajas tasas de interés y plazos largos para usuarios que carecen de garantías para ofrecer.

Y por supuesto que son indispensables nuevos programas de ayuda social a cargo del MIDIS. Lamentablemente este sector no muestra mayor iniciativa cuando debería ser el más activo en todo el país. Y especialmente en las zonas del desastre que exigen el reforzamiento de las políticas sociales en una apuesta por recuperar las familias que han perdido todo y que deben salvar la dignidad. Necesitamos que los reflectores mediáticos vuelvan a centrarse en ellos, que llamen la atención sobre lo poco o mucho que se ha hecho y sobre lo que falta hacer. Urgente!!.




MOMENTO DELICADO

En Correo del 3 de junio del 2017

El momento se anuncia delicado. El cierre de un periodo y el comienzo debería caracterizarse por acuerdos programáticos entre gobierno y oposición más que por la confrontación que afecta a PPK y a sus ministros pero sobre todo a la economía con tendencia a la baja. La emergencia y sus cifras positivas quedaron atrás, hay que consolidar autoridad y gobernabilidad para enfrentar la crisis política instalada y la crisis ética que se avecina debido a las delaciones premiadas que tarde o temprano se conocerán.

Mientras en el Congreso juegan al tiro al blanco con los ministros, Interior y Salud están en capilla, el país reclama mayor responsabilidad con el crecimiento y la inversión. Le toca a PPK cambiar su gabinete que acusa desgaste para no perder más ministros, le toca al fujimorismo serenarse para mirar los asuntos de fondo sin tanta sangre en el ojo. Las urnas determinaron que en ninguno de los dos palacios se pudiera gobernar solo. Pero demasiados extremistas rodean a las cúpulas vendiendo desastres que no resuelven la polarización pero acusan fines desestabilizadores.

El gobierno ha demorado mucho en desactivar los desastres sectoriales que le dejó el humalismo. El desafío mayor es en Salud donde la ministra García no sabe comunicar y abunda en la impresión de que su sector continúa en emergencia. Toca a los hospitales y entidades ejecutoras usar los recursos asignados y ejecutar su presupuesto para su adecuado abastecimiento y al MINSA enfrentar las falencias de diseño del SIS endeudado por excesiva y hasta abusiva demanda. Respecto del sector Interior, no se ven o no se quieren ver avances en capturas y operativos. La ceguera intencionada conecta con la desinformación. Para que la salud, como la seguridad, funcione se requiere más colaboración y menos confrontación, ambos sectores manejan valiosos intereses colectivos que deberían prevalecer sobre las pugnas políticas.