MEMORIA
NO ES DESMEMORIA
Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo del 26 de mayo 2018
Ya muy pocos
discuten las diferencias de fondo entre los planteamiento de la izquierda o de
la derecha. Los argumentos se han diluido, no hay contraste programático ya que
por encima de todo parece imponerse la farsesca división entre antiterrucos y
proterrucos. Ya no es posible hablar de justicia o equidad social. Tampoco defender
el orden, la libertad y el progreso. Estamos presos de la prepotencia de un
pensamiento en función de un solo argumento, todo el discrepante es
proterrorista o quiere agraviar a las fuerzas armadas que combatieron la
subversión durante dos décadas nefastas. No es así.
La búsqueda
de consensos y gobernabilidad queda atrás, las diferencias ideológicas no
interesan desde la manipulación primaria de las emociones aunque ello arrastre
el desprestigio de la política.
Es lo que sucede con la polémica armada en torno al Lugar de la Memoria a
partir de la denuncia del general Edwin Donayre, reciclado en combatiente
colombiano sordomudo. Su política ficción es aceptada desde el agravio y la
metodología perversa de grabar y extraer opiniones para lanzar y justificar la absurda
acusación de que es un lugar de apología del
terrorismo. En las antípodas de quienes siempre pedimos una pacificación respetuosa
de los derechos humanos. Los excesos de las FFAA son conocidos y así fue aceptado
y hasta se dieron disculpas. No podemos olvidar lo que vivimos para que el
drama no se repita. El perdón tiene sus virtudes pero no implica el olvido de
los aspectos negativos, ningún terrorismo se puede aceptar ni validar
éticamente venga de donde venga.
Muchos
peruanos avalan a Donayre y atacan malamente a quienes pensamos diferente.
Pero la memoria no se altera, reestructura o reescribe al gusto. A ella nos
debemos aunque para defenderla nos expongamos a que personas sesgadas,
intolerantes o malintencionadas nos ataquen de caviares o de proterroristas. No
lo somos.
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