NI MENTIRA
NI OCULTAMIENTO
En Correo el 19 de enero 2018
Más si se trata del presidente en ejercicio como bien lo
puede decir PPK. Martín Vizcarra criticó ácida y prolongadamente a Pedro
Chávarry por una mentira sin importancia y ahora afronta problemas al haber
negado todo trato comercial con Odebrecht. Si bien posteriormente ha aceptado que
el trato fue con CONIRSA, todos saben que fue el consorcio controlado por la
brasileña. A ello se agrega que el presidente Vizcarra —y su hermano— fueron
representantes legales de Graña y Montero en el Consorcio Ilo lo que indica el gran
acercamiento con los Graña.
Nada hay de ilegal en estas relaciones empresariales
pero negarlo genera problemas de credibilidad en el mandatario erigido por
propia voluntad en paladín de la anticorrupción. Difícil porque no será posible
para los medios tan cercanos a él invisibilizar la denuncia ni desaparecerá su
efecto lesivo al liderazgo del presidente.
Todo lo relacionado con Odebrecht contamina y la
indignación colectiva ha crecido al máximo al conocer su responsabilidad en el
atroz desastre no natural que es el mortal aniego en San Juan de Lurigancho por
rotura de una tubería matriz de una de sus obras que debió durar 50 años y duró
5. Tremenda gota que rebasa el vaso de la tolerancia colectiva y muy mal
momento para revelar conexiones o tratos del presidente con la brasileña y su consorciada
peruana. Esta, coincidentemente, ganó la supervisión de lo que sería el
aeropuerto de Chinchero, defendido por Vizcarra a capa y espada cuando era titular
de Transportes. En aquel momento poco se supo de su colaboración comercial con GyM.
Queda claro que no es delito ser proveedor de Odebrecht
pero que Vizcarra trate de ocultarlo genera suspicacias. El tema viene en mal
momento, no habrá tormenta mediática pero las dudas hacen su camino y solo una
investigación imparcial podría despejarlas.
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