sábado, 28 de noviembre de 2015


DE MAL EN PEOR

Político.pe el 27.11.15
 
Lejanos parecen los tiempos en que Ollanta y Nadine aparecían juntos en medio de las luces y oropeles de la campaña para ofrecer la “Honestidad, para hacer la diferencia”. Esa imagen ha sido reemplazada y desdibujada por la de una dama que miente al país y por un mandatario que privilegia su rol de  cónyuge para defenderla y protegerla a capa y espada. Pero ni estamos en el Medioevo ni vivimos desinformados, por el contrario la vigilancia ciudadana y el despliegue de noticias acrecientan la decepción política ante la falsedad pertinaz.

A la mentira se le agrega la certidumbre de una estrategia legal que se impone con inconsistencias, maniobras dilatorias, imprecisiones y hasta ficciones evidentes que colisionan con los valores sociales. A la clase política se le atribuye poca o ninguna afinidad con valores y principios morales pero demasiado es demasiado, todo tiene un límite y el que presenciamos es un exceso. Tanto más que la mentira se acompaña de soberbia, prepotencia y absurdo. Y hasta se pretende censurar al presidente de la Comisión de Fiscalización Gustavo Rondón por haber señalado que ahora sí se conocerá de donde vienen los dineros y adonde fueron.

Nada es simple. Nadine Heredia se enfrenta a fuertes sanciones posibles. Nada menos que a la imputación por lavado de activos, un delito mayor pasible de prisión preventiva. Mentir sobre el origen y uso de dineros no declarados es por sí mismo muy grave. Nadie hubiera querido que fuera así pero la opinión pública quiere saber, la mayoría del Congreso sabe, los únicos que pretenden no saber son los inquilinos de Palacio. Y nada pueden hacer que sea peor que lo ya hecho y lo que están haciendo. Pretenden un blindaje parlamentario que agrava el caso. Van de mal en peor porque la confianza tiene como límite el suelo aunque el daño a la democracia ya está al igual que a la estabilidad política y económica del país. Lamentable desenlace cuando estamos en el partidor de una campaña que se anuncia implacable. Y el futuro no se presenta esperanzador para quienes prometieron honestidad pero han hecho de la política una aventura y del discurso una apuesta que no les está resultando para nada.

 

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