¡GABINETE
DE UNIDAD NACIONAL!
En diario Exitosa el domingo 18 de Agosto 2019
Lejos de los excesos, cerca del equilibrio indispensable, hacer política
significa solucionar conflictos dentro de las instituciones. Para ello se
necesita mucha flexibilidad. Las cabezas del Ejecutivo y Legislativo deben
buscar y encontrar una salida más cerca de la racionalidad y más lejos de la
anarquía. Es posible avanzar en una agenda consensuada y un gabinete de unidad
nacional, multipartidario, con profesionales notables dispuestos a poner el
Perú primero. Martín Vizcarra debe fijar la fecha y negociar el adelanto de
elecciones que hoy es la manzana de la discordia.
Hoy más que nunca requerimos del ánimo dialogante para dejar de
lado la terquedad que nos ha llevado a esta crisis política multiforme que se
traduce en una total incertidumbre respecto de quien gobierna en el Perú y de quién
gobernará en el corto y mediano plazo. Agravada por la desconfianza en los
políticos y en las instituciones que nos saturan con escándalos por corrupción
o por ineficiencia.
Si queremos proyectar estabilidad para recuperar inversiones y
avanzar al desarrollo necesitamos reconstruir credibilidad y autoridad. Lo que
estamos viviendo es un severo retroceso, no un simple bache en el camino, un
momento muy difícil de indefensión e irresponsabilidad. Nadie garantiza nada y
lo único que le queda al ciudadano es preocuparse por su propia supervivencia y
la de su familia.
Este es el estado de ánimo del pueblo al que Martín Vizcarra alude
como infalible decisor. Hay hartazgo de confrontaciones, pugnas,
descalificaciones e intolerancia a lo que se agregan una enorme corrupción y desconfianza
en instituciones, partidos y políticos. Nadie se salva, menos aún un Presidente
que no gobierna y quiere irse o un Congreso impopular por escandaloso e
ineficiente.
Basta de amenazas de vacancias presidenciales o de cierres
congresales. El pueblo pide soluciones a problemas concretos y lo que ve es un
entrampamiento político que empeora las cosas. Ambos poderes debieron ponerse
de acuerdo hace tiempo en una agenda mínima para enfrentar la violencia urbana,
la economía, la salud y el desempleo, entre temas esenciales, pero se han
distraído abordando reformas que siendo importantes no se concretan. Ni la
judicial bloqueada sin haberse designado la Junta Nacional de Justicia, ni la
política que aprobada por el Parlamento, y con las autógrafas en Palacio hace 17 días,
el Presidente ni las observa ni las promulga.
La desconfianza y el cuestionamiento a nuestro sistema político están
llegando a la desmesura. El debate mediático deja en claro el desprestigio de los
políticos que desatienden el interés general y no exhiben transparencia ni ética.
Martín Vizcarra pidió al Congreso de la República que plantee alguna vía de
solución sobre el adelanto de las elecciones que aún no ha sido debatido ni
aprobado. Pero después ha dicho dice que su propuesta no es negociable echando más
sombras sobre la economía e incrementando el temor y la incertidumbre. El
presidente debe entender que es indispensable que se reúna con Pedro Olaechea
para ponerse de acuerdo en una agenda común que atienda los reclamos sociales. Que
el presidente recuerde sus propias palabras y no se contradiga “Busquemos la forma de encontrar una salida
a este entrampamiento, y el planteamiento que hacemos como Ejecutivo,
responsablemente, es este proyecto de adelanto de elecciones. Si hay otra
opción, que la planteen”.
Y está planteada, es posible dar a los distintos sectores un asiento en un
gabinete de unidad nacional para mirar a un mismo objetivo y abandonar el
choque estéril. Tiempo de aceptar la mano tendida del titular del Congreso. Tiempo
de pasar de la palabra a la acción sin demagogia, retrocesos ni incoherencias.
Siempre pueden venir cosas peores.
Felicitaciones
al magistrado Jorge Chávez por su rechazo a la prisión efectiva para PPK. El
pedido del fiscal Domingo Pérez es penalmente insolvente, irracional e inhumano
para el ex mandatario enfermo, solo y sin familia, encerrado en su domicilio. Las
visitas son necesarias para su fortaleza emocional y ningún exceso debe aceptarse
en un Estado de Derecho.
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