LA INMUNIDAD
NO ES IMPUNIDAD
En Correo el 14 de Febrero 2020
Semana muy dura para el gobierno de
Vizcarra con cambio parcial de gabinete. Ello no obsta para que el libreto
oficial siga su curso y en el nuevo Congreso se discuta la eliminación de la
inmunidad parlamentaria. La inmunidad existe desde la
Revolución Francesa como protección de altos
funcionarios debido a la falta de
independencia de la administración de justicia ante posibles persecuciones. La parlamentaria
nació por temor a abusos del Ejecutivo, nunca se justificó solo en la soberanía
y en la representación.
La doctrina la estima necesaria para la consolidación
del Estado de Derecho y la legitimidad democrática con base en el control del
poder incluyendo al Judicial, posible fuente autónoma de excesos. Desde este
ángulo las consecuencias de su eliminación para la libertad de los congresistas
y la salvaguarda de la institución, en especial para los grupos minoritarios
incómodos, podrían ser significativas. La lucha contra la corrupción exige protección
ante las mafias que neutralizan grandes esfuerzos con amenazas.
Y es que los atropellos
pueden venir de cualquier lado, la inmunidad no es impunidad pero tampoco es privilegio,
se entiende como autodefensa y preservación funcional ante la politización del
orden judicial. Que funcione solo para el periodo parlamentario es una buena
propuesta y que la intervención se produzca después de que la autoridad
judicial complete el proceso de persecución de los delitos, otra. Así el
Congreso podrá decidir en votación pública y con mayoría calificada levantar la
inmunidad o suspender los procesos judiciales en caso de injusticia flagrante.
El
proceso judicial completo permitiría la mejor decisión del Parlamento que sólo
debería ser competente para levantar un arresto o impedir un proceso ante
indicios claros y racionales de arbitrariedad, falseamiento y manipulación de
los hechos. Y quienes quieren eliminarla, el Presidente Vizcarra a la cabeza, no
deberían poder hacerlo solo porque las encuestas
dicen que “El Pueblo lo pide”.
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