¿QUERELLA
O AMEDRENTAMIENTO?
En Político.pe el 26 de Febrero 2019
En nuestro portal Político.pe se puede discrepar
analíticamente y con argumentos respecto de las posiciones expuestas en este
caso por nuestro director Ricardo Vásquez Kunze quien en torno a las querellas
presentadas por el Arzobispo de Piura y Tumbes,
José Antonio Eguren Anselmi, contra los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz se pregunta sobre cuál
es el mejor espacio legal para su procesamiento a sabiendas que ellos viven y
laboran en Lima y atender el juicio les significa un gran costo económico y
personal para ir a la cálida ciudad de monseñor Eguren de cuyo poder fáctico pocos podrían dudar.[1]
Lo que es
dudoso es comparar dicho poder fáctico con el que estos periodistas pueden
tener en Lima. Es evidente que una consultora de relaciones públicas y
comunicaciones no permite un poder similar al que ostenta Eguren. Tampoco
parecen tan visibles sus conexiones en medios ya que de tenerlas tendría todo
el apoyo mediático y no es así. Y en cuanto al Poder Judicial que permite esta
barbaridad de existir influencias el juicio ya estaría en Lima.
Es evidente que las querellas admitidas en Piura no son por excesos de libertad
de expresión y de opinión sino por la investigación que realizaron en su libro Mitad
monjes, mitad soldados, donde señalan
responsabilidades de Figari y de Eguren en el Sodalicio, institución de
la que Salinas fue víctima de maltratos psicológicos y físicos. Tiene todo el
derecho de exigir justicia y de usar su pluma para ello. Y por supuesto de
enfrentar a Eguren, que ocupó altos cargos y maltrató psicológicamente a varios
jóvenes como parte del círculo más cercano a Figari ya penalizado por el
Vaticano.
No creo que el término difamación sea el más apropiado para calificar los
testimonios que se insertan en el libro respecto de los abusos en el Sodalicio
que integraba Eguren. El fondo del asunto lo verá el Poder Judicial pero militar
en la evasión frente a los abusos del clero es incurrir en daño social.
Estoy de acuerdo con que los periodistas no podemos difamar gratuitamente a
nadie y como abogada convencida del derecho de recurrir a los tribunales cuando
hay agravio personal. Pero este caso va más allá. Más que querella es
amedrentamiento para imponer el silencio sobre los abusos.
Y la causa es tan grande y tan profunda que en estos mismos momentos está
siendo analizada por una conferencia mundial convocada por el Papa Francisco
que inéditamente reúne a lo más representativo de la Iglesia universal. Del 21 al 24 de
febrero debatirán las revelaciones de décadas de abusos que han sacudido a la
iglesia, que han profundizado la desconfianza hacia los líderes eclesiásticos y
han ahuyentado fieles.
Y en cuanto a la sede judicial parece un exceso afirmar que llevar el
juicio a Lima sería “justo” para Salinas y Ugaz pero no para el Arzobispo
Eguren. Lo injusto es poner en el mismo nivel a la víctima y al victimario
porque al final de eso se trata. Ojalá Salinas y Ugaz tuvieran el gran poder
que nuestro director les atribuye porque su causa es social y ética. Defender a
menores y jóvenes de abusos del clero que pudieran producirse en silencio debido
al negacionismo es demasiado importante para banalizarla reduciéndola a una
querella por difamación. Tampoco la justicia frente a este escándalo se reducirá
a que un juez de Piura apoye o no al poderoso prelado norteño.
Francisco
afronta la polémica universal alrededor de este oprobioso escándalo y plantea un
conjunto uniforme de leyes y políticas de tolerancia cero en todo el mundo.
Para lograrlo exige combatir la negación sobre el abuso y también las barreras
legales y culturales para identificar a los abusadores que hacen imposible que
la iglesia pueda conformar un estándar mundial contra la pedofilia y otras
prácticas vedadas. En esta corriente nos insertamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario