¡NO HABLES DE ÉTICA!
Publicado en Político.pe el 26 diciembre 2015
Queremos
una relación permanente de la ética con la política, que el poder se sujete a
los valores e ideales sociales. Que se instale el Estado de Derecho que se
sostenga en la ley de obligatorio cumplimiento para todos. Pero nuestra vida política y
social va por otro camino, parece ignorar estos ideales y es permisiva con la
corrupción. La delincuencia es el principal problema para el 62%. Pero la
corrupción va en segundo lugar con un 48%. Pocos dudarían de que están entrelazadas.
Para enfrentarla
lo primero es alejar la impunidad. Que nadie que actúe ilegalmente salga bien
librado de la justicia y que quien infringe valores sea sancionado penal y socialmente.
El delito no puede ser un negocio sin riesgo y alta rentabilidad. En plena
campaña electoral los candidatos a la presidencia proliferan con desvergüenza e
irresponsabilidad. Como si la alta magistratura fuera un premio a las
vanidades y lo peor es que parecen no ver ni querer abordar la corrupción.
Nadie plantea
la reforma del Poder Judicial o de la Fiscalía, menos aún la eficiencia de la
Contraloría. Nos hemos habituado a la opacidad, a pagar y recibir comisiones o
coimas, a que los actos “menores” de corrupción sean tolerados. La ética es
ignorada o su ausencia entendida como parte del paisaje. No hay iniciativas
para romper la tolerancia con la corrupción y nadie se propone liderar un
cambio moral tal vez porque la autoridad moral para abordarlo es escasa. ¿No
nos merecemos una cultura de probidad, eficacia y transparencia?
Parte
del problema es que quien denuncia puede terminar denunciado o su esfuerzo caer
en saco roto o incluso ser sacado del trabajo o de la cancha, si los
denunciados mantienen la sartén por el mango. Muchos lo hemos
vivido. Y lo peor es que las instituciones públicas llamadas a combatirla son
consideradas las más corruptas: Poder Judicial 47%, Congreso 44% y PNP 42%.
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