domingo, 16 de septiembre de 2018

¿GOLPE DE ESTADO 
POR DESGOBIERNO?
En político. pe el 09 de Septiembre 2018
Los llamados audios de la vergüenza han destapado la crisis del sistema de justicia que viene de lejos y todos queremos desterrar. Se ha desatado una justificada persecución contra jueces y fiscales corruptos que tiene como cereza de la torta al Fiscal de la Nación Pedro Chávarry. Muchos quieren su caída y muchos lo defienden. En un escenario donde los tres poderes del Estado están siendo deslegitimados por falta de confianza de la población y dónde está planteado un referéndum para canalizar la voz de las calles, las elecciones municipales y regionales interesan a muy pocos.
Todo indica que autoridades e instituciones se han desgastado cuando deberían estar más activas y alertas que nunca ante el gran escándalo de Lava Jato que viene con muchas amenazas para gente que se mantiene agazapada mientras se exhibe ruidosamente como luchadores contra la corrupción.
Esa Caja de Pandora que es el escándalo Odebrecht asusta a muchos. Si nos atenemos a los montos la Banda de Camayo y su comparsa de jueces y fiscales resultaría de pirañas frente a los miles de millones del Lava Jato que involucraría altísimos políticos, empresarios, periodistas y funcionarios. Estos son los intereses ocultos que llevan a muchos a proclamarse como impolutos luchadores contra la corrupción mientras pretenden festinar trámites, dar paso a venganzas personales, protegerse contra investigaciones, evitar prisiones preventivas y desacreditar advertencias desde eslóganes populares, denuncias y dedos acusadores.
Estamos ante un desborde de excesos históricamente inédito. Un informe de una fiscal del Callao incluye el testimonio de un colaborador eficaz pero no lo contrasta por lo tanto lo incluye sin saber si es eficaz o no. Un documento suscrito por los Fiscales Superiores pide a Pedro Chávarry la mejor decisión para resolver la crisis pero no le pide la renuncia. Sin embargo medios serios titulan en primera página que le están pidiendo renunciar.
Hemos entrado a una dinámica autodestructiva llevados por el miedo de algunos o por el afán de protegerse contra acusaciones públicas que de seguro les alcanzarán. Las reformas judicial y política son un imperativo pero ellas podrían no llegar si seguimos en esta guerra de todos contra todos en la que nadie gana y todos perdemos.
Sin racionalidad y con excesos de descrédito podríamos llegar al desgobierno que facilitaría un golpe de Estado. La anarquía acecha a naciones que no saben responder a sus desafíos. Terminemos con la politización de la justicia y con la judicialización de la política. Los extremos son siempre peligrosos.

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