EL
ANTEJUICIO
DE HINOSTROZA
Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo el 19 de octubre 2018
Los
jueces y fiscales supremos tienen derecho al antejuicio, que les garantiza
justicia como a otras autoridades principales del Poder Ejecutivo y en especial
del Poder Judicial cuando incurren en ilicitudes.
El Congreso les levanta la
inmunidad a fin de que sean juzgados en los tribunales como todo ciudadano. Ello
supone examinar la autonomía de los altos funcionarios, del rol de la seguridad
jurídica y del Estado de derecho.
La
corrupción impide los recursos suficientes para alimentar a la gente que pasa
hambre, para los servicios de salud pública, para las obras esenciales que se
dejan de financiar pues las coimas encarecen los proyectos de interés público.
Se afirma que en el Perú el promedio anual de dinero desviado o mal asignado
equivaldría al 30 o 40% del Presupuesto, algo cercano al 3 o 4% del PBI en
nuestra historia republicana.
La
corrupción es un delito de delitos, causa daño social por desconfianza y lesiona
la legitimidad de las autoridades y de la misma democracia. Más aún cuando se
trata de un juez supremo llamado a garantizar esos derechos.
El
caso de César Hinostroza es uno de los más sensibles por su investidura y por lo
que sabemos que sabe. Y porque el fujimorismo pretendió blindarlo en el
antejuicio para que no fuera destituido aunque debieron ceder a la presión
social y mediática. Publicada la resolución en El Peruano el Congreso no
culminó el procedimiento pues el expediente no fue enviado al Ministerio
Público para que ordenara la prisión preliminar o la preventiva dado que la
prohibición de salida ya existía, aunque extrañamente no figuraba en las
alertas de Migraciones.
Un conjunto no de negligencias sino de complicidades violatorias de la
seguridad jurídica. Felicitaciones por la rápida captura de Hinostroza en
Madrid a través de la Interpol pero ella no subsana la cadena de irresponsabilidades que debe ser investigada y
sancionada.
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