¿REFORMA POLÍTICA
AHORA?
En diario Exitosa el domingo 12 de Mayo 2019
La Comisión de Constitución que preside Rosa Bartra
afirma que trabaja a todo vapor. Y que en su mesa no están solo los proyectos
que Martín Vizcarra entregó hace más de un mes, para concretar la reforma
política propuesta por la Comisión Tuesta, que son muchos más un gran número de
iniciativas de abrumadora complejidad.
Para analizar si la reforma política será o no posible
hay que tomar en cuenta el factor tiempo. El Presidente y el Premier reclaman nuevas
normas para ser aplicadas en el 2021 y atención urgente a su propuesta porque
no es posible modificar las reglas electorales un año antes de los comicios. Por
tanto todo cambio deberá hacerse como máximo en menos de un año, es decir antes
de abril 2020.
El tiempo manda y hablamos de cuatro reformas constitucionales,
entre ellas la de la inmunidad parlamentaria, que deberían aprobarse en la
presente legislatura si se quieren vigentes para las próximas elecciones
generales.
Difícil muy difícil. Estamos nuevamente en pleno
conflicto de poderes. Mientras el presidente Vizcarra exige públicamente al Congreso
priorizar los proyectos que entregó hace más de un mes, su titular Daniel
Salaverry, responde que trabajarán sus propias propuestas con especialistas de
alto nivel y asambleas al interior del país para conocer la opinión de la
población.
No hablan el mismo idioma. Los proyectos del Ejecutivo
han sido colocados en la categoría de insumo junto a la información que recogerán
en las cuatro macro regiones a fin de
que la renovación normativa de la política salga de la ciudadanía.
Nuevamente la apelación al pueblo pero esta vez
convocado por el Congreso, para opinar sobre la representación, el voto
preferencial o la bicameralidad. Ese mismo pueblo que ya tuvo su momento en el referéndum
de Diciembre del cual salieron directivas que los legisladores deberían tener
en cuenta.
Pero no será así. Según Salaverry la información que
pudieran obtener la pondrán a consideración de líderes de opinión de diferentes
sectores. Un trámite largo y lento que no se parece al de una reforma sino al de
arrastrar voluntades sin posibilidades de concreción, legitimada o no por la
población.
Quedarán en el camino la muy importante bicameralidad o
la posible elección parlamentaria en la segunda vuelta. El mismo Fernando
Tuesta considera muy difícil que los planteamientos de su Comisión sean aprobados
para el 2021 si no hay previo acuerdo con el gobierno. Pero la confluencia está
lejana, ni prioridad ni debate, los esfuerzos de ambos poderes no van por la
misma vía.
No extraña la situación porque el Congreso se ve más
preocupado por la embestida judicial por Lava Jato y sus consecuencias contra
los políticos y los partidos que en discutir la reforma política. Y esta vez las
presiones del Ejecutivo no tendrán el mismo efecto. Ya el Ministro de Justicia,
Vicente Zevallos, ha descartado la cuestión de confianza. Si esto es así
alguien en el entorno de Martín Vizcarra y de Daniel Salaverry debería decirles
que vale más dialogar que imponer. Y que para lograr la reforma política funcionaría
mejor el poder blando de persuadir que el poder duro de golpear.
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