GOBIERNO
DE UNIDAD NACIONAL
En Corrreo el 01 de Mayo 2020
Terminaremos el aislamiento y seguimos a ciegas sobre el contagio masivo y
las víctimas del COVID. Cansados del encierro y también de la complacencia del
gobierno, inmune a la crítica y propenso al maquillaje de las cifras reales que
el New York Times ha publicado de un Perú con los peores resultados en la
región. Las malas decisiones vienen de un equipo ministerial cuestionado antes
del cierre del Congreso y que ahora no puede enfrentar la crisis con muertos
que se acumulan, contagios que crecen, ayuda económica que no llega a los
pobres, logística deficiente que genera colas y aglomeraciones. Una recesión
económica descomunal acecha mientras el gabinete pide a gritos un cambio por
gente comprometida, capaz y representativa.
Hay enorme desconfianza
mientras el triunfalismo irrita por las cifras mentirosas, las pruebas rápidas
imprecisas, las camas de UCI que faltan, los pacientes que mueren en las puertas
de los hospitales, el número de respiradores insignificante para las urgencias,
los miles de peruanos que invaden las carreteras y la policía resentida
que va hacia la inacción mientras los penales hierven en defensa del
derecho a la salud y a la vida. La curva no se ha aplanado y el desborde está aquí. El
silencio no es una opción.
No se ve el final del túnel. Sólo un gobierno de
salvación nacional o un nuevo gabinete de ancha base reunirán la fuerza para remar
en la misma dirección, para salvar vidas de la enfermedad y del hambre. Tan
grave como esto. Los gobiernos enarbolan la unidad en momentos
cruciales como guerras y catástrofes. Un gabinete de unidad nacional con profesionales
capaces por encima de ideologías e intereses de grupo es un recurso de gran
poder para evitar el caos, la anarquía, el desgobierno y la violencia que
traerán el contagio masivo, el dolor, el hambre y la necesidad. O vamos directo
al despeñadero.
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