sábado, 1 de febrero de 2014

LA CUMBRE DE LA CELAC


 
TRIUNFO INTEGRADOR EN CUBA

 
 Perú y Chile acaban de dar lección al mundo sobre el triunfo posible del arreglo pacífico de los conflictos. En simultáneo en La Habana, en la cumbre de la CELAC, reunidos 31 de los 33 países de América han dado lección de voluntad de integración, más allá de las ideologías de los gobernantes que asistieron. Y lo han hecho entendiendo que los desafíos mayores están en la desigualdad y en la pobreza extrema que si bien ha descendido a la mitad en las dos últimas décadas por el fuerte crecimiento económico y los programas sociales, continúa en niveles moralmente inadmisibles.

De hecho pocos podrían negar que la cumbre habanera es un espaldarazo a Cuba frente al anacrónico embargo que Estados Unidos sostiene hace más de medio siglo contra la isla. También para impulsar la integración económica en América Latina y el Caribe con la connotación de que no podrá concretarse marginando naciones. Por eso el texto final exige que Washington ponga fin al "bloqueo".

La CELAC no se construye como la alternativa a la OEA pero evidencia la necesidad de desarrollar nuevos y más eficaces espacios y foros integradores aún sin la asistencia de los grandes, EEUU y de Canadá, como sucedió en esta cumbre. Pero si estuvieron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y el mismo líder de la OEA, José Miguel Insulza. Y marcando la diferencia Sebastian Piñera el conservador presidente chileno. Incluso varios mandatarios participaron en la Marcha de las Antorchas, en homenaje a José Martí, caminando a pie por las calles de La Habana junto a miles de jóvenes.

A despecho de la dificultad de cumbres tan amplias para lograr grandes acuerdos en el continente en ésta se han logrado consensos sobre temas trascendentales entre ellos la declaración de América Latina como "zona de paz". La base en “el compromiso de los Estados de respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones”. A ello se agrega el excepcional discurso del uruguayo José Mujica, desideologizado, profundamente humanista, ecológico y solidario, signo de  los tiempos, simbólico de la apuesta pacífica e integradora con base en el respeto a los Principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

Estados Unidos exhibió solitariamente su disgusto y decepción y acusó duramente a los asistentes de haber abrazado el castrismo sin críticas a su manejo político y sin ningún esfuerzo por escuchar a la disidencia y a la sociedad civil de la isla. Es cierto como también lo es que los distintos grupos subregionales que han surgido en estos últimos años debilitan a la OEA y que entre ellos la CELAC, después de esta cumbre habanera, resalta como el foro con mayor apoyo en el hemisferio.

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