LA REGULACIÓN
MEDIÁTICA
NECESARIA
En Político.pe el 30 de junio 2018
La grita por la llamada Ley Mulder ha arreciado y el
debate sobre la prohibición de la propaganda del gobierno en los medios
privados está en todos los espacios. Es cierto que prohibir no es regular y que
el Congreso ha dejado pasar una gran oportunidad de debatir seriamente este
tema de gran importancia para los dueños de los medios por los grandes recursos
que ya han comenzado a perder. Pero también de gran importancia para la
sociedad como titular del derecho a la información. Es cierto que no se trata
de información sino de publicidad pero al afectar económicamente a medios en
crisis se les obliga a disminuir planilla y calidad de la información o en el
extremo a desaparecer. También es verdad que con los excesos de pagos por
publicidad el gobierno puede influir en las líneas editoriales. Sin llegar al
soborno el gobierno y los medios ingresan a una cercanía sospechosa.
El equilibrio entre ambos extremos es lo deseable. La
modificación o la derogatoria de la Ley es urgente para los medios y la presión
sobre el Tribunal Constitucional se acentuará con el paso de los días que se
cuentan en dinero que no ingresa a las cajas mediáticas.
Si lo que querían sus mentores era la regulación no la
lograron al haber optado por la prohibición total. Pero han abierto una puerta tanto para las
excepciones necesarias como para que los presupuestos del Estado no tengan uso
político indiscriminado de arreglo o disuasión. Lo que no debe pasar es que los
intereses autoritarios de Fuerza Popular prosperen para la venganza o el
amedrentamiento a la prensa. El fujimorismo tiene demasiado rabo de paja en su
relación con los medios para que alguien pueda creer en sanas intenciones de
proteger al erario público castigando a la prensa adversa o poco complaciente.
Este castigo sí podría llegar a distorsionar contenidos y afectar el derecho a
la información.
La pauta publicitaria estatal no puede ser abierta,
ilimitada y sin racionalidad. Si queremos proteger a la prensa crítica e
investigadora no será haciéndola dependiente de dádivas por publicidad oficial.
Y menos comprando directamente líneas editoriales como lo hizo Fujimori para controlar
comunicación e información, corrompiendo a los dueños de algunos medios.
La ley Mulder sirve al fujimorismo para sus afanes de
cambiar la historia de su ADN noventero aunque ahora griten no a la corrupción
y al control mediático. Son autoritarios y lo seguirán siendo. Los estamos
viendo, intolerantes ante las críticas, con una pésima gestión parlamentaria que
convoca el consenso ciudadano en contra. Pocos dudarían de que deben rectificar.
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