sábado, 22 de noviembre de 2014

Las declaraciones de Humala


TRABAJAR LA MEMORIA

 
Publicado en Diario Uno, el 22.11.14
 
 
Ollanta Humala es el Presidente y personifica a la nación, debe colocarse por encima de los intereses y de los agravios para representar a todos los peruanos. Pero no puede con su genio, es adicto a la confrontación y rechaza sistemáticamente el diálogo. Esta vez afirmó que el fujimorismo es “un partido que nació de la cloaca”. Quiso hacer memoria pero no escogió los mejores términos. Mal en la forma y en el fondo porque el problema no es cómo nació el fujimorismo pero si cómo gobernó. Y es cierto que ese pasado probado de inmoralidad y corrupción no da a los fujimoristas ni autoridad ni legitimidad para pontificar sobre valores sistemáticamente olvidados cuando fueron gobierno.

Son innumerables los miembros del régimen de Alberto Fujimori que han sido juzgados y sentenciados, entre ellos el mismo ex presidente al que pretenden liberar, lo que no libera de culpas a todos los que participaron en ese gobierno. Y también son muchos los que apuestan por el olvido, los que incluso rechazan que se los vincule con Montesinos a pesar de que saben que durante la década de 1990 al 2000 cogobernó como se demostró con pruebas y vladivideos. Pocos dudarían que en ese tiempo hubo crímenes, imposturas, fraudes y corrupción todo empaquetado con logros que en modo alguno podrían borrar lo primero.

Pero tampoco es aceptable que la memoria sea usada como cortina de humo para descuidar o perturbar la investigación de casos que afectan en este momento al gobierno de Humala como son los de López Meneses, Martín Belaunde Lossio, Alvarez e incluso Orellana.

La memoria no puede ser usada para la impunidad pero tampoco ser descartada para rehacer la historia y menos pontificar sobre valores inaplicados. Mal el fraseo presidencial que se inscribe dentro ese estilo tóxico que viene desde el tiempo de los diarios chicha cuando liquidaban personajes, atacaban, difamaban y usaban gruesos adjetivos contra los adversarios considerados enemigos. Quienes apuestan a la desmemoria y justifican lo que sucedió en la década creen que todos tienen fragilidad cerebral. El anti fujimorismo fue gestado y alimentado a pulso por muchos de los que ahora se asumen limpios de polvo y paja, de cara a las elecciones del 2016.

Ollanta Humala no se caracteriza por un discurso elegante, sus frases son siempre crudas pero esta vez ha removido un avispero que muchos quisieran olvidar o pasar por alto para hacer alianzas útiles. Pero memoria y desmemoria van juntas. Pocos podrían creer en ese fujimorismo diferente al de los 90, iluminado por el retorno a la democracia que ellos deterioraron, contagiados con una nueva moral y una nueva praxis, separados de Vladimiro Montesinos y afirmando que Keiko no se relaciona con el lado oscuro del gobierno de su padre en el que participó activamente como primera dama. 

Esta ficción bien alimentada no es suficiente para contrarrestar el  antifujimorismo mayoritario que pervive a pesar de los esfuerzos del lavado y el planchado. Lo sucedido evidencia una falencia, como sociedad no hemos trabajado la memoria de lo sucedido en esa década y las heridas se mantienen. A diferencia de otros países como Argentina donde académicos y políticos se han empeñado en esclarecer hechos y responsabilidades cerrando el paso a las falsedades y a las imposturas pero también a las manipulaciones. Tarea pendiente.

 

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