lunes, 12 de agosto de 2019


POR UN ACUERDO MINIMO
En Correo el 9 de Agosto 2019
Estamos en plena discusión del adelanto de elecciones propuesto por Martín Vizcarra ante el Congreso. Independientemente de la respuesta parlamentaria que podría llevarnos a un escenario de mayor crisis se va instalando la idea de que un precipitado recambio electoral tampoco asegura nada. Que no es deseable para nadie salvo para los oportunistas que piensan en sus propios planes y no en el país.
Bien que el presidente haya optado por no escuchar las voces irresponsables que le exigían el cierre ilegal del Legislativo. Todavía estamos en los límites de la democracia y de la Constitución a pesar de las amenazas permanentes entre posible vacancia presidencial y disoluciones congresales. Lo que hemos vivido ha sido una colisión de poderes que en lugar de ser solucionada con el diálogo se quiere saldar con medidas extremas e irreductibles.
La población clama por un buen gobierno y por la atención a sus problemas. La distorsión y la manipulación pueden hacer de la grita popular un elemento de destrucción furiosa pero no es lo que debemos alentar. Si pudiéramos responder con eficiencia a las demandas inmediatas otro sería el ánimo de la población. No es el adelanto incierto de elecciones la respuesta y menos la intransigencia. Por eso hay tanta insistencia en los sectores reflexivos en el diálogo y el acercamiento. Estamos rozando extremos que solo se superarán con una agenda común no conflictiva entre Ejecutivo y Parlamento.
Si ambos poderes están en rojo en sus tareas deben cambiar de actitud. El Ejecutivo está en falta por desgobierno y mal manejo de la economía y de la violencia urbana, entre otros aspectos. El Congreso no puede estar peor. Ambos tienen el espacio para mejorar sin patear el tablero ni dar a la población respuestas inadecuadas que lo obliguen a escoger entre la crisis presente y la futura. Podemos hacer algo mejor que eso.

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