domingo, 23 de diciembre de 2018



FIESTAS DE ESPERANZAS 
Y TEMORES

En Correo el 22 de diciembre 2018
Pasado el referéndum con sus secuelas de euforia política ya estamos en plenas fiestas. Faltan dos días para recibir la Navidad. Mucho tráfico y gente en las calles indican ganas de buscar un hermoso regalo pero lo hacemos con preocupación y temiendo por la seguridad. No todos están felices, no todos tienen dinero para la alegría de cada entorno. Y más. No hay confianza en las calles pero tampoco sobre lo que vendrá para el país en este 2019 acelerado e incierto. 
El optimista discurso del presidente Martín Vizcarra y su popularidad creciente no significa necesariamente tranquilidad, significa empoderamiento y voluntad pero no certidumbre respecto del futuro inmediato. Hay mucha energía para imponerse en la lucha contra la corrupción lo que es tan importante como mantener el equilibrio y la autonomía de los poderes dentro de una democracia que no solo viene de encuestas y apoyo mediático.
Y en las calles muchos se indignan por los demasiados culpables y piensan que todos deberían estar ya en la cárcel. Con tanto justiciero el debido proceso cede ante odios y temores que llevan a excesos. Para evitar los errores judiciales están las instituciones. Nos toca fortalecerlas para que ningún avasallamiento antidemocrático sea posible. A comenzar por los medios que exaltan simpatías pero también rechazos y repulsiones. 
Nos toca conectar con el espíritu de la navidad. Con el abrazo y el afecto para todos, con la idea de armonizar para llegar a objetivos. La confianza es parte de la fe. A eso tenemos que llegar. Esperemos que este espíritu permanezca. Y en cuanto al 2019 ojalá encontremos el equilibrio en la información para conectar más con la verdad y con la razón y menos con las emociones y las llamadas verdades alternativas. Un gran abrazo con el Perú que deseamos desarrollado, justo, ético y sin corrupción. Feliz Navidad para todos!!


MEJORES FIESTAS 
CON SEGURIDAD

En Político.pe el 22 de diciembre 2018 
La crónica roja está cada vez más de moda. Los noticieros son deprimentes. Cuatro de cada diez homicidios en el mundo se cometen en América Latina y algunos gobiernos de la región han optado por la mano dura.
Las guerras se han trasladado a las ciudades que conviven con los maleantes y los delincuentes. El número de homicidios puede superar las situaciones bélicas pero no hay protestas públicas masivas y muchas veces los culpables en flagrancia son liberados.
La criminalidad y la delincuencia es una de las principales preocupaciones de los peruanos y de los latinoamericanos. Hablar de inseguridad ciudadana es reducir o simplificar dolosamente el problema. Porque es mucho más que eso si lo que tenemos es una percepción de real peligro de vida siempre que dejamos nuestro hogar.
Los índices de violencia han aumentado en la región. México  en los últimos seis años ha sido sitiado por la violencia delincuencial, la del narcotráfico, que lamentablemente es un gran poder. Los asesinatos siguen desafiando la autoridad del Estado. Y lo peor es que en nuestros países nos acostumbramos a ello, banalizamos este flagelo y las autoridades aparecen desbordadas.
El principal derecho a ser protegido por todo Estado es el de la vida, es su primer deber y su razón de existir. Tomas Hobbes encontraba en el temor a la desprotección la necesidad de organizarnos. Es decir si nuestros gobiernos no son capaces de protegernos estaríamos al borde de ser un Estado Fallido, uno que no presta garantías ni da confianza.
No se trata de colapsar cárceles ni criminalizar jóvenes, ello significa derroche de gasto público sin cumplir el objetivo de disminuir la delincuencia. Nos toca hablar de educación, de desempleo, de fracaso de la sociedad en difundir valores pero también en garantizar necesidades elementales. La noción de seguridad ciudadana desarrollada - en excelente libro por el profesor sanmarquino Oscar Murillo-  nos dice que la mejor manera de luchar contra el crimen es que los ciudadanos se sientan seguros en salud, alimentación, vivienda y empleo. El que lo tiene no delinque,  no se arriesga a perder una situación conveniente. Esto aparece en las antípodas de las políticas represivas y militaristas. Y sobre todo aquellas basadas en el miedo hacia el otro. Necesitamos, además, medidas efectivas contra el homicidio, como la vigilancia comunitaria, el patrullaje inteligente y una esperada y demorada reforma policial.
Y sobre todo ver lo que se ha hecho en años recientes en ciudades como Bogotá, São Paulo y San Pedro Sula que han logrado reducir los homicidios entre un 70 y un 90% mediante estrategias que atacan la desigualdad, el desempleo y la debilidad de las instituciones y del imperio de la ley en aquellos lugares donde hay altos niveles de homicidios.
Necesitamos conciencia ciudadana para dejar de ser la región donde se cometen cuatro de cada diez homicidios en el mundo y esta conciencia comienza con un verdadero debate entre ciudadanos, instituciones especializadas, políticas y sociales, para poner en práctica legislaciones y políticas públicas que hagan que se asesine menos en nuestro continente. Y ese debate comienza en los medios de comunicación como grandes espacios indispensables para la expresión.

Solo así las navidades del 2019 podrán ser más seguras, más alegres, más esperanzadoras y, sobre todo, la gran oportunidad para expresar afectos sin temores. Feliz Navidad para todos!


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