DE LA
HISTERIA
A LA HISTORIA
En Político.pe el 17 diciembre 2016
Pasó la semana de la histeria. En la que todos
sabíamos que una censura parlamentaria estaba originando el fin del mundo. Que
un Ministro que iba a salvar al país y solucionar todos sus problemas iba a ser
exterminado por una banda de cómplices del mal desde el Congreso donde se
estaban produciendo las peores corruptelas mientras el país atónito asistía a
la debacle de tirios y troyanos. Llegó el día y no pasó nada. Ni bombas
atómicas ni bárbaros depredando el país. Solo un histórico ridículo de los
apocalípticos.
El ambiente estuvo más que caldeado y en ello
tuvieron grueso papel algunos medios de comunicación y ciertos periodistas y
políticos, incapaces de poner equilibrio en donde solo había excesos. En todos
los países se censuran ministros como atribución de los parlamentos porque
constitucionalmente la responsabilidad política de aciertos y desaciertos de
los mandatarios recae en sus ministros que desde nombrados se saben fusibles y
lo asumen. Es irrisorio que uno de ellos se coloque por encima de los intereses
del país y acepte que su presidente sea su ultradefensor personal en lugar de
poner su cargo a disposición en cuanto se le mueve el piso.
La interpelación y la censura son los
instrumentos de la fiscalización parlamentaria que da forma al balance de
poderes. Los fujimoristas tienen avasallante mayoría congresal. A muchos no nos
gusta pero es así. Cómo la usen lo decidirán ellos, son autoritarios y lo
sabemos pero el Ejecutivo que dirige la política nacional no debe caer en ningún
juego. Hasta ahora lo ha manejado bien conectándose con las coincidencias sin
exacerbar las diferencias. PPK ha planteado el diálogo político que debería
descartar la provocación y la histeria. También a los “asesores” de la cuestión
de confianza que evitaría una supuesta vacancia presidencial. No necesitamos extremistas
truculentos.
Las fiestas de fin de año pueden traer
pacificación momentánea pero el problema de fondo sigue siendo la confrontación
de poderes, el desequilibrio entre un Congreso de avasalladora mayoría naranja
y un Ejecutivo que puede aparecer demasiado frágil. PPK no tiene partido de
gobierno ni bancada parlamentaria fuertes, tiene un gabinete de tecnocrátas de
lujo desacostumbrados a la respuesta política, cuenta con muy pocos operadores
que hagan la segunda fila al presidente. Y para peor está perdiendo su conexión
con la ciudadanía. Pero es un hombre experimentado e inteligente que no puede
guiarse por sus emociones sino por sus razones.
Ya se escuchan las voces que le aconsejan
colocar al controvertido general Daniel Mora en reemplazo del defenestrado
Jaime Saavedra. Sería más de lo mismo, tensar innecesariamente las relaciones
entre Ejecutivo y Legislativo. La racionalidad política demanda un experto en
el tema educativo y lo inteligente sería complementar este cambio con nuevos
rostros en su gabinete. Que se renueve la esperanza y que empecemos el 2017
bajo el signo del diálogo de iniciativa presidencial que -contra todo el
laicismo que informa nuestra institucionalidad política- se realizaría en la
casa del cardenal Cipriani. Bendiciones
navideñas.
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