¿SU PASADO
LO CONDENA?
Publicado en Político.pe el 12 02 16
No es una telenovela más pero la
frase de marras vuelve una y otra vez. Más allá de cuestiones legales los aspectos
éticos permiten evaluar candidatos que creen que algunos momentos de su
trayectoria vital no saldrán a luz.
Cuando el pasado es frondoso, los
buscadores son útiles para ampliar la información y de ello salen contactos, vinculaciones,
trabajos y hasta negociados que pueden no venir a cuento en la actividad
política actual pero definen la personalidad ignorada del líder que podría
tomar las decisiones que nos afectarán a todos y que tendrá en sus manos los
fondos del Estado.
Es el caso del novísimo Julio Guzmán cuya estrella
ascendente en las encuestas podría apagarse si el pleno del JNE, en puridad
jurídica, decide ratificar lo dispuesto por su primera instancia.
Pero más allá
de este impasse que podría ser definitivo está lo que nos trae la revista de
César Hildebrandt sobre el candidato de Todos por el Perú. Su acuciosidad periodística descubre contactos laborales con el fujimontesinismo antes de que Guzmán partiera al
extranjero y con el actual nacionalismo ahora que como gobierno compite
electoralmente.
Hay quienes vinculan a Ollanta Humala con Vladimiro Montesinos
y precisan que el levantamiento de Locumba coincidió en tiempo matemáticamente
con la fuga del superasesor en el velero Karisma. Habría sido para cubrirlo.
Y si así fuera a nadie extrañaría el
cordón umbilical entre Guzmán y los adeptos al régimen autocrático de Fujimori.
Para muestra están sus trabajos con el publicista Oscar Dufour, conocido peón
publicitario y periodístico del montesinismo y para el canal 10 de cable que
alojó a los principales defensores del gobierno autocrático.
No conocemos a Julio
Guzmán, es un recién llegado a la política pero si esas son sus idas y venidas
no se condicen con ninguna alegada independencia o pulcritud. A lo que se
agrega la denuncia de copia de las estrategias, tácticas, frases y demás signos
creados por Podemos un exitoso partido español instalado
en el espacio social de la indignación y la protesta de izquierda mayoritaria.
¿En qué quedamos? Cuál es el espacio que permitirá a Guzmán construir su
hegemonía política y ganar las elecciones?
Necesitamos saber más del outsider
para no afirmar que su pasado lo condena. Tampoco para elegir en el vacío
generado por el desencanto. Ya sabemos dónde nos llevan las emociones con pocas
razones.
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