DE BOMBEROS
Y QUEMADOS
En Correo el 21 de Febrero 2020
El drama de Villa El
Salvador sigue contando víctimas. Su enorme impacto social y político ha
desnudado clamorosas carencias sobre el tratamiento médico de los quemados y
también de la situación de los bomberos que tratan de evitar que los incendios
dejen tanto dolor como el de las familias que vivían en el camino de un camión irresponsablemente
autorizado para trasladar gas de manera riesgosa. Este drama provocó una cadena
de renuncias desde el presidente de OSINERMING hasta el Ministro de Energía y
Minas y fue punto de partida de la mayor crisis ministerial de este gobierno.
Los quemados son los
enfermos más terribles y más aún si son pobres. Su vida corre peligro y si
sobreviven será con horribles secuelas físicas y sicológicas. Los gobiernos se
preocupan por su tratamiento, los avances médicos y sobre todo por la adecuación
de hospitales y clínicas. En este caso los más de 30 muertos necesitaron sangre
y medicación especializada sin encontrarlas.
Los Bancos de Sangre desabastecidos y las Emergencias sin las condiciones
especiales para no contaminarse y morir. Por esto la urgencia de la Unidad de
Quemados en el Hospital Loayza del MINSA, que recibió varios de los grandes
quemados sin brindarles el aislamiento indispensable ya que la pérdida de piel
los expone a enormes riesgos. Desde el desastre de Mesa Redonda han venido
exigiendo la Unidad sin obtener respuesta. El virtual congresista Omar Chehade
comenzó su gestión con una visita a las víctimas y encontró un cuadro dramático
de carencias que se ha comprometido a ayudar a superar. Ojalá.
Y quienes también claman por ayuda son los Bomberos que dependen del Ministerio del Interior que nos les brinda mayor atención ni presupuestal ni de equipos. Los bomberos profesionales, no voluntarios, están malamente pagados desde hace mucho tiempo a pesar de que arriesgan permanentemente la vida por la sociedad. Alarmante negligencia y deshumanización.
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