EL PERU PRIMERO
En Correo el 2 de agosto 2019
Es un excelente eslogan y lo enarboló el presidente
Vizcarra ante el Congreso en su mensaje patrio con su propuesta
de adelanto de elecciones generales. Lo difícil es que se aplique. Es evidente que el país
tiene tantas necesidades que reclama la mayor atención de la clase política
obligada a dejar sus agendas e intereses propios movidos por el escándalo
Lavajato.
El desconcierto
y la desconfianza son una realidad. La preocupación es la inestabilidad y la
incertidumbre. La concreción de la propuesta depende del Parlamento y no se
sabe si la aceptará. Teóricamente es posible conforme a la voluntad del Presidente
que parece ver solo una parte del escenario nacional. Su desaprobación aumentó
junto a los problemas que debe enfrentar ojalá con mayor calma y menos
improvisación. Cuando la población esperaba mejores resultados en indicadores
clave y que amainara la virulencia en el sur, sus prioridades han cambiado y
todavía no se ve si será para mejor. La desestabilización política y económica
acechan y el cierre del Parlamento ya perdió
novedad, ahora estamos en otra etapa que requiere diálogo y búsqueda de
consensos.
Bien que el
Premier Del Solar converse con todas las bancadas porque el desafío es inmenso.
No es momento para imponer nada. El Ejecutivo ingresó en su etapa de Pato Rengo
y el Congreso haría bien en decidir con su nueva directiva una agenda común de
atención a problemas como la violencia urbana y la situación económica. Necesitamos
más equilibrio y menos beligerancia y por supuesto menos improvisación. La
política no es un juego y menos lo es definir el destino nacional. El voto
ciudadano puede decidir siempre que exista información clara y liderazgos
reflexivos lejos de la convulsión y de las presiones. Ojalá el precedente de la
transición del dos mil, que ejemplarmente dirigió Valentín Paniagua, funcione
casi veinte años después.
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