¿GOLPE DE ESTADO
POR DESGOBIERNO?
En político. pe el 09 de Septiembre 2018
Los llamados
audios de la vergüenza han destapado la crisis del sistema de justicia que viene
de lejos y todos queremos desterrar. Se ha desatado una justificada persecución
contra jueces y fiscales corruptos que tiene como cereza de la torta al Fiscal
de la Nación Pedro Chávarry. Muchos quieren su caída y muchos lo defienden. En
un escenario donde los tres poderes del Estado están siendo deslegitimados por
falta de confianza de la población y dónde está planteado un referéndum para
canalizar la voz de las calles, las elecciones municipales y regionales
interesan a muy pocos.
Todo indica
que autoridades e instituciones se han desgastado cuando deberían estar más
activas y alertas que nunca ante el gran escándalo de Lava Jato que viene con
muchas amenazas para gente que se mantiene agazapada mientras se exhibe
ruidosamente como luchadores contra la corrupción.
Esa Caja de
Pandora que es el escándalo Odebrecht asusta a muchos. Si nos atenemos a los
montos la Banda de Camayo y su comparsa de jueces y fiscales resultaría de
pirañas frente a los miles de millones del Lava Jato que involucraría altísimos
políticos, empresarios, periodistas y funcionarios. Estos son los intereses
ocultos que llevan a muchos a proclamarse como impolutos luchadores contra la
corrupción mientras pretenden festinar trámites, dar paso a venganzas
personales, protegerse contra investigaciones, evitar prisiones preventivas y
desacreditar advertencias desde eslóganes populares, denuncias y dedos
acusadores.
Estamos ante
un desborde de excesos históricamente inédito. Un informe de una fiscal del
Callao incluye el testimonio de un colaborador eficaz pero no lo contrasta por
lo tanto lo incluye sin saber si es eficaz o no. Un documento suscrito por los
Fiscales Superiores pide a Pedro Chávarry la mejor decisión para resolver la
crisis pero no le pide la renuncia. Sin embargo medios serios titulan en
primera página que le están pidiendo renunciar.
Hemos entrado
a una dinámica autodestructiva llevados por el miedo de algunos o por el afán
de protegerse contra acusaciones públicas que de seguro les alcanzarán. Las
reformas judicial y política son un imperativo pero ellas podrían no llegar si
seguimos en esta guerra de todos contra todos en la que nadie gana y todos
perdemos.
Sin
racionalidad y con excesos de descrédito podríamos llegar al desgobierno que
facilitaría un golpe de Estado. La anarquía acecha a naciones que no saben
responder a sus desafíos. Terminemos con la politización de la justicia y con
la judicialización de la política. Los extremos son siempre peligrosos.
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