NO AL CONFLICTO
DE PODERES
En diario Correo el sábado 23 de mayo 2020
Martín Vizcarra cerró el anterior Congreso
alegando obstruccionismo a la reforma política y judicial desde un largo conflicto
con la oposición mayoritaria. El nuevo Congreso tiene poco tiempo y comienza a
ejercer funciones pero el Presidente ya muestra su disgusto ante la fiscalización que cuestiona
sus políticas en tiempos de emergencia.
El Perú padece esquizofrenia, el
Ejecutivo pide al Congreso la investidura que nunca recibió y que no merece con
el sistema de salud colapsado y los números abrumadores. A pesar de los
subregistros de infectados y fallecidos su desgaste político es evidente. En otro
sentido el Legislativo avanza solitario, orientando esfuerzos a las próximas elecciones
generales y a la reforma política mientras el país entero se moviliza contra el
virus en una guerra de vida o muerte.
Ambos poderes tienen una mirada distinta
pero funcionan en situación excepcional, en plena crisis y en tránsito a un
mundo desconocido ya que la normalidad nunca retornará como la vivíamos. La
emergencia debe priorizar la salud sobre la economía que está incubando la peor
crisis del siglo. Las políticas sanitarias y económicas no han dado resultados,
los peruanos no estamos protegidos y el fracaso del Gabinete Zevallos debería llevarlo
a renunciar para dejar paso a Ministros expertos en salud y economía. Los 32
millones de peruanos seguimos en severo riesgo mientras las enormes pérdidas económicas
y la pobreza acechan sin remedio.
Zonas de desastre, en Lima, norte y sur,
son reales y exigen soluciones de mentes ilustradas y expertas que deberían surgir
de la unidad nacional. No es momento de confrontar sino de conjugar esfuerzos
para remar en la misma dirección. Si bien el Congreso ha hecho poco o nada
respecto de la pandemia y aunque la confianza al gabinete no esté asegurada, no
hay espacio para el conflicto. Hay demasiado dolor en el país para agregar irresponsablemente
la confrontación destructiva.