LA ANARQUÍA ACECHA
El Congreso logró rectificar la noche negra del
miércoles cuando decidieron la suerte de Kenyi Fujimori y sus dos compañeros. A
la luz del día, cumplieron con mayor orden sus decisiones aunque el gesto ha
sido insuficiente para la ciudadanía que no perdona al fujimorismo su manejo abusivo,
desmesurado y autoritario del Legislativo. La lista de barrabasadas es larga
aunque la conclusión es corta, el rechazo exige nuevos rumbos que podrían darse
si la oposición gana la directiva congresal. Como sucedió con la elección de Antero
Flores Araoz durante el gobierno de Alejandro Toledo cuando el recién elegido
presidente entregó su carnet pepecista al oficial mayor al momento de iniciar
su mandato con vocación de poder representar sin presiones a todas las bancadas.
Cuán necesarios son estos nuevos vientos. El Ejecutivo de Martín Vizcarra
se debate en indecisiones aún afectado por la temprana renuncia del ministro de
Economía y Finanzas, David Tuesta. A escasos dos meses de iniciado su gobierno,
cuando todavía disfruta del periodo de gracia, exhibe desencuentros dentro de
un gabinete con escasas figuras que no puede darse el lujo de perder. El
discurso presidencial que siguió a la renuncia de Tuesta ha dejado más
preocupaciones que certezas o seguridades. Sobre todo ante la conflictividad
social anunciada que obligará a Vizcarra a mostrar seguridad para dialogar y
nivel del estadista para expresar lo que conviene al país y hacia donde está
llevando el barco. Necesitamos respuestas pero también instituciones que
funcionen y autoridad para dar señales que estamos ante el gobierno que llegará
al 2021.
La anarquía, el desgobierno y el desorden acechan. Requerimos
poderes del Estado que funcionen y autoridad ética y social en líderes e
instituciones. La corrupción continúa erosionando imágenes y voluntades y ante la
crisis de confianza los reflectores apuntan al Congreso donde todavía hay mucha
corrupción pendiente. Que lo tengan muy en cuenta.
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