LA GUERRA
DEL FIN DEL MUNDO
En diario Exitosa el domingo 8 de Agosto 2019
La esperada
reunión de Martín Vizcarra con Pedro
Olaechea no dio resultados. Para las plateas han ofrecido que el
Congreso priorizará la reforma constitucional que haga posible el adelanto de
elecciones y que el Ejecutivo revertirá los graves déficits de gestión
gubernamental. Ojalá pero lo que vemos está lejos de la eficiencia y del
abordaje de los problemas esenciales.
No es fácil
activar estas ofertas. Adelantar elecciones es complicado y más aún en tan poco
tiempo. Tanto como recuperar eficiencia en la gestión sectorial y estatal. Los
cientos de muertes de bebes prematuros por falta de incubadoras en diferentes
partes del país denotan una crisis integral de la salud pública que se
evidencia en el conocido desabastecimiento de las instituciones sanitarias, en
especial en los hospitales emblemáticos de referencia como el Loayza en Lima. Grave
porque la defensa del derecho a la vida está en falencia a pesar de ser la
primera razón de la existencia de un Estado que cuando no puede cumplir pasa a
ser fallido.
Y es que muy
graves problemas han sido postergados por los poderes del Estado que no
funcionan. El Ejecutivo a través del Presidente agita a la población y su
propuesta de adelanto de elecciones genera incertidumbre por lo cual pierde
poder e imagen. El Congreso quiere
legislar de manera autónoma sin imposiciones pero pierde tiempo y oportunidad
para abordar la agenda social pendiente. El Poder Judicial sin Junta Nacional
de Justicia y con un Ministerio Público bajo fuego crítico completa el deterioro.
Con el agravante de que ninguno de los escenarios que podrían surgir del actual
bloqueo político y económico son positivos para el país.
El debate constitucional y político
ocupa todo el escenario pero hay un diálogo de sordos. Ni se escuchan ni se
entienden. Cada día el Presidente
Vizcarra renueva su hostilidad contra el órgano constituyente exigiendo la
reforma constitucional y agitando a la población para la grita por la
disolución del Legislativo. Sin ánimo conciliatorio la intransigencia no llegará
a nada, salvo que se centre en la defensa del orden constitucional lo que
obligaría al Ejecutivo a aceptar lo que el Congreso decida con su prerrogativa
de aprobar las reformas constitucionales.
El Congreso pone lo suyo cuando decide continuar con las
investigaciones de Chinchero y CONIRSA vinculados con el Jefe de
Estado. O abordar la metodología y las acciones de las
encuestadoras que sostienen al presidente con
sus sondeos de opinión que podrían ser manipulados.
Con razón o sin ella la guerra
continúa. La acción fiscalizadora es un recurso para golpear al contrario. El
discurso presidencial también lo es. Si es así podría tener reflejo en los
cuarteles que son profesionales de la guerra. Si los civiles no dan la talla la
pugna irresponsable y sin salida es una provocación a los militares que también
están preocupados. El temor ha sido puesto sobre la mesa por la virulenta
respuesta de Mauricio Mulder al Primer Ministro en la Comisión de Constitución.
Avisados estamos.
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