ENTRE
EL BAILE
Y EL MARKETING
Publicado en Político.pe el 11 12 15
Plata
como cancha es una frase que está haciendo fortuna en esta campaña. La política
como negocio y como empresa que conecta con las ilusiones e intereses de
quienes ven en el poder político una vía de movilidad personal y un botín que
espera. La política convertida en aventura personal, las responsabilidades en
oportunidades de grupo, el afán de enriquecimiento y de poder en la brújula que
orienta lo que antes era una misión de servicio y ahora es un lance por el que
apuestan ingentes cantidades de dinero.
El
mercadeo o marketing publicitario de candidatos debería tener un correlato de propuestas serias y
fundamentadas pero interesan más las calidades del candidato-producto cuya
imagen se vende más con conocimientos de cosmetología que de ideología. Preocupa,
por ejemplo, la informalidad política que encarna César Acuña en las antípodas
de un PPK que busca ganar adhesiones con propuestas racionales. El baile y la
plata con soporte de habilidad marketera y publicitaria podría dejar atrás a
cualquier político no actualizado en el Totó y en los mitines de música y
diversión que relegan las promesas electorales para salir de la crisis de inseguridad
y de la economía paralizada.
Y
el baile recién comienza y está dando resultados. A contracorriente de la
razón, la preparación, la experiencia y el conocimiento de los problemas
nacionales, está una nube de candidatos a la presidencia con millones que se
invierten en publicidad marketera mejor si es hábilmente conducida por un
publicista extranjero bien rankeado. Las ambiciones parlamentarias están desatadas
sin rubor y el ciudadano ve cómo su voluntad decisoria se devalúa al ritmo del
Totó, relegada entre la fanfarria y la fiesta.
Los
candidatos se llenan de frases de respeto al soberano, de consolidación de la democracia y de las instituciones, de
libre empresa, de sociedad abierta pero la política es negociada al mejor
postor. Parecería que no estamos decidiendo nuestro destino nacional sino
asistiendo a una feria de vanidades, aventuras y aprovechamientos donde el
dinero es el gran decidor. ¿Alcanzarán instituciones como el JNE, Transparencia
y los escasos partidos organizados, para poner equilibrio en este escenario o
asistiremos al triunfo de la informalidad política irrigada por la plata como
cancha que coloca la rendición de cuentas en el desván? Advertencia a tiempo es
doblemente útil, constatación oportuna es indispensable. En eso estamos.
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