martes, 29 de diciembre de 2015


 LA BODA DEL AÑO


Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo el 19 de diciembre 2016 
El Apra y el PPC, dos partidos con larga trayectoria, se han unido en una alianza para institucionalizar la política y alejar la informalidad y la improvisación aventurera. No hay democracia sin partidos políticos pero éstos deben ser orgánicos. Ahora tenemos más candidatos que partidos y algunos parecen creer que se trata de intereses individuales y no colectivos. La crisis de informalidad política solo puede ser combatida afirmando los partidos, sin improvisación, con vocación de gobierno con un partido o una alianza que cogobierne con fuerza, cuadros, planes y estructura responsables.
Toda alianza es animada por interés electoral. Sería absurdo negarlo tanto como ocultar la importancia de la unión de dos partidos políticos que sumarán esfuerzos para llegar al poder y gobernar. Este nuevo escenario ha motivado las críticas de opositores y adversarios algo que en sí mismo es ya un reconocimiento de que ambos se potencian y constituyen un temible competidor. Alan García y Lourdes Flores en una sola plancha, grafican la reedición nacional de la concertación chilena que dio tan buenos resultados post Pinochet y gobernó durante cuatro periodos consecutivos. Cada líder y partido aporta trayectoria y habilidades al tiempo que neutraliza defectos. Surge una nueva personalidad política que une las victorias y la experiencia de García y la capacidad y la trayectoria de Lourdes, creando una opción real frente al fujimorismo de Keiko, a la ausencia de partido de PPK y a la informalidad de Acuña.

Opción institucional frente a la lluvia de individualidades y a la política combi que remolca figuras que pasaron por diversos partidos y que para subir la colina necesitan de habilidades marketeras más que de  propuestas confiables. El PPC se ve revitalizado cuando estaba al borde de la ruptura y la desaparición. Y el APRA -mediáticamente estigmatizada a pesar de la excelencia de su líder- se fortalece. Lo más importante es que tendremos no solo mercadeo político y baile del Totó. Lourdes no habrá ganado todavía una gran elección pero no le falta justificado reconocimiento popular. Comparte con AGP un fuerte carisma. Ambos son políticos cuajados que unidos pueden dar forma a un gigante que podría pisar firme para recuperar la confianza en la política. ¿Lo veremos?. 

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