domingo, 21 de mayo de 2017


EL DINERO 

EL GRAN ELECTOR



La reforma política tiene como eje el financiamiento electoral. No hay competencia sin recursos. El dinero cuenta más que los programas, las ideas y la honestidad. La gente capaz y honesta nunca llegará si le falta dinero para la campaña. El debate es de fondo en un momento crítico para los políticos que pierden legitimidad y credibilidad por la corrupción. En el que los partidos exhiben debilidad, ausencia de organicidad, e irresponsabilidad para reclutar candidatos. En el que la política aparece como botín o como inversión, dominada por las donaciones que hipotecan a los representantes como pagos a cuenta para favores futuros. La democracia pierde sentido y el dinero es el gran elector. 

En todo el continente el dato fundamental es la disonancia entre la legislación y su aplicación real. Pueden prohibirse las donaciones anónimas y de origen extranjero para candidatos y partidos, pueden imponerse obligaciones de transparencia sobre donaciones y gastos, pueden proliferar las reformas legales como resultado de escándalos pero los controles tienen la misma debilidad de las autoridades encargadas de hacerlos, sea por falta de autonomía para supervisar o por falta de recursos financieros, humanos para su tarea. 

El gran riesgo sigue siendo la penetración del crimen organizado o del narcotráfico, sobre todo en el nivel local, el más débil como lo estamos viendo. Prohibir las donaciones de personas jurídicas como lo han hecho Brasil, Chile y Costa Rica es importante pero más lo es la voluntad política para aplicar la legislación con severidad, para levantar los secretos bancario y tributario y sobre todo para fortalecer el intercambio de información entre los supervisores en la región. 

Esencial regular las licitaciones y adjudicaciones de obras públicas, los lobbys y los conflictos de interés. Lo sucedido con Graña y Montero indica lo mucho que nos falta en protección de la integridad en la función pública.

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