EL VOTO
EN BLANCO
ES FUJIMORISTA
Publicado en Político. pe el 29 de abril 2016
Debatir
si Keiko Fujimori y PPK son diferentes o si son lo mismo es ocioso. Pueden
tener afinidades programáticas como las tienen pero eso no es lo fundamental. Una
representa un pasado nefasto y otro no.
Quienes afirman que los dos son lo
mismo apuestan con irresponsabilidad por el retorno del fujimorismo, tan claro
como eso. Pueden afirmar que serán la oposición más firme al gobierno elegido pero
no tendrán la autoridad para hacerlo si ahora inclinan la balanza para que se
produzca un desastre moral en el país.
De dos
asertos que se contradicen solo uno es verdad. No se puede inducir al voto
blanco o viciado y al mismo tiempo rechazar al fujimorismo. O es uno u otro, no
los dos al mismo tiempo. El voto viciado y blanco es un apoyo directo a
Fujimori como podemos verlo en las encuestas, a más votos blancos y viciados más fácil que Fujimori
gane.
Pero el
electorado es sabio, las dudas y ambiguedades de Mendoza, Barnechea y Santos no
parecen tocar las decisiones de quienes votaron por ellos en primera vuelta
como se desprende de los resultados de IPSOS que indican que la mayoría de los
votantes de izquierda se están pronunciando por PPK para la segunda vuelta.
¿Tienen
temor de contaminarse votando por un liberal? Más contaminados estarán si su
indecisión de ahora nos depara el retorno de ese infausto periodo con el
agravante de la concentración de poder dada la mayoría congresal obtenida por
Fuerza Popular. ¿Dónde quedarán sus
proclamados principios en favor del país?
Están
perdiendo liderazgo, los votantes de izquierda en su gran mayoría ya decidieron
sin escucharlos. No se quedan en el limbo. Si estos líderes de hoy no son
consecuentes para preservar su autoridad moral no podrán ser la exigente y
fiscalizadora oposición democrática que pretenden.
Estamos
por el voto por PPK aunque el candidato poco o nada está haciendo por defender
la opción moral que representa. Las encuestas muestran que el electorado
aprecia cabalmente donde se ubican los valores y la dignidad nacional, incluso
contra la inercia de quien se ve favorecido por los argumentos éticos y la
polarización propia de la segunda vuelta.
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